Especialistas coinciden en que al acabar con el dolor, los enfermos en situación terminal buscan seguir viviendo. También se pronuncian por incentivar que se brinde atención adecuada a la familia.
México, D.F. Marzo, 2011.- A dos años de haberse aprobado las reformas y adiciones a la Ley General de Salud en materia de Cuidados Paliativos, en nuestro país, el tema cobra relevancia en tanto se ha reconocido la importancia de este tipo de atención a los enfermos terminales y sus familias. Tal es el caso de la recién declaración del Dr. Jordi Valls, uno de los más destacados expertos españoles en cuidados paliativos, al señalar que nunca ha recibido una sola solicitud de eutanasia, a lo largo de su actividad en la Fundación San José, en España y en el que ha atendido a más de once mil pacientes. El especialista sostiene que “la eutanasia no es, ‘en absoluto’, una petición frecuente.
He trabajado durante años en atención directa a pacientes terminales, y nunca nadie me pidió la eutanasia. Se suele decir que el mejor tratamiento contra la eutanasia es un buen cuidado paliativo, pues la mayoría de quienes te dicen ‘yo no quiero vivir’ resulta que lo que te están diciendo es ‘yo no quiero vivir así’, y en cuanto tratas el ‘así’, habitualmente ya se no repite el ‘no quiero vivir”. De hecho, de acuerdo a testimonios de jefes de departamento y jefes de comité de ética de los hospitales en Estados Unidos, Inglaterra, Nueva Zelanda, Australia y Canadá, la mayoría de los pacientes se aferran a la vida, aún en los casos de mayor dolor y sufrimiento, por ejemplo, cuando sufren de cáncer.
En una investigación realizada por el Dr. Raphael Cohen, uno de los más importantes expertos en el tema a nivel mundial, esta situación se da en los hospitales católicos y judíos en un 99%, en tanto que en los hospitales laicos el porcentaje oscila entre un 90 y un 95%. En dicho estudio se indica que la duda por seguir viviendo en algunos pacientes que así lo consideraron surgió por el miedo al sufrimiento, pero una vez que se lograba el control de su dolor, los pacientes cambiaban su punto de vista y deseaban seguir viviendo.
De esta manera, lo que se comprueba es la relevancia de acabar con el dolor no con el doliente, así como seguir impulsando que la atención sea dirigida también a la familia del enfermo. En este caso, la Dra. Rocío Guillén, paliativista del Instituto Nacional de Cancerología, menciona que la gente alrededor del enfermo debe estar bien asesorada e informada sobre el trato que debe dar a su familiar enfermo. “Esto por ser ellos un eslabón de apoyo importantísimo en la atención integral junto con médicos, psicólogos, trabajadores sociales y asesores espirituales”, enfatiza la especialista.
Al respecto Jordi Valls concluye que «no solo hay que cuidar a quien va a morir, sino también prestar atención a quienes le sobreviven. Esa es una carencia que tienen quizá los hospitales, donde se hace una labor de cuidados físicos muy buena, pero muchas veces ni las necesidades sociales ni las psicológicas están atendidas.»
Fuente: www.1tad.net
Informes: lrincon@1tad.net
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