“Si me encuentro algo que no es mío, seguramente tiene dueño” Carlos Kasuga Osaka fundador y Presidente de Yakult México lo dijo en una de sus conferencias más memorables y que en lo personal más me han marcado. En donde menciona que las base del éxito de una persona o empresa radica en cuatro aspectos principales; puntualidad, confianza, trabajo y educación. Cuatro aspectos que me atrevería a decir se tambalean en nuestro país.
Los mexicanos somos conocidos por ser impuntuales, las excusas que siempre han sustituido a las mentiras, son las frases principales para poder justificar un retraso a una cita. El tráfico en la ciudad capital es la excusa número uno y sobre todo en esta época en que el Gobierno del DF ha decidido remodelar todo lo que han abandonado durante décadas. O sea que hay cantidad de desviaciones, construcciones y embotellamientos. Lo anterior no es nada nuevo, se ha agudizado por la razón antes mencionada, pero siempre, desde que tengo uso de razón los capitalinos padecemos tránsito disfuncional. Entonces pues más bien, somos impuntuales, lo que a su vez nos revela como irrespetuosos porque no respetamos el tiempo de los demás.
Los mexicanos somos conocidos por corruptos, no por nada al finalizar el año 2011 en las estadísticas de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos) México resultó ser el peor de los 34 países miembros y de los 183 países considerados en el Índice de Percepción de la Corrupción 2011 de Transparencia Internacional (TI) México se ubicó en la posición número 100. Cifras que no inspiran confianza, que hacen que cualquiera dude de nuestra lealtad y honestidad.
En cuanto al trabajo se refiere, los mexicanos somos conocidos por trabajadores, sí, pero trabajos no productivos. Es decir, la productividad va en relación a los estándares de producción y muchas veces nuestros productos no tienen la calidad que tendría que tener, es más cuesta mucho producir en México porque no sabemos ahorrar siendo productivos. Trabajamos horas interminables pero no entregamos resultados. Quien sale de la oficina antes que el jefe, está mal, cuando en realidad tendría que ser que quien entregue las cosas hechas mejor ¡se va! También trabajamos en negocios irregulares, comodinos, en donde buscamos evadir los costos y peor aún no somos socialmente responsables. Y si somos, es muy por encima del agua.
Y finalmente, en educación en México, cuatro de cada 10 personas mayores de 15 años están en situación de “rezago educativo”, esto es que no concluyeron estudios de educación básica: son analfabetas, no terminaron la primaria o la secundaria y esa situación los hace enfrentarse en condiciones de desventaja en el mercado laboral, con ingresos promedio de entre seis y ocho pesos por hora labora, mientras que una persona que alcanza estudios universitarios logra ingresos de 56 pesos la hora, según estimaciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Y lo que más preocupa a la SEP es que 44 % de los 33 millones 403 mil personas en rezago tienen entre 15 y 39 años de edad.
Concluyendo con este análisis de la educación, para que no quede duda, el último reporte del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) refiere que existen seis millones de mexicanos en condición de analfabetismo, 10 millones más que no concluyeron la primaria y otros 17 millones de jóvenes y adultos que truncaron sus estudios en la secundaria.
Entonces retomando a Kasuga y los cuatro aspectos principales para ser exitosos como persona o empresa, lamentablemente aunque no hay que generalizar, estamos muy lejos de lograr vivir esos aspectos. Cuatro principios que estoy segura de lograrlos optimizar, dará como resultado un país eficiente dentro de lo maravilloso que ya es. Pero tenemos que comenzar para mejorar, y no simplemente pensar a quien culpar, sino que tenemos que actuar, proponer y transformar. En este sentido mi principal propuesta es que lo hagamos desde el hogar, desde la familia, que enseñemos a los niños a ser honestos, puntuales, que hagan sus responsabilidades bien y proveerles una buena educación. Sin embrago, si nosotros como padres de familia no damos el ejemplo no lograremos cambiar nadita.
Nos leemos la semana que entra para no quedarnos atrás y ver hacia delante.
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