Privacidad y vigilancia

Los días 6, 7 y 8 de noviembre en Santiago y 9 y 10 de noviembre en Concepción, se llevaron a cabo las “XIII Jornadas Internacionales de Derecho Natural”, coorganizadas por la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad San Sebastián, con la presencia de destacadas personalidades chilenas y extranjeras, cuyo tema central fue “Conflictos entre privacidad y vigilancia”, en que además se abordaron problemas tan modernos y desafiantes como la seguridad ciudadana, la privacidad de los datos personales, la identidad digital, el blockchain y las bitcoins y criptomonedas.

            A primera vista, temas tan actuales como los mencionados pueden parecer extraños para un congreso de Derecho Natural, tradicionalmente abocado a temas más “clásicos”, por ejemplo, vinculados a la vida, la familia o la libertad religiosa, por mencionar sólo algunos de los más conocidos. Sin embargo, ello no es así. Y no lo es, puesto que la misión de la Ley y del Derecho natural es ir descubriendo –no inventando ni creando arbitrariamente– aquellos parámetros morales y jurídicos objetivos emanados de la realidad profunda del hombre, que realcen y resguarden la dignidad humana, parámetros necesarios para guiar nuestra conducta libre en las originales y cambiantes circunstancias históricas de cada época y lugar. En suma, recordarnos que la persona humana es un ser digno y que no puede ser reducido a la calidad de objeto, por muchos frutos que eventualmente puedan extraerse por medio de las nuevas tecnologías, como en el presente caso.

            Reflexionar sobre las amenazas a la privacidad en el mundo actual se hace cada vez más urgente, en atención al portentoso avance de la tecnología, que hace literalmente, que no acabemos de asimilar alguno de sus increíbles logros, cuando ya nos vemos remecidos por otro aún más espectacular, y así sucesivamente. Tan sucesivamente, que corremos el riesgo de insensibilizarnos ante tan inimaginables resultados…, o que algunos pretendan erigirse en dioses respecto de otros a través de los mismos.

            Y dentro de este mutifacético fenómeno, tal vez uno de los más inquietantes sea el de la creciente pérdida de privacidad, sea por propia voluntad de los afectados –que al exponer aspectos íntimos de sus vidas en las redes sociales estarían de alguna manera renunciando a la misma–, como por los cada vez más y mejores “ojos” que nos miran y vigilan por todas partes, al punto que ya no sabemos a ciencia cierta cuándo estamos realmente solos con nosotros mismos. No por nada, se señalaba en uno de los workshops de las jornadas, que hoy estamos siendo vigilados por incontables “pequeños hermanos”, haciendo referencia a la famosa novela “1984”, de George Orwell.

            Todo eso y mucho más amerita, como resulta evidente, una constante y crítica reflexión, a fin que la privacidad y otros derechos esenciales no sean avasallados por estas nuevas tecnologías, que tientan fácilmente al poder, sea público o privado, para dominar a las masas. En el fondo, acudir a la Ley y al Derecho natural es una obligación, si queremos no sucumbir ante este dominio de unos sobre otros por medio de la tecnología y seguir defendiendo la inclaudicable e indeleble dignidad humana.

Max Silva Abbott

Doctor en Derecho

Director de Carrera de Derecho

Universidad San Sebastián

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