A seguir juntando información

La semana pasada prevaleció un ánimo adverso en torno a la inflación y el actuar de la Reserva Federal. El empleo, la actividad industrial y el sector servicios mostraron fortaleza, aunado al alza de los precios del petróleo por la decisión de la OPEP de recortar más la producción. Todo esto contribuyó a un entorno que presiona los precios, lo que deterioró el ánimo de los inversionistas. La posibilidad de que la Reserva Federal incremente la tasa sigue latente. Yo insisto en que puede haber buenas noticias en el horizonte. Si la FED hace pausa en septiembre y espera a su reunión de noviembre, tendrá mucha más información para hacer lo correcto. Si la inflación sigue bajando, muy probablemente ése podría ser el escenario. Por cierto, el miércoles de esta semana se publica la inflación de agosto en Estados Unidos. Entonces veremos si el dato sigue confirmando su trayectoria descendente, lo que es fundamental para los mercados y el rumbo de las tasas.

El jueves le toca al Banco Central Europeo y a Christine Lagarde decidir en su junta de política monetaria. Todo indica que subirán la tasa 0.25% para llevarla al 4%. He venido diciendo que el rezago en esa región y las presiones inflacionarias permiten pronosticar que aún se puede subir la tasa dos veces más y llevarla hasta 4.50%.

También, el viernes vamos a conocer la confianza de los consumidores en Estados Unidos. En estos momentos, ése es un dato muy sensible para medir la inflación, por el patrón de gasto y consumo.

En México, la inflación anual bajó de 4.79% a 4.64%. Sigue la trayectoria a la baja, pero no es lo suficientemente fuerte como para hacerme pensar que podría haber una disminución de tasa este año. Hoy, el escenario más probable, es que a principios del 2024 venga la primera disminución.

Llama mucho la atención cómo, después del anuncio de Banco de México de disminuir las subastas y el programa de coberturas, nuestra moneda se devaluó en una semana un peso respecto al dólar, o sea un 6%; es decir, la mitad del rendimiento de Cetes de un año. Es un nuevo recordatorio de que, a pesar de la solidez y fortaleza del peso, sigue siendo una moneda emergente y muy vulnerable a noticias locales y globales. Esto no quiere decir que ya solo va a subir. Para nada. Puede regresar, pero es claramente un movimiento que podría elevar los pronósticos al cierre de año para acercar la paridad a los $18 por dólar. Esto no solo no me asusta; sino que me gusta y estoy convencido de que más sectores de la economía estaríamos cómodos con un dólar cercano o incluso arriba de los $19. En resumen, espero que continúe esta depreciación moderadamente. Sería benéfico.

Por lo expuesto, la inversión en dólares me sigue pareciendo atractiva y sólida. Además, si la inflación sigue bajando, considero que la recuperación en las acciones y el crecimiento pueden continuar.

El panorama político puede ser relevante en la valuación de nuestra moneda; sobre todo por el regreso de Donald Trump a la contienda electoral; un hombre que en su momento -y pienso cada vez menos-, usó su voz para ir en contra de México y afectar así la relación peso-dólar.  Por otro lado, en México, todo parece indicar que también el escenario electoral está definido. Ya veremos cómo juegan las combinaciones de candidatos aquí y allá.

@juansmusi

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