ESCRITO POR NORMA MENDOZA ALEXANDRY
Fuente: www.yoinfluyo.com
Es penoso comentar acerca de la última votación acontecida en el comité central de los Boy Scouts de Estados Unidos quienes recientemente aprobaron eliminar de sus estatutos una norma con 103 años de existencia que impedía a niños y jóvenes homosexuales ser miembros de la organización. De 1,400 miembros que se reunieron en Grapevine, Texas para votar al respecto, más del 60% apoyó el cambio de política.
Podríamos decir que lo anterior es sólo el resultado de una serie de nuevos conceptos ideológicos introducidos en sociedad.
Una de las palabras más maliciosas introducidas en el lenguaje es el verbo “discriminar”. Esta palabra es en su mayor parte, utilizada negativamente. Básicamente se usa para hacer juicios duros y opresivos en contra de la gente basándose en su sexo, en su sexualidad o en sus orígenes étnicos.
El sentido positivo –podríamos decir verdadero—de la palabra “discriminar” se ha perdido. Este sentido del significado es la habilidad cultural de percibir o notar las diferencias entre las cosas. La manera de usar la discriminación de manera más honrosa sería un medio para hacer juicios entre los diferentes valores inherentes a cosas distintas. Qué pena que no se puede usar positivamente; en realidad necesitamos renovar la habilidad de discriminar en el sentido de recobrar el importante papel de hacer juicios y reconocer las diferencias que existen en nuestras sociedades y en las experiencias de vida de las personas.
La razón por la que necesitamos hacer lo anterior, es porque vivimos en una era en la que se intenta la “igualdad”, en una era en que lo que se nos presenta como igualdad es en realidad una homogeneidad, es decir, la imposición de la uniformidad, que viene a ser una tiranía relativista. Se niega el derecho de la gente a ejercer aún esa forma inteligente y cultural de discriminación y hacer juicios acerca de las diferentes formas de vivir de la gente.
Pongamos el ejemplo de que sería un delito en contra de la ‘igualdad’ si se negara el acceso de inscripción en una institución de estudios superiores a jóvenes con muy bajo promedio o que no llenan los requisitos de terminación de estudios preparatorios y otros. Por el contrario, si se admitiera a cualquiera y a todos los que soliciten su entrada, sin cubrir lo que la institución señala como requisitos indispensables para la inscripción del alumno, habría un colapso de dicha institución. Pero entonces ¿se estaría violando el derecho igualitario de ingreso? Y en ese caso ¿sería discriminatorio no admitirlos?
Asimismo, el concepto de ‘matrimonio de personas del mismo sexo’ muestra lo degradado que está el concepto de “igualdad”. Los políticos a favor y activistas de derechos gay proclaman continuamente la igualdad, todo se refiere a la igualdad de derechos, al “matrimonio igualitario”.
Esto significa que cualquiera que critique el homomonio está a favor de la desigualdad y a nadie le gusta que lo califiquen por esta razón.
Desde el año 2009, la Administración Obama y las Naciones Unidas (N.U.) hicieron lo posible por introducir la “identidad de género” en las categorías protegidas de discriminación. Pero ¿a qué se referían?
“Identidad de género” se refiere al sexo con el que una persona se identifica ya sea su sexo biológico o el otro sexo. De esta manera, al agregar la “identidad de género” a la legislación anti-discriminatoria, garantizaría virtualmente derechos sin restricción a personas que no desean el sexo que les corresponde.
La introducción de estos términos llegó en 2011 a un debate cultural entre la Cámara de Representantes de EEUU y el Departamento de Justicia de Obama al dar conclusiones opuestas en referencia a si los niños necesitan de un padre y una madre en el hogar.
La Cámara afirmó que la Defense of Marriage Act, DOMA (Acta de Defensa del Matrimonio) que define al matrimonio en la ley federal sólo entre un hombre y una mujer, está de manera natural ligada a la procreación y argumentó que los niños se benefician con una madre y un padre en su hogar. Por el contrario, el Departamento de Justicia rechazó el argumento de la ‘procreación’ y declaró que el género de los padres no importaba.
Todo esto es parte de la llamada “agenda de derechos sexuales”, introducida no sólo en Norteamérica, sino en muchos países del mundo. Esta expresión consta de un sentido de interpretación amplio y confuso para impulsar anticoncepción, matrimonio del mismo sexo, comportamientos homosexuales, bisexuales, transgénero y ‘educación integral de la sexualidad’ para los niños.
Un Memorándum de la Casa Blanca de diciembre 2011 hace un llamado a “directores de departamentos ejecutivos y agencias en el extranjero” para “asegurar que la diplomacia de EEUU y la asistencia exterior, promuevan y protejan los derechos humanos de personas lesbianas, gay, bisexuales y transgénero [LGBT]. Ante esto, países africanos, islámicos y de El Caribe han impuesto quejas ante Naciones Unidas sobre la “presión del gobierno de Estados Unidos, de agencias de N.U. y otros países ricos occidentales” para respaldar y promocionar en sus países una agenda pan-sexual. Esto, erosiona sus valores culturales y religiosos, dando como resultado la desaparición de la familia natural, resultando en un caos social.
Volviendo al tema de los Boy Scouts of America, acudamos brevemente a la National Association for Research and Therapy of Homosexuality, NARTH (Asociación Nacional para la Investigación y Terapia de la Homosexualidad), que ha dedicado más de 10 años de investigación para difundir información educativa sobre resultados científicos acerca de los efectos de exposición de niños y adolescentes a comportamientos de vida homosexual:
1. El desarrollo de la homosexualidad es influido por el medio ambiente. La homosexualidad no es un rasgo biológicamente determinado como la raza. La Asociación Americana de Psicología declara que “la orientación sexual está determinada por cualquier factor o factores. Es factible que la naturaleza y crianza, ambos jueguen una compleja influencia”. El medio ambiente incluyendo la dinámica familiar, las interacciones con los demás y otros factores sociales, pueden contribuir socialmente a la formación de la orientación sexual.
2. La identificación sexual prematura de la identidad está asociada con riesgos para la juventud. Muchos adolescentes experimentan un periodo de ambigüedad de identidad sexual como un periodo normal de desarrollo de la adolescencia. Si los niños son incentivados a reconocerse a sí mismos como “gay”, o los adultos refuerzan prematuramente esta identidad antes de que se lleve a cabo su completo desarrollo psico-social, existe un serio riesgo de marcar o etiquetar erróneamente a los niños, quienes solamente se encontraban experimentando una confusión sexual temporal. Dicha etiquetación prematura puede conducir a niños y adolescentes hacia comportamientos homosexuales que conllevan serias consecuencias de salud tales como aumento de tasas de infecciones sexualmente trasmisibles, alcoholismo, abuso de sustancias, ansiedad, depresión y suicidio. En cambio, el retraso de la auto-identificación de los jóvenes como no-heterosexuales, reduce significativamente esos riesgos médicos y de salud psiquiátrica.
3. Los jóvenes homosexuales tienen relaciones y son más activos sexualmente que otros jóvenes heterosexuales de la misma edad. Lo prueban encuestas norteamericanas (CDC, 2011) en escuelas secundarias, que además comprobaron mayor prevalencia de enfermedades de trasmisión sexual entre jóvenes homosexuales y bisexuales.
No me queda más que concluir que la aprobación abierta de homosexuales en los Boy Scouts of America, BSA, no consideró las investigaciones en referencia al estilo de vida homosexual (en especial el desarrollo y tratamiento de la homosexualidad), ni las experiencias clínicas de profesionistas quienes otorgaron una serie de advertencias a la BSA.
En segundo lugar, el American College of Pediatricians, (ACOP), advirtió a la BSA que importantes investigaciones y estudios indican contundentemente que presentar la homosexualidad a niños en crecimiento como un estilo de vida saludable, puede poner en riesgo a niños vulnerables ante adicciones de tipo sexual y problemas mentales y físicos que son de difícil tratamiento. El resultado es que, utilizados con bases no-discriminatorias, los cambios aprobados se hicieron en base a“orientación sexual” y “preferencia sexual”, términos indefinidos y de amplia interpretación.
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