Mientras las hordas de los bárbaros, procedentes del centro de Asia, se desplazaban hacia Europa, fueron los monasterios, los conventos, las abadías…., los focos de irradiación cultural que conservaron celosamente los manuscritos, los valiosos textos sobre Filosofía, Teología, Ciencias, Literatura, Artes…y constituyeron como un depósito de los saberes humanísticos y científicos. Fue un hecho de incalculable valor y que se denomina como el esplendor de la Edad Media.
Se investigaba tanto sobre botánica, zoología, genética, como sobre filología, literatura y los saberes humanísticos que encerraban la Filosofía y la Teología. Todas esas investigaciones y descubrimientos constituían un todo armónico. De allí nació el concepto de “la universidad”, entendida como un apasionado amor por la búsqueda de la verdad, abarcando los conocimientos universales y teniendo como fin último la gloria debida a Dios por su admirable obra creadora.
Pero después, con el advenimiento de la Modernidad, cuando las ciencias experimentales comenzaron a asombrar a algunos estudiosos, paulatinamente, esos saberes universales se fueron fragmentando y se llegó a la instrumentalización del saber, por ejemplo, con el Positivismo, en que sólo se reconocía un descubrimiento como verdadero “si se probaba en un laboratorio”, y todavía más, en el siglo XX, se cuestionaba la validez de un avance cientítico o humanístico, sólo en función de “si era útil” o “si servía para algo práctico” (Pragmatismo).
Nuevamente, un grupo de destacadas personalidades mexicanas: intelectuales, científicos, escritores, antropólogos, artistas, filósofos y teólogos… nos muestran que esos viejos antagonismos entre ciencia y teología; entre razón y fe son realidades que se hermanan. Y, a la vez, trazan puentes de diálogo y acercamiento entre esos saberes, conformando un impactante conjunto de ensayos -cuidadosamente elaborados y rebosantes de erudición-, que demuestran que las ciencias, las artes y la fe se complementan mutuamente.
La Presidenta de esta “Sociedad Mexicana de Ciencias, Artes y Fe”, la Dra. Ana Teresa López de Llergo, catedrática e investigadodra de la Universidad Panamericana, comenta en su prólogo que no ha sido coincidencia que esta publicación se editara precisamente en este año 2015, en que se celebra el Sínodo sobre la Familia, “ya que el pueblo mexicano se ha caracterizado durante siglos por una firme solidaridad entre los integrantes de la familia nuclear, apoyada también por la familia extensa. Y yendo más a fondo de esta realidad fundamental, salta a la vista que la familia está intrínsecamente ligada a las ciencias, las artes y la fe: ésta última se transmite principalmente en el ámbito familiar y todos los científicos y artistas han nacido en una familia y forman parte de ella”.
FICHA BIBLIOGRÁFICA: Senderos de Verdad No. 2, Aportaciones a las Ciencias, las Artes y la Fe en México, autores varios, Impresora Múltiple, México, 2015, 620 páginas.
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