Antonin Dvorak

DESDE EL NUEVO MUNDO

Seguimos con los grandes músicos del norte de Europa y sin duda otro de los genios ha sido el gran Antonin Dvorak.

Este sensacional compositor es el sucesor del anterior mencionado, Smetana. Toda una vida también dedicada a la música y a los veinte años entra al teatro Lírico de Praga, dirigido por el mencionado Smetana. Allí permaneció varios años y luego se dedica principalmente a la composición.

Desde luego como casi todos estos seres privilegiados, no escapa a la influencia del clasicismo y romanticismo alemán, Mozart, Beethoven, Schubert, pero también con los que empiezan a modificar el concepto musical, Listz y Wagner.

Este extraordinario músico empieza a destacar con sus muy famosas danzas Eslavas. Sin separarse de sus orígenes checos, logra ampliar su mundo, y al hacerlo se acerca hacia la música de Europa.

En 1884 obtiene un éxito increíble con su Stabat Mater, el mismo lo dirige y esto hace que le inviten a dirigir el Conservatorio nacional de Nueva York, en donde permanece tres años.

Es en Estados Unidos donde compone su muy conocida Sinfonía del Nuevo Mundo, que obtiene rotundo éxito. En esta sinfonía nos damos cuenta del misterioso y rico interior de este músico, que evoca sus orígenes y lo que recibe y emociona del mundo que descubre. Novena sinfonía desde el Nuevo Mundo.
Es tan extraordinaria y emocionante su música, que nos transmite algo humano e interesante; los abismos geográficos no existen, cuando hay una percepción de vida amplia y sin fronteras.

Además, sus famosas composiciones orquestales, las Danzas Eslavas, nos dejan sentir la pasión, emoción y nos enseña que nosotros somos los que nos cerramos, al pensar que existe sólo una forma de mostrar el arte, dependiendo del país de origen.

El mundo del arte abarca todos los países. Sin perder nuestros orígenes, podemos acercarnos a otras formas de sentir e interpretar y esto sin duda nos enriquecerá, ampliará nuestra mirada, ya que somos nosotros los que nos ponemos los límites, que no nos dejan acercarnos y disfrutar de lo que muchas veces nos parece desconocido y que no va con nuestra cultura y herencia.

El checo Antonin Dvorak tuvo una copiosa producción de sublime belleza y exaltado nacionalismo. Durante sus tres años de estancia en Nueva York, compuso su famosa sinfonía del Nuevo Mundo, su obra más popular junto con las danzas eslavas. José Repollés. Gigantes de la Música.

Escuchen esta sinfonía y sorpréndanse de lo que diferentes lugares y culturas pueden ofrecernos y transformar nuestra visión y sentir. Eso es el arte, abrir nuevos caminos que enriquecen de manera extraordinaria nuestras vidas.

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