La formación de los hijos a través de las buenas lecturas

Con la invasión de las tecnologías digitales en jóvenes y niños, es fundamental que los padres de familia no pierdan de vista la prioridad que entraña el fomentar el hábito de las buenas lecturas. Y pongo énfasis en llamarlas “buenas lecturas” porque hay libros que resultan perniciosos y desorientadores en la formación de los chicos.

¿Qué es lo que activa en el cerebro el despertar la afición por las lecturas? En primer lugar, hay que tomar en cuenta que la inteligencia tiene una capacidad asombrosa de aprender fechas, lugares, historias de personajes, anécdotas, etc. Si los hijos no la ejercitan es similar a cuando se tiene un coche de carreras Fórmula 1, con un motor imponente, y se prefiere guardarlo en la cochera, quedando la mente entelarañada y perezosa. 2) En cambio, cuando se practica la lectura se tiene una participación muy activa dentro de la trama, ya que el lector va hilvanando ideas y conceptos y sacando sus propias conclusiones. 3) Las lecturas contribuyen a expresarse mejor, a mejorar la sintaxis y la ortografía. 4) También avivan la creatividad, el ingenio y la imaginación, herramientas claves para el posterior desarrollo académico. 5) Es notorio que cuando un chico no lee, se manifiesta en que le falta lógica en su discurso y no discurre con facilidad. 6) Y, finalmente, carece de un bagaje cultural tan necesario en el desempeño profesional.

¿Qué lecturas básicas recomiendo? Me he dado a la tarea de elaborar un elenco de lecturas formativas y recomendables. Comencemos por la Literatura Clásica: “La Ilíada” y “La Odisea” de Homero; “La Eneida” de Virgilio; “Historia de Roma” de Tito Livio, “Los Diálogos” de Platón.

Sobre la Literatura de la Edad Media: “La Divina Comedia” de Dante Alighieri, “Los Milagros de Nuestra Señora” de Gonzalo de Berceo, “Las Cantigas” de Alfonso X, el Sabio. Escritores españoles del siglo XVI-XVII: “Naufragios” de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, “Cartas de Relación” de Hernán Cortés, “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, “La Vida es Sueño” de Calderón de la Barca.

Lecturas recomendables del siglo XIX: “Oliver Twist” y “David Copperfield” de Charles Dickens; “Moby Dick” de Herman Melville, “La Isla del Tesoro” de Robert Louis Stevenson, “La Dama de Blanco” de Wilkie Collins; “Los Hermanos Karámazov”, “El Jugador”, “Crimen y Castigo” de Fiódor Dostoyevski; “La Guerra y la Paz” y “Cuentos Escogidos” de León Tolstói, “Narraciones Extraordinarias” de Edgar Allan Poe; “Las Aventuras de Sherlock Holmes” de Arthur Conan Doyle; las obras completas de Julio Verne y Emilio Salgari.

Libros interesantes del siglo XX: “El Principito” de Antonio de Saint-Exupéry; “1984” y “Rebelión en la Granja” de George Orwell; “Don Camilo” de Giovanni Guareschi; “Un día en la vida de Iván Denísovich”, “Pabellón de Cáncer” y “Cuentos en Miniatura” de Alexandr Solzhenitsyn; “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury, “Matar a un Ruiseñor” de Harper Lee, las obras completas de Agatha Christie, “El Viejo y el Mar” de Ernest Hemingway, “La Tierra Baldía” de Thomas S. Eliot; “El Señor de los Anillos” de J. R. R. Tolkien; “El Diario de Ana Frank” de Anne Frank; “La Sombra del Ciprés es Alargada”, “La Señora de Rojo sobre Fondo Gris” y “El Príncipe Destronado” de Miguel Delibes.

La lista se podría extender mucho más, pero me parece que con estas obras célebres de la Literatura Universal que he mencionado, podrían contribuir a despertar en los hijos el hábito por las buenas lecturas.

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