Richard Wagner, rompe con todos los esquemas musicales

Este extraordinario compositor nacido en Leipzig en 1913 es el que rompe con la tradición musical alemana. Esto se debe a que quería encontrar una característica que la diferenciara completamente de la exitosa ópera italiana. En esos momentos Rossini y Verdi eran los compositores operísticos más conocidos y admirados en toda Europa, Alemania incluida.

A Wagner se le considera un revolucionario de la ópera y de la música, pues inspirado en narraciones del medioevo anglosajón, da una vuelta completa al estilo que en esos momentos se disfrutaba en el viejo continente.

Este inteligente y muy difícil ser humano en muchos sentidos, logra con su famoso Tannhauser, un verdadero escándalo. Su estreno en París fue un verdadero fracaso.
Pero no cabe duda de la maestría y profundos conocimientos musicales de los que el maestro gozaba. En Francia transcurren seguramente los años más amargos del músico; su fuerte temperamento, era todo lo contrario a lo que en esos momentos brillaba en los foros parisinos.

En este tremendo escenario, donde pasa hambre en todos sentidos física y espiritualmente, decide regresar a su patria, pues el rey de Sajonia, Federico Augusto, decide presentar una de sus óperas Rienzi en el estupendo teatro de Dresde, con la condición de que Wagner dirigiera los ensayos. Esto representó un gran escalón, pues fue el director de la orquesta del teatro Real, así como maestro de cámara del Rey.

En medio de este arduo trabajo no siempre reconocido como hubiera querido, decide irse a descansar al balneario de Marienbad, ahí escribe su famoso Lohengrin. Éxito extraordinario.

En 1848 toda Europa se levanta pidiendo libertad. Cuando termina la revuelta, Wagner se encuentra proscrito, sin dinero y sin futuro. Gracias a la caridad de algunas personas logra sobrevivir y comienza un tremendo período en el exilio. Trece años pasa entre Suiza, Francia e Italia con grandes dificultades espirituales y materiales.

En 1841 Wagner vivía en una situación de extrema pobreza y decide ver a Franz Listz, músico aclamado como ya vimos en toda Europa, pues era el músico célebre y Wagner el desconocido. Listz admiraba a Wagner y la música wagneriana le había emocionado profundamente. Gracias a la bondad de este gran pianista y compositor que nunca le abandona, logra salir adelante y se establece una amistad que durará toda su vida.

Wagner tiene una difícil personalidad, su vida llena de problemas, carencias y grandes miserias, hicieron de él, un hombre osco, difícil amargado, que sentía nadie estaba a su altura. Su egocentrismo y soberbia seguramente aumentaron al tener que pasar años copiando para los demás sólo para poder sobrevivir.

Se casa con una de las hijas de Listz Cósima, mujer dulce e inteligente que le apoyó durante toda su vida, a pesar de que las infidelidades y desplantes de su marido se intensificaron con el paso de los años.

Resumir la tremenda vida de un compositor como Richard Wagner, en unas líneas, es imposible. Escuchar sus óperas a mí, me resulta difícil, sin embargo sus coros y oberturas me parecen sensacionales.

Fue en Italia donde escribe su última ópera Parsifal, inspirada en el Santo Grial, lugar donde el músico deseaba morir y así fue, una apoplejía fulminante acabó con su vida.

Sus restos mortales, trasladados en imponente cortejo fúnebre al país natal, descansan en el jardín de villa Wahnfried, casi al nivel del suelo, bajo una losa de mármol desprovista de inscripción.

Allí reposa eternamente Richard Wagner, junto al teatro que cada año revive a los héroes de su gloriosa Tetralogía sobre la colina de Bayreuth, donde firmes, pétreos enclavó los cimientos de su inmortalidad con su obra imperecedera.
José Repollés. GIGANTES DE LA MÚSICA.
Bruguera Mexicana de Ediciones, S.A.

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