¿Hay otra opción al castigo?

¿Si no debo castigar, entonces cómo voy a educar? ¿Si no es deseable pegar, entonces cómo voy a hacer ver a mi hijo que hizo mal? ¿Si mi hijo no entiende lo que quiero de él cómo le hago para comunicarme? E infinidad de preguntas que estoy segura se hacen constantemente ante la educación de sus hijos. Para ello basándome en varios expertos en pedagogía, psicología y experiencia personal como madre que soy, hablaré esta vez de las alternativas para el castigo. Cabe destacar que la semana pasada pudieron leer por qué culparnos ante los castigos que imponemos, no nos deja avanzar en cuanto a la enseñanza se refiere y que invito a revisar. En este sentido mencionaré siete alternativas para los castigos que explicaré a detalle:


1.     Señalar que se puede ser útil.- Cuando nuestros niños comienzan a tocar todo lo que tienen enfrente, por lo general amenazamos, nos desesperamos y gritamos, porque pensamos que van a romper algo o a desordenarlo. En lugar de hacer eso, hay que enseñarles que pueden ser útiles ayudando a elegir, por ejemplo en el mercado hay que pedirle que escoja algunas frutas. Esto lo hará sentirse necesitado y aparte ayudará a que se sienta seguro de sí mismo. Sabrá que es capaz de escoger y que papá o mamá les reconocen su capacidad.

 

2.     En zonas de peligro expresar con desaprobación enérgica sin atentar en contra del carácter del niño.– Un clásico ejemplo podría ser nuevamente en el mercado cuando andan tocando todo lo que tienen al alcance, y también lo que no está tan a la mano que incluso puede ser peligroso y es cuando gritamos con histeria: ¡Eres un imbécil/animal/burro/tonto te vas a cortar/quemar/pegar/caer! Degradando su carácter y haciéndolo menos, reduciéndolo al grado de quitarle la autoestima que le marcará posteriormente. En este caso, lo más adecuado y más inteligente, sería no humillarlo y tomarlo de la mano explicándole lo que le puede pasar si sigue en el lugar donde se encuentra. Los niños son niños, no tontos y comprenden todo lo que les decimos, tanto que si les ponemos etiquetas se las compran y así actuarán. No se vale insultar, por más desesperados que estemos.

 

3.     Comunicarnos para hacerles saber lo que queremos de ellos.- Suponer que nuestros hijos saben lo que suponemos que esperamos de ellos es un gran error. Así como los padres que trabajan todo el día, y llegan a casa agotados y malhumorados “suponiendo” que sus hijos saben que gracias a su trabajo viven tan bien pero están siempre tan enojados, es un error. Si comunicáramos que trabajamos para nuestro bien y que si no lo hacemos no tendríamos tal o cual cosa, los niños créanme, serían más tranquilos y comprenderían la ausencia paternal. De la misma forma hay que hablar con ellos para pedirles que ayuden a poner la mesa, recoger la ropa, explicarles qué hacer y para qué servirá es un gran consejo que les aseguro funcionará para que participen positivamente en el hogar.

 

4.     Dile cómo cumplir de forma satisfactoria.– La imitación es lo primero que el ser humano adopta para aprender a desempeñarse en el mundo. Si explicamos y mostramos con ejemplos cómo queremos las cosas y las hacemos con ellos las primeras veces, estoy segura que lo harán posteriormente de manera exitosa

 

5.     Ilusión de alternativas.- Ofrécele opciones para que logres lo que quieres y tu hijo piense que logró lo que quiso. Es decir, cuando no quieren comer, a pesar de que es la hora de los alimentos, en lugar de decir que “no volverá a ver la tv en un mes, jugar con su peluche preferido, nunca volverá a comer dulces, etcétera proponle que elija entre sus dos platos favoritos. Este acto le dará la opción de escoger y comerá, pero sobre todo su autoestima subirá y se sabrá inteligente y con la habilidad de tomar decisiones. Esto hazlo te encantarán los resultados.

 

6.     Tomar acción ante la indiferencia.– Puede ser que el punto a
nterior no te funcione y tu hijo continúe negándose a comer, entonces actúa y le dices que tú has elegido uno de los platos que estará frente a él en lo que tú te alimentas y si al terminar no ha comido, no almorzará hasta la siguiente hora de los alimentos. Y cúmplelo, te aseguro que no volverá a hacerlo, nada más no le des de comer vísceras o hígado que no creo que te funcione este consejo.

 

7.     Déjalo que experimente las consecuencias de sus errores.– Continuando con el ejemplo de la comida, en el caso de que no haya querido comer por un simple berrinche sabiendo que no está enfermo ni nada grave, sino simplemente decir que “no”, entonces en verdad te digo que no coma hasta la cena. Te aseguro que no morirá, y lo que sí sucederá es que se dará cuenta que contigo no se juega y que las consecuencias se ganan.

 

Estos consejos espero te sean de utilidad y que los comiences a aplicar en tu vida según las circunstancias que estés viviendo. Recuerda que cada persona es única e irrepetible y estos son ejemplos generalizados que podrás imponer según cada caso particular. Para más información escríbeme a alediener@informandoyformando.org.

La semana que entra nos leemos con el manejo de berrinches para no quedarnos atrás y ver hacia delante.

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