«Si soportar las injurias que nos alcanzan personalmente (y respetar a las personas que lo profieren) es un acto virtuoso, soportar las que atañen a Dios es el colmo de la impiedad». Santo Tomás de Aquino
Durante la Semana Santa, la cadena de comida rápida, Burger King desplego una campaña publicitaria en la ciudad de Sevilla, España para promocionar menús vegetarianos. Podía leerse lo siguiente en la parada de autobús:
“Tomad y comed todos de él. Que no lleva carne” y “Carne de mi carne”, y después las palabras “carne” tachadas y escritas sobre ellas: “Vegetal”.
A este respecto debemos saber que la blasfemia consiste en decir o hacer gestos injuriosos contra Dios, la Santísima Virgen, los santos o la Iglesia. Comete blasfemia aún si el ofensor es o no católico. La blasfemia intenta presuntuosamente deshonrar a Dios. Pueden leerse infinidad de argumentos excusando la campaña de la empresa, sin embargo, no ha sido error o una idea ingeniosa para llamar la atención al consumidor. Cualquier campaña está pensada, pasa por rigurosa revisión de impacto, así que sabían perfectamente a quien ofendían.
Aludir a libertad de expresión o broma es absurdo, es blasfemia pura y dura; no hay forma alguna de admitirla. Con deliberada voluntad la blasfemia es pecado grave y en ello no se admite parvedad de materia, es decir, que si alguien comete blasfemia, no hay blasfemia grave y blasfemia leve, todas son graves. La empresa se “disculpo” este Domingo de Pascua con el siguiente mensaje vía Twitter:
“Pedimos disculpas a todos aquellos que se hayan sentido ofendidos por nuestra campaña dirigida a promocionar nuestros productos vegetales en Semana Santa. Nuestra intención nunca ha sido ofender a nadie y ya ha sido solicitada la retirada inmediata de la campaña”.
Empero hay que aclarar algunos puntos al católico en general y en especial a los proclives a “perdonar, aceptar y disculpar” lo que sea no importa cuánto ofendan su fe.
Quien sea observador, se dará cuenta de que la empresa nunca se disculpó, antes bien señala a «quien se haya sentido ofendido», pero jamás tomo la responsabilidad por la ofensa cometida, solo habla de la delicada sensibilidad de algunos, es decir que la culpa la tienen los que se ofendieron. Presentar su comunicado justo cuando termina la Semana Santa es la continuación de la burla, pues lo retiran no por presión o rectificación de sus acciones, sino porque la blasfemia cumplió su cometido. Además una disculpa deshonesta es tan repugnante como la ofensa y blasfemia previas.
Por lo que se refiere al argumento de poner la otra mejilla, la cita bíblica se refiere a cuando nos ofenden a nosotros, con los enemigos personales; en cuanto a los asuntos de Dios se le debe defender en todo momento. Dejarlo pasar es muy propio de quien prefiere la amistad del mundo que el respeto y amor a Dios. La impiedad siempre admite un amplio abanico de actitudes: desde apatía o tibieza para los actos de culto a Nuestro Señor, hasta la calumnia, desprecio o ataques a la religión. Por tanto, el boicot es lo mínimo que deberíamos hacer; en todo ataque es un deber salir al paso.
Hágalo particularmente en la vida cotidiana, donde no hay publicidad de por medio, cuando la ocasión se presente, no lo dudemos, hay que actuar en defensa de Nuestro Señor, la Virgen Santísima y la fe católica. Pero hagamos sobretodo actos de reparación tratando de recompensar con mayor amor el agravio presentado…
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.