Da Vinci: El Genio

Como ya mencioné  el siglo XVI, o sea el cinquecento, es uno de los períodos más gloriosos, en la historia del arte, no sólo de Italia, sino del mundo. En este siglo aparece Leonardo el  gran maestro universal. Un  hombre con unas capacidades inimaginables. Fue y sigue siendo un misterio dentro  del mundo, no sólo del arte, sino que abarca una dimensión difícil de entender, pues a pesar de no tener una formación científica, tenía un extraordinario poder de observación y una mente prodigiosa, capaz de imaginar cosas, impensables en esa época. Pintor, inventor, arquitecto, investigador, botánico, filósofo, músico, científico, urbanista. Se atrevió a pensar en el helicóptero, o en el submarino,  en fin tantas dotes, y todas de un calibre tal, que las palabras no alcanzan, para alabar a  tan increíble personaje.

Leonardo nace en una aldea toscana y trabajó en uno de los más importantes talleres florentinos, el del escultor y pintor, Andrea del Verrochio, que en ese momento gozaba de  gran fama. En ese ambiente, el joven Leonardo aprende rápidamente a fundir metales, a trabajar el cuerpo humano directamente de los modelos y  empieza a estudiar plantas y animales,  y lo más importante, aprende a manejar los  colores y la perspectiva. Semejante educación, habría  sido suficiente, para que saliera del taller con una preparación sobresaliente y por supuesto con ello se ganaría una vida decente y tranquila, pero él era algo más, era un verdadero inventor, en la más amplia acepción de la palabra.  Era un extraordinario genio militar que podía concebir, fortificaciones y canales, así como armas y toda clase de artificios. Era músico admirado, y creador de juguetes mecánicos, nadie se imaginaba el alcance que tenían sus descubrimientos e ideas.  Leonardo escribió mucho sobre todas sus investigaciones, pero cuidó que no se conocieran, no sabemos realmente la razón, quizá por miedo a ser  considerado hereje. Era zurdo y escribió todo de derecha a izquierda, o sea que sólo puede ser leído mediante un espejo.

Entre sus obras, que no han sido tantas como la de otros pintores de la época, me refiero a la pintura, ya que su legado gráfico es enorme, más de 4.000, folios, aislados y recogidos en códices que se conservan en diferentes ciudades, Milán,  París, Londres, Madrid.,  pero volviendo a la pintura, entre las  que nos han conmovido en forma extraordinaria, se encuentra “La última cena”, en el Monasterio Santa Maria  delle Grazie  en Milán.  “ Dice el gran historiador, Grombich. “Nunca se  había mostrado con tanta fidelidad y tan lleno de vida el episodio sagrado. Era como si se hubiera añadido otro comedor al de los monjes”

Desgraciadamente lo que queda de esa extraordinaria pintura, está en muy mal estado; a pesar de los grandes esfuerzos que se hacen para no perderla, los restauradores son pesimistas, piensan que es casi imposible mantenerla, ya que mucho se ha deteriorado; ojalá se equivoquen.

La otra obra que todo el mundo conoce, es la famosísima Gioconda, o Mona Lisa, una figura de  un realismo y belleza, que parece  nos sigue con la mirada. Leonardo descubre una forma de pintar, que elimina toda rigidez y da una naturalidad extraordinaria a sus pinturas, los italianos lo llaman Sfumato .  Una forma de suavizar el contorno y fundir las sombras, para dejar que nosotros imaginemos, algo de la personalidad del retratado. Este cuadro de la Gioconda, que todos conocemos y que está en el Museo del Louvre en París, nos hace recordar  la antigua creencia, de que en los retratos o esculturas, se conservaba el alma de los seres representados. En esta singular pintura, él nos muestra que esto es posible, ya que esta imagen tiene vida y nos sigue viendo sonriente, y misteriosa  a través de los siglos.

Leonardo trabajó para los Sforza en Florencia y termina sus días en Francia, en la corte de Francisco I. Dice la leyenda que murió  “Sinu Regio”. Sobre el pecho de un rey.

Leonardo es una figura tan importante y apasionante, que los invito, investiguen sobre su vida y legado, ya que estas pequeñas líneas, no se acercan ni remotamente, al  gran momento que él representa en la historia del arte y del mundo.

Ahora el gran hombre de ciencia Leonardo, convierte en realidad algo de los sueños y temores de los primeros hacedores de imágenes. Mostró que conocía el hechizo de infundir vida a los colores esparcidos con sus pinceles prodigiosos. E.Gombrich

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