Hombres: Vuelvan a ser hombres

Con seguridad la mayoría de nosotros tenemos fotos familiares de generaciones anteriores; los que tienen suerte poseen fotos de hace un siglo o más; un común denominador es que los hombres posaban erguidos, varios mostrando un bigote o barba abundante, otros más bien rasurados, fajados. Dependiendo de las posibilidades, algunos usando un sencillo pero indispensable traje. La mayoría de los retratos, con su esposa y/o familia.

Pero a últimos años hay cada vez más hombres cuyos hábitos me causan extrañeza: visten pantalones entubados, pantalones “chincolos” (es decir muy cortos), sin calcetines, cejas depiladas, usan mascarillas o cremas hidratantes. Otros, pareciera viven para las “selfies”, hasta prueban diferentes poses, ya sea en el baño, en el parque, en su recámara, con su mascota, étc. Algunos, gustan de películas y literatura, ya no malas, sino para retardados.

¿Es un crimen? Por supuesto que no. Pero no imagino lo que pensarían los abuelos y bisabuelos al ver como visten muchos de los hombres de ahora, su descendencia ni más, ni menos. No se trata de la moda imperante, porque es evidente que en toda época hay mal vestidos; la cuestión es que hábitos que habían sido más propios de mujeres, fueron ahora adoptados por muchos hombres.

A este respecto han sido muy populares los comerciales de ciertas marcas de desodorante y bebida, que no he podido menos que aplaudir. Los más conocidos son aquellos cuyo eslogan es “Volvamos a ser hombres” o “Te hace falta ver más box”. Las frases sin duda han contribuido a su éxito.

Pero ¿por qué causaron tanto revuelo? La respuesta, en el fondo, la sabemos todos: cada comercial muestra los hábitos que malamente han adquirido muchos hombres y que he descrito ya. No imagino otra vanidad en el varón, en cuanto a su aspecto, que no sea el aspirar a tener una barba, una voz varonil, músculos fortalecidos, (y que mejor que sea por el trabajo manual o ejercicio normal al aire libre, antes que por ir al “gym”), conocimiento o práctica de algún deporte, étc.

Pero así como el comercial les gusto tanto a los hombres, aquello de “Volvamos a ser hombres” debe aplicarse también a la cuestión intelectual y los valores morales, muchísimo más importante que la imagen y la apariencia. Sean viriles, valerosos, caballeros, pero ante todo, respetuosos de sí mismos, respetuosos de la mujer, de la familia y de la vida humana. Sean hombres responsables, con valores morales, capaces de afrontar alguna adversidad, capaces de adquirir un compromiso, capaces de formar una familia, de ser la piedra angular. Sean hombres capaces de amar la vida y todo lo que implica.

Así que, por favor, no hagan caso a las mujeres que cometen el error de decirles que se ven “lindos” cuando se ven penosamente ridículos con cierta ropa o por tomarse una “selfie muy favorecedora”. No hagan caso de quienes les dicen que está bien ser esclavos de las pasiones, como si fueran animales; que les incitan a ser el penoso “macho alfa” por el cual han vilipendiado a los hombres en general. No sean más de aquellos que cargan con un tremendo historial de experiencias sexuales y enfermedades, incapaces de amar verdaderamente a nadie, ni a sí mismos.

En nuestros días, la virilidad es mal vista y atacada; se le da promoción a una masculinidad “no tóxica” que más bien parece la promoción de hombres afeminados, diezmados en su virilidad, promoción de verdaderos lastres morales.

Les corresponde volver a ser hombres en toda la extensión de la palabra…

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