Recientemente hemos caído en una paradoja ante una situación atípica. Las buenas noticias, como el crecimiento económico, la generación de empleo, los índices de manufactura y de servicios subiendo son, por curioso que parezca, una noticia negativa. Resulta que todas estas buenas señales económicas significan que la inflación puede seguir al alza; o bien, presionándose.
Esto implicaría que la Reserva Federal podría continuar con el alza de tasas y, como consecuencia, provocar una fuerte desaceleración o, incluso, una recesión. Lo que el mercado y los inversionistas querían escuchar la semana pasada era que el crecimiento económico fuera revisado ligeramente hacia abajo, que los índices de manufactura y servicios salieran por debajo de la zona de expansión y que el empleo generado en agosto saliera en línea -ligeramente arriba o abajo-; pero no querían ver de nuevo una cifra espectacular en este renglón. Y así fue.
Las noticias fueron malas, excepto en el empleo, que excedió ligeramente las expectativas. Con ello vimos una muy buena semana de recuperación para cerrar menos mal agosto, que fue un mes complicado. Lo que hoy creen los analistas es que en septiembre no habrá alzas. La FED puede hacer una pausa y esperar a su reunión de noviembre, ya que en octubre no hay y así, con mayor información, ver si se justifica un alza más. Lo cierto es que la pausa en septiembre le puede regresar brío al desempeño accionario y liberar también a los bonos de presiones alcistas.
China sigue siendo un tema de preocupación. Su fuerte desaceleración económica provoca miedo, tanto en la región como en el mundo, de que pudiera haber un “efecto dragón”, un contagio global. Las autoridades y el gobierno han hecho grandes esfuerzos por mitigar esta desaceleración, que hasta el momento parecen insuficientes. Disminuciones de tasa, subsidios, incentivos fiscales, etc. el gran reto es que además de la desaceleración, la crisis inmobiliaria no contagie al sector financiero.
En México destacaron dos cosas: la publicación del informe trimestral de Banco de México y un anuncio que me parece muy atinado, relativo a las subastas de dólares. En el informe, las noticias son buenas. Se espera un crecimiento económico cercano al 3%, un cierre de año que podría ver una disminución de tasa al 11%, inflación anual de 4.6% y un tipo de cambio en diciembre a $17.75 por dólar.
La buena noticia tiene que ver con una disminución gradual en el programa de subastas de dólares; un mecanismo que inició en 2017 a raíz de la inestabilidad que muchas veces provocaba el expresidente Trump, que se decidió alargar hasta la pandemia y que seguía vigente. La verdad es atinado, porque hoy el exceso de dólares que ingresan a México, sobre todo por remesas y “near shoring”, ya no requería que el banco central metiera más dólares a la circulación. Inicialmente, con este anuncio, el peso ha estado ligeramente depreciado y cotizando por arriba de los $17 por dólar. Considero que, si gradualmente se deprecia, sería positivo, incluso si regresara Donald Trump a la presidencia, cosa que es factible.
Esta semana se darán a conocer las minutas de la FED, documento más detallado con las opiniones de sus miembros, datos de crecimiento económico en Europa, China y Japón. En México, se dará a conocer la inflación de la segunda quincena de agosto. Al tiempo.
@juansmusi
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