Jóvenes, la deuda pendiente de México

Felipe Galindo
Felipe Galindo

Fuera de ser las fuerzas básicas de los partidos, los de la comisión de pintar bardas, repartir volantes, ir casa por casa pidiendo votos u operar alguna red social del candidato el turno, trabajar horas sin una paga o servir de voluntarios, viviendo de las promesas, los jóvenes de México son sólo un discurso de la esperanza del país.

Joven aquí por ley es quien tiene entre 12 y 29 años, según las últimas cifras de INEGI este tan cantado bono generacional hoy suma casi 38 millones, es decir uno de cada 3 mexicanos está en ese rango de edad.

Sin embargo esta esperanza de los discursos parece que ha quedado en el olvido tan pronto concluye un evento gubernamental, entre los partidos políticos no terminan por darles el lugar que se merecen, siguen siendo las fuerzas de apoyo desechables al término de las campañas políticas.

La política laboral de este país ha sido lo suficientemente disfuncional. Pese a la tan cantada reforma laboral para que los jóvenes no tengan seguro un empleo por más maestrías o capacitaciones que puedan lograr.

El potencial juvenil se ve subcontratado con jugosas plazas de 4 mil pesos mensuales, en el mejor de los casos, lejos de esos empleos decentes de los que se habla tanto.

Los proyectos de emprendedurismo están envueltos en dos fases, la burocracia de trámites sin sentido y el ahogo por la cantidad de impuestos y moches que son el pan de cada día para los jóvenes emprendedores.

El promedio de vida de un negocio de jóvenes es de menos de un año.

El fondo del tema es si al actual o anteriores gobiernos les ha interesado o han podido enfrentar el problema.

La crítica fácil sería culpar el gobierno en turno por su incapacidad para atender a esta población, pero francamente el problema vas más allá.

Por ejemplo, la institución que fue creada formalmente para atenderlos en 1999, el Instituto Mexicano de la Juventud vive desdibujado de la vida pública, no tiene los elementos ni la fuerza suficiente para enfrentar el reto que implica atender a por lo menos 38 millones de jóvenes.

Su presupuesto es de apenas de 10 pesos por cada joven para su atención y su margen de operación es apenas similar a una oficialía de partes que no resuelve mucho, salvo organizar eventos estatales y foros que no atienden las principales necesidades de los jóvenes.

Tal parece que la tan sonada política transversal de los jóvenes, es decir el que todo el aparato estatal enfocara y al menos presentara los servicios que hay para esta población se quedará en buenas intenciones.

Cada secretaría de estado técnicamente atiende programas para jóvenes, sin embargo en ningún momento vinculan transversalmente al IMJUVE por ejemplo, salvo para atender las reuniones y firmar las minutas de asistencia.

Hablar de que los jóvenes sean el centro de las políticas públicas  o volverlos una real política de estado aspira sólo a ser la frase más mencionada esta semana que en la que se conmemorará el Día Internacional de la Juventud.

No vamos tan lejos, si usted le pregunta a cualquier joven si conoce los programas gubernamentales confirmará lo que hoy le comparto, no los conocen en su amplia mayoría.

Sin embargo hoy los jóvenes de México deben confirmar la realidad a la que se enfrentan, ningún gobierno por muy verde, azul o rojo que se vea vendrá a resolverles la vida, creo eso deberíamos decírselos así de claro y de una vez.

Si durante este sexenio, periodo que tiene cualquier gobierno para trabajar por los jóvenes, encuentran algún respaldo gubernamental estaremos del otro lado, aunque francamente la actual Ley General de Juventud y el desconocido Programa Nacional de Juventud son dos documentos rebasados por la realidad.

Como decía,  lo más sencillo en esta deuda que hay para los jóvenes sería culpar al director del IMJUVE, que si alguien no ha escuchado de él se llama José Manuel Romero, pero su institución apenas vive para, como lo decía anteriormente ser la oficialía de partes del gobierno.

Dicha institución carece de facultades para generar políticas públicas que hoy requiere este bono demográfico.

Mientras sea una dependencia de segunda atendiendo temas que requieren estar al centro de la atención de los gobiernos poco se podrá avanzar en el tema.

Escuchemos durante esta semana los discursos de costumbre sobre la esperanza presente de este país, sobre los jóvenes y la apuesta de México por ellos, de la suma de esfuerzos y anuncios importantes.

Lo peor que podría pasar es que en una de esas los discursos se vuelvan realidad.

@galindoenlinea

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