El Papa llega a Ecuador, primera etapa de su viaje apostólico a América Latina

Ciudad del Vaticano, 6 de julio de 2015 (Vis).-El Papa Francisco llegó alrededor de las 22 (hora de Roma, 15,00 hora local) de ayer, 5 de julio, a Quito, capital de Ecuador y primera etapa de su noveno viaje apostólico a lo largo del cual visitará también Bolivia y Paraguay.

El Santo Padre salió en avión de Roma a las 9.00 y durante las largas horas de vuelo departió con los periodistas que lo acompañaban en el avión y, como es habitual, envío sendos telegramas a los Jefes de Estado de los países sobrevolados: Italia, España, Portugal, Venezuela y Colombia. En este último caso, el Papa quiso añadir la palabra reconciliación, a sus mejores deseos para los colombianos.

A su llegada a Quito, el Pontífice fue recibido por un grupo de niños, vestidos con trajes típicos de las diversas poblaciones ecuatorianas; dos de ellos, un niño y una niña le ofrecieron flores. A continuación, el Presidente, Rafael Correa, pronunció un discurso de bienvenida en el que, a la luz de la encíclica Laudato Si’, recordó entre otras cosas que el 20% del territorio de Ecuador está protegido en 44 Reservas y Parques Naturales y subrayó la diversidad de sus culturas: además de una mayoría mestiza Ecuador cuenta con 14 nacionalidades indígenas con sus correspondientes lenguas ancestrales, incluyendo a dos pueblos, que han preferido el aislamiento voluntario, en el corazón de la selva virgen. El Presidente citó también diversos documentos del Magisterio pastoral, con clara referencia a la Doctrina Social de la Iglesia y concluyó en tono amable: »Los argentinos, muy orgullosos, dicen: El Papa es argentino; mi querida amiga Dilma Rousseff, Presidenta de Brasil, dice: Bueno, el Papa será argentino, pero Dios es brasileño. Por supuesto que el Papa es argentino, probablemente Dios es brasileño, pero de seguro ¡el Paraíso es ecuatoriano!».

El Papa respondió manifestando su alegría y gratitud por la calurosa bienvenida: »Es una muestra más -dijo- del carácter acogedor que tan bien define a las gentes de esta noble Nación».

»Le agradezco, Señor Presidente, sus palabras -prosiguió- le agradezco su consonancia con mi pensamiento: me ha citado demasiado, gracias! -, a las que correspondo con mis mejores deseos para el ejercicio de su misión: que pueda lograr lo que quiere para el bien de su pueblo. Saludo cordialmente a las distinguidas Autoridades del Gobierno, a mis hermanos Obispos, a los fieles de la Iglesia en el país y a todos aquellos que me abren hoy las puertas de su corazón, de su hogar y de su Patria. A todos ustedes mi afecto y sincero reconocimiento».

»Visité Ecuador en distintas ocasiones por motivos pastorales; así también hoy, vengo como testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo. La misma fe que durante siglos ha modelado la identidad de este pueblo y dado tan buenos frutos, entre los que destacan figuras preclaras como Santa Mariana de Jesús, el santo hermano Miguel Febres, santa Narcisa de Jesús o la beata Mercedes de Jesús Molina, beatificada en Guayaquil hace treinta años durante la visita del Papa san Juan Pablo II. Ellos vivieron la fe con intensidad y entusiasmo, y practicando la misericordia contribuyeron, desde distintos ámbitos, a mejorar la sociedad ecuatoriana de su tiempo.».

»En el presente, también nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo se consoliden y garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía toda América Latina tiene. Para esto, Señor Presidente, podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la Iglesia, para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad».

»Amigos todos, comienzo con ilusión y esperanza los días que tenemos por delante. En Ecuador está el punto más cercano al espacio exterior: es el Chimborazo, llamado por eso al lugar ?más cercano al sol?, a la luna y las estrellas. Nosotros, los cristianos, identificamos a Jesucristo con el sol, y a la luna con la iglesia; y la luna no tiene luz propia, y si la luna se esconde del sol vuelve oscura. El sol es Jesucristo y si la Iglesia se aparta o se esconde de Jesucristo se vuelve oscura y no da testimonio. Que estos días se nos haga más evidente a todos la cercanía »del sol que nace de lo alto», y que seamos reflejo de su luz, de su amor».

»Desde aquí quiero abrazar al Ecuador entero. Que desde la cima del Chimborazo, hasta las costas del Pacífico; desde la selva amazónica, hasta las Islas Galápagos, nunca pierdan la capacidad de dar gracias a Dios por lo que hizo y hace por ustedes, la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar de sus niños y de sus ancianos, que son la memoria de su pueblo, de confiar en la juventud, y de maravillarse por la nobleza de su gente y la belleza singular de su País – que según el Señor Presidente es el paraíso»

»Que el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, a quienes Ecuador ha sido consagrado, derramen sobre ustedes su gracia y bendición. Muchas gracias», finalizó el Papa.

Después de un breve coloquio en privado con el Presidente Correa, el Papa recorrió en papamóvil los cuarenta kilómetros que separan el aeropuerto Mariscal Sucre del centro de Quito, el mejor conservado de toda Sudamérica. La capital fue la primera junto con la polaca Cracovia en ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978. A su paso el Santo Padre fue saludado por miles de personas que desde hacía horas se habían congregado en los alrededores de Quito. Llegado a la nunciatura apostólica, para cenar y descansar algunas horas, Francisco salió a la calle para saludar a los fieles que lo aclamaban. «Voy a bendecirlos para que vayan a descansar y dejen dormir a los vecinos»,- dijo- y después de rezar el «Padre nuestro» con ellos ingresó nuevamente en la nunciatura.

Esta tarde el Papa se desplazará en avión a Guayaquil donde visitará el Santuario de la Divina Misericordia y celebrará la Santa Misa.

 

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