Crimen y castigo

El gran escritor ruso Fedor Mijaelovitch Dostoyevsky, escribe este extraordinario libro y hace todo un cuestionamiento, de lo que somos, porque lo hacemos y luego no podemos vivir con ese peso.

Raskolnikov así se llama el personaje de esta historia, está en San Petersburgo en esos momentos la capital de Rusia.

Cómo hemos visto a través de la pintura y la música, la vida de la mayoría de estos genios fue muy pobre, llena de carencias, la vida veces nos fuerza a tener ideas, cometer actos tremendos y justificarlos, es interesante como el escritor describe estas particulares circunstancias y a lo que se puede llegar.

Este personaje nacido de la imaginación y pluma de uno de los más importantes escritores rusos es muy interesante y difícil, lo que nos resulta increíble es que haya seres dotados de dones especiales capaces de romper con esquemas y tradiciones.

En esos momentos Freud no había aparecido y este personaje llega a lo que después se consideraría un psicoanálisis, ya que todo lo que hacemos y pensamos, tiene una respuesta a largo o corto plazo en nuestras vidas. Tomar decisiones tan poco humanas, soberbias y llenas de odio, llevan finalmente a cometer actos terribles en contra de los demás y por supuesto sin darnos cuenta de nosotros mismos.   Hoy tenemos tantos medios a nuestro alcance y vemos todos los días noticias tremendas, de seres que hacen cosas horribles sólo por odio, ignorancia y dinero.

Es muy interesante ver como este genial escritor, nos dice que no podemos llegar a tan fuertes conclusiones que debemos tener cuidado con lo que pensamos, ya que el peor enemigo puede ser nuestra mente.

Anímense a leer algo interesante y profundo y tengan en cuenta en la época que se escribió, cómo algunos seres como en la pintura o en la música, cambian nuestra forma de ver y entender al ser humano y sus grandes tropiezos. Vivimos una época diferente, avanzada en muchos aspectos y retrasada en los más esenciales, ya que a pesar o quizás por todos los medios que tenemos a nuestra disposición nos volvemos perezosos no leemos sólo escuchamos noticias y cada vez le damos menos importancia a todo lo que no sea material. Triste es ver que estamos perdiendo algo esencial, que es la dignidad que deben tener para nosotros todos los seres humanos.

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