Condición física, condición espiritual.

Cuando estudiaba en España al inicio de un verano un compañero nuestro de clases nos invitó a correr-caminar a un lugar donde solía ir los fines de semana. Eran 50 kilómetros. Hizo tanta promoción que nos animamos casi todo el salón, incluso algunos de otros grados. El problema fue que él iba en coche y nosotros no estábamos en condición física. El paseo fue un desastre, regresamos con ampollas, rozaduras, de mal humor, etc. No lo disfrutamos, no fue una buena experiencia. Si nos hubiéramos preparado físicamente hubiera sido maravilloso porque el lugar : “El Castillo del Buen Amor”, era hermosísimo.

Para ese tipo de paseos- carreras es necesario prepararse, hacer ejercicio, tener buena condición física. Sólo así se puede disfrutar. Hacerlo sin tener buena condición física es contraproducente.

En la vida espiritual sucede lo mismo: para poder disfrutar de una experiencia espiritual fuerte, como pueden ser unos ejercicios espirituales, un retiro de silencio, etc. Es necesario tener “buena condición espiritual”, ejercitarse espiritualmente de forma constante, sino el resultado será negativo. Al igual que en el deporte sólo disfruta estas experiencias fuertes quien se ejercita cotidianamente.

Las experiencias espirituales más profundas, más exigentes, son maravillosas, cambian la vida, nos llenan de paz y alegría espiritual, pero hay que irse preparando para vivirlas. Y, como en el deporte, hay que hacer “ejercicios espiritual” todos los días: un rato de meditación, Rosario, Santa Misa, etc. Todos los días con el deseo de crecer, de mejorar.
Te invito que así como te preparas para un maratón, un triatlón o alguna otra competencia de fondo, también te prepares para alguna experiencia espiritual más profunda.

Rodolfo Mayagoitia L.C.

#SoyCorintio

Un estilo nuevo de hacer deporte

Facebook: Soy Corintio

www.soycorintio.com

Deja una respuesta