Cuando más miedo y amenazados nos sentimos, empezamos a calcular la magnitud del desastre ante la entrada en vigor del 5% de aranceles a exportaciones mexicanas por parte de los EEUU, vía tweet de Donald Trump; arrancando en un 5%, y progresivamente llevándolo a un 25%. Tomando como ejemplo y base al sector automotriz, hago este ejercicio: Un motor hecho en México que tiene que cruzar 3 o 4 veces las fronteras –así pasa y así es–, terminaría pagando el 15% o 100% de impuestos de su valor dependiendo del arancel.
No defiendo ni justifico lo indefendible, la manera de imponerse –que no es negociar– de Trump, la ventajosa posición de tener el “sartén por el mango” y ahorcar a la contraparte, el mezclar asuntos comerciales con asuntos migratorios, el clavar un puñal por la espalda cuando estábamos a punto de firmar el TMEC, imponer aranceles por encima de un Tratado de Libre Comercio vigente, (eso sólo Trump lo hace), mismo que es una total y absoluta falta de ética, moral y respeto por la relación bilateral; pero es lo que hay, así se maneja y conduce el líder del país más importante y poderoso del mundo que es nuestro socio principal.
Desde la perspectiva de mercados, economía y finanzas, era imperativo llegar a un arreglo favorable para ambas naciones, hoy México tiene a su principal paraestatal al borde de la chatarra: calificación con perspectiva negativa en la deuda soberana, un crecimiento económico que cada día se debilita más, una falta tremenda de confianza y certidumbre agravada por una situación insostenible de inseguridad y una ausencia del Estado de Derecho.
Un país que tiene más de 60 millones de pobres, y que si no crece a tasas mayores del 4%, esta situación de rezago y desigualdad no va a cambiar. Trump lo pidió varias veces, digamos que por la buena, detengan ese flujo irracional de migrantes que son una amenaza para tu país y para el mío; si la ayuda y la caridad empieza por casa, ¿por qué no atender primero a los 60 millones de mexicanos que nos necesitan?; lo tomamos a la ligera, seguimos dejando pasar a quien quiera como “Pedro por su casa”.
A falta de oídos y acciones, vino la amenaza; de haberse materializado la amenaza de los aranceles crecientes iniciando en 5%, hubiera tenido consecuencias desastrosas que no únicamente nos habrían bajado más el crecimiento, podríamos haber llegado a números negativos entrando en recesión. México estaba en la posición del débil y con todo en contra, además con la urgencia de hacer algo al respecto de esta migración.
Si la negociación fue: Yo hago algo por cerrar mi frontera sur y te lo demuestro, y tú no me pongas aranceles, ese es el acuerdo aparente, sin embargo ahora hay mucha especulación hablando de que volvimos a perder, cedimos de más y vendimos a la patria; no lo creo y quiero ser objetivo, teníamos que hacer algo en la frontera sur y para México la imposición de tarifas era catastrófico. Ahora todos muy dignos y criticando por criticar, a nadie nos consta que hayamos cedido más de lo que se debía, y tampoco quienes más critican hoy este acuerdo temporal han medido las consecuencias de perder una negociación con un tiburón sin escrúpulos.
Como veo las cosas los mercados regresaron con euforia en donde se encontraban, y no es festejo, simplemente se ubicaron otra vez ante lo terrible que pudo haber ocurrido; no creo que algo mejore pronto, pero sí celebro que no se haya puesto mucho peor.
Y como siempre digo, no tomen decisiones de pánico en medio de la tormenta; estas oportunidades son para vender caro y no para comprar, es decir, vender a $19.80 para recomprar a $19.20 y no al revés, hablando de Bolsa es tiempo de comprar y no vender.
@juansmusi
Junio 12, 2019
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