No se sabe realmente cuando o cómo empezó lo que llamamos arte.
El escaso conocimiento que tenemos respecto a sus inicios está conectado a ese precioso legado que dejaron en cuevas y rocas; siendo seguramente las de Altamira en España y Lascaux en Francia, unas de las más importantes por la cantidad y calidad extraordinaria de sus pinturas.
Estos pueblos a los que llamamos primitivos, dejaron huellas de cómo el ser humano, ha tratado siempre de investigar, conocer y sobre todo de dejar rastro de su paso por esta tierra, empleando los medios que tenía a su alcance. Trataremos de una forma sencilla de acercarnos al espíritu que los produjo.
En las cuevas antes mencionadas se han encontrado herramientas de piedra y hueso. Con ellas dibujaban en las paredes, vívidas imágenes de búfalos, caballos, renos, etc., dejando muy claro, que cazaban, respetaban y vivían con y de estos animales; los entendían y admiraban. La firmeza y finura del trazo, la austeridad y belleza de los colores, lo profundo y oscuro de esos pasadizos, nos dejan la sensación de que, creían que al reproducirlos, no estaban sólo decorando paredes, estaban logrando mostrar la magia y poder de esos momentos, ya que representaban como subsistían en tan duras condiciones. Con esos trazos, no sólo dejaban testimonios, invocaban a los espíritus para que les siguieran proporcionando su alimento y vestido. También querían mostrar a la tribu lo que eran capaces de hacer, ya que ellos sabían, que cada color y forma tenía un especial significado. Mostraban la vida y el sentido mágico que esta tenía.
Todavía existen muchos pueblos y aldeas, en el mundo, donde los habitantes celebran sus fiestas, disfrazándose de animales, e imitando sus movimientos en danzas rituales. Creen en el poder mágico que éstos tienen y como por medio de esta acción, reciben valor y sabiduría.
Su singular destreza nos deja atónitos, la admiración y asombro que nos produce el ver lo que lograron esos que llamamos “Pueblos primitivos”, es hoy motivo de gran interés, estudio y respeto. Tratar de abarcar en unas cuantas líneas la gran herencia que hemos recibido, no sólo de los lugares mencionados, sino de todo el planeta, es imposible, requeriríamos de mucho tiempo y esfuerzo, para acercarnos a ellos, por eso sólo menciono una mínima fracción de la época que llamamos glaciar; aproximadamente 15.000 a.C
“Llamamos primitivos a estos pueblos, no porque sean más simples que nosotros, sino porque se hallan mucho más próximos el estado del cual emergió un día la humanidad” E.H. Gombrich
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