Es increíble la cantidad de dinero que los gobernantes de México gastan en infraestructura, en planes de desarrollo, en impulsar los proyectos de las diversas Secretarías de Estado pero olvidan algo que claman los ciudadanos: tapar los baches, quitar tantos topes y no poner sólo “parchecitos” en los arreglos, sino reparaciones duraderas.
En la calle de mi casa fueron tapando los baches por un largo trecho, pero al llegar al crucero de más circulación, que en medio tiene un bache enorme, y se ha dejado ahí como un “monumento” al “Áhi se va”. Han pasado varias semanas y no parece que vayan a continuar tapando más baches. Sencillamente se escucha cómo los coches caen ruidosamente en los “mega-baches” y resuenan los amortiguadores, las carrocerías y las motos y los ciclistas tienen sus traspiés. Pero eso sí, antes del semáforo, a cincuenta metros de distancia, hay tres enormes topes -sin justificación- que sorprenden al despistado conductor. Y en esa esquina, donde se cruzan dos avenidas importantes, se pusieron grandes parches de pavimento que ya muestran sus peligrosas “caries” para las llantas de los indefensos conductores.
Pensaba si esta situación no era una metáfora de nuestros gobiernos mexicanos. Porque en la década de los años sesenta tuvimos en el país el llamado “desarrollo económico estabilizador” y la Economía se encontraba bastante bien. Pero llegaron Luis Echeverría, luego José López Portillo… y sobrevinieron devaluaciones, fuga de capitales al extranjero, una imparable espiral inflacionaria y aquellas inolvidables frases de “defenderé el peso como un perro”, “inviertan en los mexdólares”, “ya nos saquearon, no nos volverán a saquear”; “nos jugaremos la carta de inflación con crecimiento” y así tantas frases que a los ciudadanos de mediana edad “se nos ponen los pelos de punta” por todo el desastre socioeconómico que sobrevino.
Muy pocos se acuerdan que el billete de $1,000.00 pesos Moneda Nacional, el Presidente Carlos Salinas de Gortari le mandó quitar tres ceros y el diminuto peso que ahora observamos, nada tiene que ver con lo que se podía adquirir con aquel “señor billete de respeto”. Luego vino el llamado “error de diciembre” de 1994, que mutuamente se culpan entre Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, quien haya sido el culpable es lo de menos, lo de más es que el país volvió a una devaluación, inflación y recesión todavía más grave que en 1982. Muchísimas empresas nacionales se fueron a la quiebra y se perdieron miles de empleos.
Aclaro que no soy panista, pero los dos sexenios del PAN, de Vicente Fox y Felipe Calderón, mostraron a todos los mexicanos que no era tan difícil administrar moderadamente a un país y con toda transparencia entregaron números negros; fueron doce años de superávit.
Me pregunto, si la Economía en México funcionó bien desde los años cincuenta y sesenta con Adolfo Ruiz Cortinez, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz y luego del 2000 al 2012, ¿por qué ahora la deuda exterior mexicana está creciendo tanto? ¿por qué cuando vamos al mercado, a la farmacia o de compras, en general, todo sigue subiendo? ¿Por qué sigue el desempleo y aumenta la brecha de los extremadamente pobres con los muy ricos? ¿Si está ocurriendo un repunte en la Economía norteamericana, por qué no se refleja en el país? En definitiva, ¿por qué inventar “el hilo negro” si ya hemos tenido gobernantes que han manejado al país administrativamente bien y de distintos partidos políticos? ¿Son “los baches, los topes y los parches” los que nos van a llevar a un repunte dentro de un supuesto y maravillloso “megaplan”? ¿No sería más sensato decir: “No hemos equivocado” y rectificar el rumbo, cuando todavía estamos a tiempo?
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