Cuando la bazofia se confunde con cultura ( I )

La promoción de la cultura es uno de los eslogan favoritos de las escuelas públicas.

Esto no sería un problema sino porque en las últimas décadas ha habido una tendencia a “confundir” cultura con promoción del izquierdismo, del marxismo, de la ideología de género, del feminismo, o con todo aquello que está mal hecho.

Entre las muchas actividades que los jóvenes estudiantes tienen, es la de asistir a obras teatrales, solicitado en materias como “Lectura y redacción”, en la que se les enfatiza a los alumnos que deberán entregar un trabajo escrito que contara para calificación. Cierto es que no obligan a nadie, pero al ver a tantos estudiantes, es claro que se valen de ese punto extra, ese plus para llenar o medio llenar un teatro u auditorio.

Si la escuela cumple con uno de sus cometidos que es promover la cultura entre su alumnado, ¿Qué es lo que podría estar mal? Que todas, absolutamente todas las obras teatrales que les indican ver tienen el común denominador siguiente:

-Montadas en teatros con un precario mantenimiento y limpieza

-Escenografía y vestuario deficiente

-Las actuaciones son paupérrimas

-Los diálogos plagados de frases en doble sentido, palabras vulgares

-Constante alusión a cuestiones de tipo sexual

-Mostrar a la mujer como fácil o promiscua

El lector me dirá que tal vez se debe a que los actores pueden ser inexpertos o novatos, sin embargo cabe mencionar que su edad oscila entre 25 a 45 años, algo que desecha el argumento.

Cuando una obra teatral esta bien realizada, no necesita de vulgaridades y frases en doble sentido, puesto que es un recurso que maquilla las deficiencias a la vista de los estudiantes, las cuales resultan evidentes para un adulto.

Tenga por seguro de que usted o yo no nos quedaríamos ni siquiera a la mitad de dicha puesta en escena que no muestra respeto alguno por el asistente.

Los maestros sin duda deben saber el tipo de obras que solicitan ver, la pregunta del millón de dólares es ¿usted padre de familia lo sabe? Porque, los boletos no son ni relativamente baratos y no están anunciadas en una cartelera oficial, en un caso, incluso la taquilla estuvo improvisada. ¿Quién o quiénes ofrecen tan poca cultura? La cereza del pastel la dan los mismos estudiantes al reír ante la mayoría de las vulgaridades, si supieran que solo están recibiendo la bazofia que muchos tienen por “cultura”, el resultado sería distinto. Solo queda decir que:

“La educación primaria acabó con la cultura popular; la educación universitaria está acabando con la cultura” Nicolas Gómez Dávila

Alexa Tovar alexatovar2017@yahoo.com

Deja una respuesta