Cinco & Cinco: un libro para hablar con Dios

El pasado domingo, se inició el Tiempo de Adviento, esto es, la preparación para el Nacimiento del Señor. La Iglesia nos invita a hacer pequeñas mortificaciones o privaciones voluntarias y a incrementar nuestra oración. También el ir acompañando a la Santísima Virgen María y a San José en ese tiempo de espera ante la venida del Salvador.

¿Pero cómo  hacer oración? A menudo cuando a un amigo se le pregunta, por ejemplo, ¿Le rezas a Dios? La respuesta suele ser: -Sí, en la noche, antes de acostarme rezo un Padre Nuestro, un Ave María y el Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. O, también, tres Avesmarías a la Santísima Virgen María para pedir por la Santa Pureza de los de mi familia y la mía. Y al levantarme le ofrezco al Señor todas mis obras o trabajos que vaya a realizar ese día.

Todo eso está muy bien y es muy importante en la vida del cristiano.

Pero la segunda pregunta, que viene a continuación, quizá resulte menos comprensible: -¿Y haces un rato de meditación o de oración mental?

-Sí, ya te  dije que rezo un Padre Nuestro, un Avemaría…

-No, lo que te pregunto es que si platicas con Dios un rato al día…

-Pues, a veces…

Esto fue exactamente lo que me ocurrió hace años. Confundía mucho lo que era la oración vocal con la oración mental o meditación.

Meditar consiste en hacer una cita con Dios en el que le platiquemos lo que traemos en el corazón: alegrías, ilusiones, preocupaciones, penas, gozos, dificultades, enfermedades, asuntos de la familia o del trabajo en los que le pedimos al Señor sus  luces y orientación.

¿Y eso por qué se hace? Porque Dios es nuestro Rey, Maestro, Médico, Amor, Amigo; nuestro Creador y nuestro Todo. Porque sin su ayuda, no podríamos salir adelante cada día de nuestra existencia y Él nos ha regalado el don de la vida.

Y recuerdo que le pregunté a aquel amigo con toda franqueza: -A poco le interesan a Dios mis estudios universitarios, el deporte que practico algunos días de la semana y las mil menudencias de cada día, ¡si son pequeñeces sin mayor trascendencia!

-Mira –me contestó- Dios nos ha dado la vida porque nos quiere mucho y por nosotros se dejó clavar en una Cruz. De manera, que no hay cosa que más le agrade      –además de cumplir los Mandamientos y acudir a la Confesión y a la Eucaristía con frecuencia- que conversemos con él, como tú y yo estamos charlando ahora, ¿me entiendes?

-Pero hay días –le respondí- en que estoy seco y con aridez intelectual; me siento con monotonía interior…¿me explico?

-A todos los seres humanos nos pasa eso, no le des importancia. Lo fundamental es que todos los días, en tu agenda, anotes el conversar con el Señor uno o dos ratos durante el día. Ya sea que te encuentres animado o  sin muchas ganas. Por supuesto que la oración que más vale, cara a Dios, es la que hacemos “cuesta arriba”, venciendo la desgana, quizá medio enfermos…

Esto viene a propósito porque el Pbro. Dr. Ricardo Sada Fernández ha publicado una colección titulada: “Cinco&Cinco. Cinco minutos de oración por la mañana, y cinco por la tarde”. Que consisten en doce folletos, uno por cada mes del año, en el que cada día  presenta al lector  varios temas para reflexionar en la presencia de Dios: valores, virtudes, las Fiestas de la Iglesia, la Conmemoración de los santos, anécdotas interesantes, citas recogidas de  autores espirituales…

Y todo ello para hacernos pensar y dialogar lo que vamos leyendo con el Señor y, al final, sacar un propósito  de mejoría personal.

Puede ser,  que las primeras veces te cueste, el conversar con Dios de esta manera. ¡Pero es lo normal, no hay que desanimarse! Yo me tardé cierto tiempo en asimilar bien lo que era meditar alguna lectura apropiada y también comentarle a Dios lo que me había ocurrido ese día, con espontaneidad y sencillez.

Pero, poco a poco, esa conversación íntima se va haciendo más fácil. Y pensaba: Sí, son pequeñeces, ¿pero no es verdad que la vida es un conjunto de cosas pequeñas y a base de ese esfuerzo diario nuestro, notamos que vamos mejorando?

Pues, te invito –amigo lector- a que te animes a conversar con el Señor: cinco minutos por la mañana y cinco por la tarde. ¿En que lugar? En una Iglesia, en nuestra habitación, o también, en un embotellamiento de tráfico, si ese día no hubo más remedio que hacerla así.

Añadiría que el autor preparó con mucho cuidado y atención esta colección de 12 folletos para que nos animemos a cruzar la “barrera” o  el “tránsito” de la oración vocal a la oración mental o meditación. Si lo hacemos con constancia, a la vuelta de los meses y  los años comprobaremos una realidad maravillosa: ¡Qué nos hemos hecho más amigos de Dios y nos dirigimos a Él con más confianza!

¿No es un excelente regalo para esta Navidad el entregarle a un familiar, a un amigo, a una enferma, a un anciano, a una joven, a un conocido que particularmente  necesita unas palabras de consuelo, esta colección y que tal vez les pueda ayudar a cambiar sus vidas para que se decidan a vivir más cerca de Dios y convertirse verdaderamente en sus amigos?

Estuve ojeando el folleto correspondiente al mes de Diciembre y el autor nos  hace meditar sobre la Inmaculada Concepción (9 de diciembre), Nuestra Señora de Guadalupe (12 de diciembre),  sobre la figura santa de Juan Diego. También que Santa María fue el primer Sagrario donde vivió el Hijo de Dios Encarnado durante nueve meses. Además, nos introduce en cómo sería la convivencia en ese hogar de Nazaret, llena de afecto, detalles de servicio y cariño;  que el Adviento es un tiempo de alegría porque se acerca la Natividad del Mesías, el Esperado por muchos siglos de todas las naciones.

En resumen, se trata de una estupenda colección que nos puede ayudar a conversar con Dios, de una manera personal, íntima y a constatar que también nosotros somos hijos de Dios.

(*) Sada Fernández, Ricardo, “Cinco&Cinco. Cinco minutos de oración por la mañana, y cinco por la tarde”, Editorial Minos III Milenio, México, 2013. 12 folletos mensuales de aproximadamente cien páginas cada uno. Los puedes adquirir en ventas@minostercermilenio.com y a los teléfonos: 56-15-93-59 y 56-15-58-90 (Fuente: www.yoinfluyo.com).

Deja una respuesta