Desaceleración inminente

Es evidente que no podemos regresar al confinamiento y al encierro como lo vivimos, regresar será, en muchos casos, morir de hambre. Los países ricos ya no pueden cerrar y mucho menos los pobres. El correcto manejo de la pandemia hoy involucra a la sociedad y las decisiones y medidas que ella tome. El covid existe y sigue matando a millones de personas. Algunos gobiernos lo han manejado bien y otros mal, pero al final depende de cada uno.
Promover eventos masivos y gratuitos para conmemorar eventos históricos desde la perspectiva de un régimen y convocar a la ciudadanía en este momento requiere de la ignorancia e irresponsabilidad de ambas partes: gobierno y gobernados. Muy bien dice el dicho: “Los pueblos tienen el gobierno que merecen”. Y mientras en México la lucha es por seguir vacunando y tratar de llegar a un poco más de 30% de la población, hay países que ya están promoviendo la tercera dosis, el refuerzo.
Esta nueva ola traerá consigo desaceleración, porque, aunque existan estados de emergencia, advertencias, semáforos rojos, etc., la vida sigue y serán los ciudadanos los que dejarán de hacer o ir a ciertas actividades económicas y que marcarán una desaceleración económica. Me llama la atención que hace seis y tres meses atrás la gente en EU prácticamente ya no usaba tapabocas, y estamos hablando de un país con un alto porcentaje de habitantes vacunados. Hoy, mucha gente vuelve a usarlo ante la variante Delta, que ha logrado vacunar a muchos escépticos, pero también asustar a quienes no lo estaban.
Con este sentimiento y temor arranca una nueva semana en la que los mercados caen y se muestran preocupados por lo que viene, y es que la pandemia no esta cerca de terminar.
Prácticamente los escenarios y proyecciones de crecimiento hacia adelante han sido corregidos al alza hasta agosto. Quizá estas expectativas se sigan moderando e incluso podremos ver correcciones hacia abajo. China, Europa, EU y México, todos ellos ya muestran desaceleración en indicadores claves de la economía y, sin ser dramáticos o alarmantes, marcan un cambio de tendencia que puede señalar un bache y luego una nueva recuperación o un movimiento de baja en la actividad económica hacia finales de año.
En México, desde mi punto de vista, la situación es más complicada porque hemos visto salir mucha inversión financiera desde 2019, baja en la inversión extranjera directa, un superávit que mantiene al tipo de cambio estable, pero que confirma la debilidad del mercado interno y que hace más grandes las exportaciones. Las finanzas públicas siguen sanas, pero cada vez más apretadas.
El único indicador que ha mejorado, y no es necesariamente positivo, pero contribuye a los ingresos, gastos y bienestar de los mexicanos, son las remesas. La inseguridad sigue al alza y no hacemos nada por detonar inversión y atractivo, es como un aislamiento y estamos funcionando y jalando con lo que hay.
Gracias a Dios y al destino hacemos frontera con el país más rico del mundo y con ellos tenemos un acuerdo comercial que nos permite continuar y beneficiarnos del gran ritmo de esa economía. Otra buena noticia de estar cerca es que el Senado ya aprobó el plan de infraestructura de Joe Biden que implica invertir un trillón de dólares estadunidenses, mucha de esta derrama beneficiará a México y a los mexicanos.
@juansmusi

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