Arturo Zaldívar o el arte de pensar como se vive…

Recientemente se eligió al Dr. Arturo Zaldívar Lelo de Larrea para el cargo de Ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Es conocido por aprobar la liberación de la secuestradora Florenz Cassez, ser “hipergarantista”, defensor de las garantías de los ciudadanos, dando su respaldo a los “matrimonios igualitarios” y el “derecho al aborto”.

En una entrevista a Arturo Zaldívar deja ver aspectos importantes:

Su formación académica en la etapa de primaria, secundaria y preparatoria estuvo a cargo de los Hermanos Maristas en el estado de Querétaro, a partir de ahí tuvo acercamiento con el humanismo, con una visión social de la realidad y con la necesidad de transformar estructuras para que la gente pueda vivir un poco mejor. Él comenta que aunque su educación fue religiosa también fue abierta. Busco ser ministro de la Suprema Corte ya que se dio cuenta de que desde ahí podía realmente incidir en la vida de la gente Desea transformar el Poder Judicial con una Suprema Corte más transparente, más cercana a la gente, con mayor sensibilidad humana y social. Termina su entrevista diciendo: «Arturo Zaldívar es un hombre que vive como piensa y piensa como vive»

He estado tentada a reírme por lo falaz de la frase, pero el hombre ha sido honesto: no es cercano a ninguna iglesia pero su acercamiento con el «humanismo» durante su educación con los Hermanos Maristas lo llevo a transformar estructuras a lo largo de su carrera y está claro que la Suprema Corte no será la excepción.

Y precisamente lo que llama la atención es esa educación en un colegio católico, por largos doce años, precisamente los más cruciales en la vida de una persona: infancia y adolescencia. Los Hermanos Maristas descritos por Zaldívar como liberales y cercanos a la Teología de la Liberación que en aquel entonces estaba en pleno auge. Se pensaría que Zaldívar lo habrá dicho para denostar, pero si usted hace el ejercicio puede hallar el discurso de algún hermano marista donde hablan sobre “la utopía que nos presenta el Evangelio y la encontramos hecha historia en la Teología de la Liberación”. Imagine estas pocas palabras recibidas en su formación durante años y años; los estudiantes absorbiendo la deformación del Evangelio. ¿Cuántos colegios y universidades católicas soportan verdaderamente el nombre de católicas?

A los católicos que tanto promueven y defienden la Teología de la Liberación, (llámese laicos o sacerdotes de cualquier jerarquía) habrá que recordarles que ésta engaña a la gente asegurándoles que posee la solución a la pobreza y que los sacara de ahí mediante la ruta socialista, es por tanto una falsa idea de liberación. Habrá que recordarles que dicha teología fue condenada por la Santa Sede; el primer pronunciamiento fue en 1984, titulado Libertatis nuntius, “Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación”. El segundo pronunciamiento fue, “Instrucción sobre la libertad cristiana y liberación”, del 22 de marzo de 1986.

Tales deformaciones de la fe y doctrina católica son el cáncer al interior de colegios y universidades católicas a grado tal que forman a futuros ministros como Arturo Zaldívar que contaminados por ese humanismo deformado les lleva a respaldar temas contrarios a la dignidad del ser humano como el aborto y el mal llamado “matrimonio igualitario”.

Por supuesto el papel de los padres no debe ser olvidado: ¿Cuántos han actuado negligentemente en la formación cristiana de los hijos? ¿Cuántos padres dejaron de hacer su trabajo so pretexto de que los hijos son “espíritus libres”? Hemos formado “católicos” que lanzados a la esfera social la contaminan y llegan a puestos donde efectivamente cambian para mal las leyes, “católicos” que se enorgullecen de su pensamiento liberal. A Hilaire Belloc no le faltaba razón cuando decía:

“La Cámara puede insistir tiránicamente en que tengan menos, pero los católicos ingleses no pueden contentarse con nada menos que colegios católicos, con profesores católicos, que enseñen la religión católica a sus hijos”

Del mismo modo los católicos en el mundo deben preocuparse y enterarse sobre la educación que sus hijos están recibiendo en tal o cual colegio, particularmente si éste ostenta el nombre de católico, informarse sobre los planes de estudio, pues quizá estén formando a los futuros liberales y ateos justo bajo su propia vigilancia.

Arturo Zaldívar parece pronunciar palabras que no tiene error, ignora que éstas ya habían sido aplastadas por el escritor francés, dramaturgo y ensayista, converso al catolicismo, Paul Charles Bourget:

«Hay que vivir como se piensa, so pena de tarde o temprano terminar pensando como se ha vivido”.

Deja una respuesta