México, D.F. Marzo, 2011.- En el marco del Día Internacional de la Mujer, uno de los temas con mayor discusión ha sido la participación de las mujeres en el mundo laboral y las condiciones en las que se da. En nuestro país, especialistas han destacado la importancia de generar las medidas adecuadas para garantizar que las mujeres tengan la posibilidad de conciliar la vida familiar con la laboral para no confrontar dichos ámbitos de suma importancia en su acontecer diario.
En este sentido, la Maestra Diana Ibarra Soto, investigadora de tiempo completo del Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV) y especialista en el tema de equidad de género sostiene que la creación de condiciones favorables en torno a la conciliación familia-trabajo es una labor en conjunto. La Maestra Ibarra Soto hace énfasis en que para abordar desde un enfoque integral este tipo de temas, es necesario identificar ideas que desde niños se tienen en cuanto los roles de la mujer y del hombre. Por ejemplo, habla de estudios que delatan que en un 82.8% de las niñas ayudan a hacer la comida en sus casas, contra un 11.8% de niños que participan.
Otro dato de interés, es que el 79.2% de las niñas y niños están de acuerdo en que es el hombre quien debe proveer dinero para la manutención del hogar, y que las niñas deben aprender a cuidar a sus hermanos más pequeños así como realizar labores domésticas. Incluso en estudios realizados en niños de primaria, se observa que el 50.1% de los niños consideran que el hombre es quien manda y decide el rumbo de la familia. Lo mismo opina el 31.7% de niñas. Sin duda, ideas como éstas generan que en la edad adulta se continúen con los estereotipos creados, entorpeciendo la creación de formas más equitativas de convivencia social.
Al respecto Diana Ibarra sostiene que en nuestro país el tema de conciliación familia-trabajo es prioritario para hacer frente a la crisis económica mundial, flexibilizando las estructuras sociales y laborales que marcan pauta en el quehacer diario. “Es importante crear políticas públicas y empresariales que faciliten el cuidado del infante por ambos padres; instalar guarderías seguras, cercanas y accesibles al lugar de trabajo e impulsar el uso de las Tecnologías de Información para distribuir equitativamente el trabajo”.
En este sentido, “el papel de la familia es fundamental para realizar este cambio, pues es sólo mediante el apoyo de los lazos afectivos más profundos de la sociedad como se podrá romper la inercia de la desigualdad de oportunidades que enfrentan muchas mujeres. Las dinámicas que promuevan la incorporación de los varones en la realización del quehacer doméstico, el cuidado del infante, el enfermo y el anciano serán las que logren el reconocimiento de cada integrante de la familia como un fin en sí mismo”, concluye la experta.
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