Huir de los amigos que abusan o manipulan a los amigos.

El artículo puede adecuarse a los problemas con los noviazgos, con los parientes, con los compañeros de trabajo, con los vecinos, etcétera.

¿Qué hacer cuando el hasta ahora amigo, va convirtiendo su carácter, cada día más y más, en gravemente incompatible conmigo? Esa incompatibilidad se refleja en que su conversación produce tanto malestar, que pudiera llegar a producir importantes consecuencias físicas y mentales.

Lo ideal es hacerle ver esas graves incompatibilidades de caracteres, para intentar mantener la relación de amistad. Pero si a pesar de las observaciones que se le hacen, opta por no cambiar y persiste en su actitud, no queda más remedio que huir de él, para evitar males mayores. Aunque ese alejamiento pueda suponer un dolor para el que huye, y una rebeldía para el amigo que siente el abandono. Hay que evitar que aparezca “el síndrome de esclavizar a los amigos” para después dominarlos.

Hay que estar prevenidos, para que cuando vayan apareciendo los primeros síntomas de una grave incompatibilidad de caracteres, poder diagnosticarla con rapidez y aplicar el mejor de los tratamientos, que suele ser el alejarse del amigo, sin meter ruido y sin sentir ninguna responsabilidad por la decisión unilateral tomada.

Hay amigos que abusan de sus propios amigos, pidiéndoles subrepticia e incesantemente, que demuestren su sumisión con los que les manipulan. Engañan a los amigos haciéndose los necesitados, para así recrearse en sus ilimitadas capacidades y formas de abuso.

Huir es la mejor opción, mucho mejor que dejarse llevar por la tentación de enfrentarse al amigo incompatible, puesto que si se le confronta, siempre se saldrá perdiendo. Huir sin rencor, sin acritud, sin deseo de revanchismo, etc. Huir por salud física, por salud mental, por prevención hacia males mayores, por mejorar emocionalmente, etc. Lo mismo que se huye de otras tentaciones que el mundo ofrece y que son trampas, para caer en determinadas redes. Huir de esas redes es la mejor solución.

Para los amigos abusadores, el verdadero crimen del que huye, sin dar nuevas o repetidas explicaciones, es que haya rechazado “la tolerancia hacia lo políticamente correcto”, que él cree que practica. Ahora, la llamada “moderna tolerancia”, se supone que es tener que aceptar cualquier acción, creencia, estilo de vida, agenda social y persona, por el simple motivo de que los hechos o pensamientos, los hayan declarado a los cuatro vientos.

Amigo que huye, puente de plata. Poner tierra por medio, sin esperar a que el otro reaccione. Es una solución que suele ser muy criticada, pero que funciona. No responder al teléfono, ni a las cartas, ni a los correos, ni a los intervenciones de terceros. No ir a los mismos sitios donde se iba antes, etc. Cuesta mucho, pero es el precio que hay que pagar por evitar y alejarse de los amigos que abusaban. Huir es una buena estrategia, para no tener que esperar, a que se produzcan las ofensas de los amigos abusadores y después, tener que discutirlas, aceptarlas o sufrirlas.

Después de la huida, decirle que no siga insistiendo, tampoco funciona, pues no se va a perder ese “chollo” que tiene de dominio del otro. Entonces suelen empezar los porqués, los “a mí no se me hace ésto”, “con la amistad que tenemos”, “te necesito, no me abandones”, “tu educación, conciencia y moral, te lo echarán en tu contra para siempre”, “qué van a pensar de mí y de ti los amigos comunes” etc.

Si voluntariamente todos los días se come pescado, comprobando que cada día se perjudica más la salud, la decisión correcta, sería la de cortar por lo sano y no volver a comerlo más. Incluso debería dejar a los peces libres, que hagan su propia vida en el agua y no intentar sacarlos de allí.

Algunos abusadores se comportan como las serpientes: A sus posibles víctimas, primero les enamoran, engatusan o hipnotizan, con su labia y gestos desmedidos, casi siempre contándoles sus penas. Después las apresan, enroscándose en ellas y las aprietan, hasta que las asfixian emocionalmente. Luego las engullen y las destruyen.

Luego llega la fase de los intermediarios, con buena voluntad para interceder. Se les debe escuchar con educación, pero manteniéndose firme en la decisión tomada. Otras veces esos intermediarios, suelen pretender conseguir información, para llevársela al amigo abusador y darle nuevas armas para seguir presionando.

Quien sabe perdonar es más feliz, pero en muchas ocasiones, no es un problema de perdonar o no, pues a lo mejor no hay nada que perdonar, porque es un problema de supervivencia mental o física, ante el acoso del amigo abusador. Los amigos abusadores, suelen creer que todos les tienen que perdonar la forma en la que ellos se comportan.

Es muy difícil “salirse de rositas” de una relación con un amigo abusador o manipulador, pues este no permite que se le escape su víctima. Después de años manipulándolo y viendo, que a pesar de los abusos, la victima continua y vuelve y vuelve, por una mal entendida caridad, por un mal entendido amor al prójimo, porque le ha tendido bien las redes, por debilidad humana, por pena, por costumbre, por “el qué dirán”, por masoquismo, por no hacer sufrir al otro, por bonhomía, etc.

Hay amigos que están amarrados a otros, porque no se atreven a dejarlos, aunque no hayan caído todavía en las redes amistosas, de las que no pueden escapar. Se acuerdan de lo que quieren fuertemente olvidar, y se olvidan de lo que deberían recordar.

Algunas personas descargan sus penas privadas, no siempre verdaderas, en los amigos más íntimos y luego les critican a estos, por los consejos recibidos. Los consideran como ofensas personales y ya no quieren seguir teniendo esa amistad, que creen ellos les puede recordar, lo que han contado de sí mismos. Esos consejos, discrepancias, o incompatibilidades, las suelen convertir en envidias y rencores.

Abusar de los amigos es una crueldad tan fuerte, como el Bullying escolar o laboral. Abusan porque saben que el abusado, por caridad o por pena no se quiere defender, no puede huir y tiene que asumir y sufrir, las consecuencias de ese abuso, aunque se refleje en un uso excesivo, injusto, deshonesto o indebido de la persona, con gran bondad o menor experiencia, fuerza o poder.

Un problema grave en las relaciones amistosas, es la gigantesca burbuja de corrección política, que asfixia la amistad sincera. No hay nada peor, que las malas intenciones, que nacen soportadas en el abuso a los amigos. Los verdaderos amigos, no se imaginan que otro amigo se pueda aprovechar de la amistad y les ataque. Siempre les pillan desprevenidos.

La buena amistad lleva todo un proceso de maduración, que va desde el simple conocimiento de las personas, pasa por la amistad sincera y desinteresada, hasta convertirse en una amistad especial, difícil de romper, a no ser que alguno cambie esas sutiles reglas de juego que tienen que presidirla, como son la buena educación, el respeto, el desinterés personal, el poner delante el tú sobre el yo, etc.

Para los casos persistentes de abuso de los amigos, es muy conveniente tratar de aplicar la “corrección fraterna”. Pero teniendo en cuenta que lo más probable, será que el amigo manipulador se resista a ella, respondiendo todavía con mayor violencia, al hecho irrebatible que se le presenta, es decir, asumiendo que, para responder al amigo manipulador, será necesario tener vocación de mártir o de misionero. Suele ocurrir que el mensajero de la corrección fraterna, se convierte en enemigo suyo, por habérselo comunicado, incluso fraternalmente, ya que se produce un rechazo y engreimiento del que la recibe, por muy buena voluntad que lleve la corrección.

Al hablar fraternalmente al amigo abusador, del peligro de su comportamiento, puede ocurrir que se siente fortalecido en sus desmanes, debido a que la dulzura de la corrección, no le llega hasta el interior, aunque sea repetida mil veces.

La posible corrección fraterna, indudablemente es ejemplar, incluso tiene un gran soporte religioso y hay un refrán que dice: “Más se consigue con miel, que con hiel”. Para que haya esa comunicación, tiene que haber como en el teléfono, alternativamente uno que habla y otro que escucha, ambos con buena sintonía.

Puede haber una segunda o tercera fase de corrección, antes de la huida, tratando de hablar con crudeza y realidad, por si se puede llegar a la profundidad de su mente, demostrándole gráfica o exageradamente, la situación donde se ha metido y sus consecuencias. Aunque la deformación profesional puede determinar, que algunos amigos abusadores, no entiendan lo que se les dice, ni fraternalmente, ni de ninguna forma. Si no es con dureza, conocimiento y autoridad moral, no quieren entender nada de nada. Aunque “Las verdades del barquero” suelen surtir mucho efecto.

Una de las formas de corrección o llamada de atención, más difícil de hacer, es cuando se dice al amigo abusador, que su comportamiento es incorrecto, aunque sea fruto de su profesión o costumbre generacional arraigada ya en su personalidad. Esto suele ser la norma en el colectivo multicultural de algunos lugares, al no querer entender errores ancestrales, como son el machismo, el racismo y la xenofobia.

Estos abusos suelen reflejarse en la forma con la que trata a sus familiares, amigos, compañeros o a la misma sociedad. Muchas veces la respuesta es, por muy fina e hilada que haya sido la corrección, que los equivocados son los otros, y que él tiene la verdad y así lo representa en su comportamiento “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.

En estas circunstancias, que se dan por separado o todas a la vez, muy pocas soluciones dan resultado. Intentar hablar y convencer a la otra persona, suele ser una pérdida de tiempo, es “como discutir con un idiota, siempre pierdes, pues te lleva a su terreno, donde termina ganándote por experiencia”.

Hay amigos desleales y tóxicos, que incluso se especializan en aprovecharse y abusar de las buenas relaciones profesionales, pidiendo o sonsacando consejos a colegas, con el único fin de quitarles clientes, hacerles la competencia o enfrentar sus opiniones con terceros.

Los amigos que abusan, se aprovechan, explotan, estrujan, exprimen, utilizan, ningunean, se lucran, se valen de los amigos, etc., terminan convirtiéndose en hostiles, desleales, enemigos, rivales, celosos, desconfiados, resentidos, insaciables, egoístas, etc.

No se puede juzgar a los amigos por sus defectos, si no por cómo tratan de evitarlos o acrecentarlos.

Pero siempre tenemos que tener esperanza. Hay muchos más buenos amigos, que abusadores y tener en cuenta, que los amigos se eligen, la familia Dios la da.

francisco@micumbre.com

Deja una respuesta