Con emotiva carta Isabel Miranda de Wallace recuerda a su hijo Hugo, quien fue secuestrado y desaparecido hace ya 12 años

Isabel Miranda de Wallace activista por “necesidad”, fundadora de Alto al secuestro, hizo pública en sus redes sociales una carta dedicada a su hijo secuestrado ya hace 12 años.

Isabel Miranda, mujer admirable, que contra todo pronósticos y poniendo mucha veces en juego su propia vida, estableció un precedente a través de su Fundación Alto al secuestro de que a falta de apoyo de las instituciones, la participación e iniciativa ciudadana puede dar resultados eficientes; en su carta que se ha hecho viral en redes sociales expresa el lamento clamor de miles de madres y familias que padecen hoy en día el flagelo de la violencia.

Alejandra Diener como Directora y Fundadora de Informando y Formando Organización, así como su equipo de colaboradores nos unimos y solidarizamos con el profundo dolor que vive nuestra admirada Isabel Miranda de Wallace, y lanzamos un enérgico llamado para que se solucione pronto la lamentable situación de violencia, inseguridad e impunidad que sigue en aumento en México.

A continuación la carta que dedica Isabel Miranda a su hijo Hugo Alberto:

11 de julio de 2017

Hijo:

Hoy se cumplen doce largos años de haberte perdido, de no tocarte, abrazarte, mirar tus ojos, celebrar nuestros cumpleaños y navidades como familia, la convivencia con tu alma gemela (tu hermana) con quien tenías una relación de entendimiento total, en fin, nos arrancaron de tajo la vida, porque aunque yo siga respirando, mi vida cambió por completo, por dentro me siento incompleta, partida en dos, me haces falta, por otro lado, es un infierno el ambiente en el que vivo desde que te secuestraron aquel 11 de julio de 2005.

Todo absolutamente todo cambió, mi mente y mi cuerpo siguen negándose a aceptar lo que te pasó y lo que nos pasó a toda la familia, trato de apartar en la noche los pensamientos de tus últimos momentos, y me vuelvo loca cuando me pongo a pensar lo que sentiste cuando te diste cuenta que te tenían secuestrado, cuando un puñado de mal vivientes te escogió para tratar de obtener dinero fácil porque te sabían amado por tu familia, y sentían que tú tenías algo que ellos no.

Entre más tiempo pasa más me duele tu ausencia, cuando te secuestraron no entendía cómo era posible que yo pudiera seguir respirando si tu no estabas con nosotros, cómo había personas que por dinero podían causar tanto dolor y daño.

Y mi corazón se rompió cuando me enteré que no conformes con haberte arrancado la libertad, también te habían arrancado la vida, ahí se murió la mitad de mi corazón.

Nos causa un profundo dolor que no hayamos tenido por lo menos el consuelo de tener tu cuerpo, cuando pensé que había llegado al límite del dolor y los secuestradores de su maldad, me enteré de lo que hicieron a tu cuerpo y esa herida nunca la sanaré, aún tengo claro que tu no era únicamente cuerpo, aunque sé que tu espíritu, tu esencia está con Dios, no deja de dolerme e indignarme la maldad de estos delincuentes.

Ahora paso también de la tristeza a la gran indignación cuando algunos de los responsables de tu muerte se dicen inocentes y se victimizan, le pido a DIOS que haga justicia aquí y ahora, porque la ley terrenal no la ha hecho. Ellos le apuestan a que yo me rinda o me muera para evadirse, por eso le pido a Dios que me conserve con vida para verlos sentenciados y que paguen por lo que hicieron.

El otro día me enviaron una de esas cadenas que hacen por whats app un pensamiento llamado “De madre a madre”, el cual en esencia dice que las madres de los delincuentes si pueden ir a las cárceles donde sus hijos son mantenidos por los impuestos que los ciudadanos pagamos, ellas sí tienen la oportunidad de abrazarlos en Navidad o en sus cumpleaños, a mí me fue arrancada esa dicha.

Muchas personas trataban de consolarme diciéndome que Dios sabe porque hace las cosas, hoy entiendo que esto no fue obra de Dios, sino del demonio.

Pese a tantas perdidas en muchos sentidos, y saber que tus secuestradores siguen respirando y comiendo, estoy segura que, aunque tarde, llegará la justicia. Yo, mientras tenga aliento lucharé por ello y por dejar a tu hija y a toda nuestra familia un país menos violento y con menos impunidad, sé que hoy suena lejos, pero creo en Dios y en México, hoy te recuerdo con las palabras que nos decíamos al despedirnos:

TE AMO

Tu mamá

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