Este ciclo bajista, complicado, de mercados erráticos, de pérdida de empleos, recuperación de los mismos, contracción económica y recuperación, crisis en la cadena de suministro, alta inflación, crisis de materias primas, de alimentos, pandemia y guerra, aún no termina. Este ciclo -que empezó en 2020- está cerrando su tercer año, en el que los problemas simplemente no terminan.
Poco a poco hemos ido librando los diferentes retos que la economía nos ha puesto. Desde el confinamiento hasta el ciclo inflacionario, hoy se puede decir que estamos mejor; o, mejor dicho, menos peor. En términos de mercados, este año ha sido de los más complicados desde que trabajo en esto. Hasta ahora las pérdidas en el Nasdaq han sido de -33.70%, del Standard and Poor´s 500 -19.84% y del Dow Jones -9.24%.
Tampoco recuerdo haber visto un ciclo tan largo y complicado de una inflación que no viene del exceso de demanda, sino del choque en la oferta, es decir, por falta de -en su momento- fletes, partes, materias primas, etc. Es cierto que los bancos centrales se tardaron en actuar, pero el contexto era muy complicado, porque cuando la economía era fuertemente negativa, apretar la política monetaria era contradictorio. Además, se consideraba que era temporal y que una vez regularizada la cadena de suministro, la inflación sería solo transitoria y no fue así.
En resumen, este ciclo negativo empezó con la pandemia, siguió con el ciclo inflacionario, y luego comenzó el conflicto entre Rusia y Ucrania; y hoy estos tres factores siguen en la ecuación. No podemos decir que estos tres elementos ya están resueltos. Los tres siguen siendo parte de la agenda. La pandemia en China sigue siendo un factor: la semana pasada hubo días con más de 30 millones de infecciones. El cierre o confinamiento ya no es opción, pues socialmente ya no es tolerable por las altas implicaciones económicas que conlleva.
De la inflación parece que ya pasó lo peor, pero no cantamos victoria y creemos que, aunque las alzas de tasa continúan, ya tocamos los topes en esa materia. Las alzas deberían terminar en el primer trimestre del 2023. En donde no se ve fin y el riesgo de que lo peor aún no ha pasado es en el conflicto bélico. No se ve solución en el corto plazo y no estamos ciertos de que lo peor o más grave ya ocurrió.
A donde quiero llegar con este ciclo terrible de 3 años es que en dos de sus tres componentes podríamos estar empezando a ver la luz al final del túnel. En el peor de los casos, los primeros tres o cuatro meses de 2023 serán inciertos y las alzas de tasa podrían continuar. El siguiente reto es que, con estas tasas, lo lógico sería ver una recesión; o sea, menos crecimiento económico con respecto a 2022. El tema es que, si la recesión es moderada y la inflación cede, puede venir una recuperación en los mercados muy interesante. Tenemos que ser pacientes. Ya falta menos. Y sí, considero que esperar es lo más prudente. Como no tenemos una bola de cristal y no sabemos cuándo se dé esta recuperación, estar invertidos es lo más sensato.
Les quiero desear un 2023 muy saludable. De lo demás, nos encargamos nosotros mismos. ¡Feliz 2023!
@juansmusi
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