Padres enseñen a sus hijos a coexistir con las virtudes y defectos de la sociedad actual


Las 10 mejores cosas que hoy podemos disfrutar en casi todos los países

Las 20 plagas, pandemias o calamidades más dañinas para la sociedad actual

18 Sentencias relacionadas con las actitudes ante la vida actual

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No se puede vivir dentro de una burbuja de la clase que sea, aislado del mundo. Bastante hemos tenido, al tener que vivir dentro de otras burbujas, como la económica, la hipotecaria, la crediticia, etc. hasta que estallaron. Lo importante es enterarse que existen esas burbujas y aprender a vivir al lado de ellas, pero sin entrar en ellas.

El no dejarse arrastrar por “todos lo hacen”, “está permitido o no castigado por la ley” y “es muy difícil remar contra corriente” requiere mucho conocimiento, disciplina y constancia, para sortear y evadir los problemas, algunas veces irresolubles de determinados segmentos de la sociedad.

Pero no todo es malo, hay un porcentaje muy alto de honrados ciudadanos, que viven dentro del cumplimiento de las leyes, aman al prójimo, tiene familias muy unidas y bien educadas, conocen y practican continuamente las virtudes y valores humanos y son muy felices. Pero estos ciudadanos y sus familias no meten ruido. El ruido lo meten ese 1% de la sociedad, que sale siempre en los medios de comunicación.

Los padres tienen que saber enseñar a los hijos, lo que está bien y lo que está mal, pero primero tienen que tener una buena formación y pensar de forma continua, reflexiva, silenciosa y profunda, lo que es fácil o difícil, estéril o fecundo, justo o injusto. El bien vencerá en el mundo, aunque el mal haga más ruido.Siempre tendrán éxito los gestos de amor y de servicio, la lucha diaria soportada con fidelidad y paciencia, aunque permanezcan en la sombra.

“Cualquier tiempo pasado siempre fue mejor”, “En mis tiempos las cosas no eran así”, “Las cosas eran mejores”, etc. Estas son expresiones que se repiten generación, tras generación. Ciertamente ninguna época es igual a la otra, todo cambia, la vida está llena de constantes cambios. Pero a muchas personas de otros países, les gustaría poder sufrir lo que en otros sitios llaman “Crisis económicas” o “Abismos fiscales”. A todas las generaciones les hubiera gustado tener, los adelantos y calidad de vida que disfrutamos ahora.

Jamás la humanidad ha tenido su disposición, tantos adelantos para el bienestar social, tantas riquezas, tantas posibilidades, tanto poder económico, tanta libertad, tanta solidaridad, tanta independencia, tantas y tan buenas ideas, tan buen orden mundial, con sus excepciones. Pero sin embargo nos seguimos quejando de lo mal que vivimos, fijándonos solamente en las fuertes tensiones políticas, sociales, económicas, raciales, ideológicas, religiosas, que no son nada comparándolas con épocas anteriores. El mundo mejora a pasos agigantados y no lo queremos reconocer, ni agradecer. Algunos prefieren estar todo el día quejándose del presente.

Las 10 mejores cosas que hoy podemos disfrutar en casi todos los países: No es una frivolidad enumerarlas, con lo que está pasando la sociedad. Es una obligación saber que “no todo es malo”, que hay mucho más bueno, que malo, pero que se habla menos de lo bueno, debido a que no es noticia. Pero alguien debe decir todo lo bueno que tenemos, pues ya se encargarán la mayoría de los medios de comunicación, de hablar de las maldades, y si es posible agrandarlas.

1. Alimentos: Mayores cantidades presentes y futuras, más posibilidades de alternativas de consumo, mejora continua de la calidad, mayor seguridad técnica, auge de los alimentos orgánicos. Precios competitivos. Alimentos asegurados para más, de los actuales siete mil millones de habitantes.

2. Duración de la vida: Cada año aumentan las expectativas de vida, en todos los segmentos de la población.

3. Calidad de vida: Más y mayores comodidades, para disfrutar de la vida.

4. Comunicaciones de voz, imagen y documentos: A precios muy asequibles, a través de Internet.

5. Estudios: Muchas facilidades, a todos lo niveles de edades y situaciones económicas, para realizarlos incluso, desde la propia casa o en tiempos compartidos, con otras actividades.

6. Información disponible: Mucha, bien ordenada, la mayoría gratuita y al alcance de casi todas las personas.

7. Medio ambiente: Promulgación de leyes adecuadas, más y mayor conciencia social para la conservación de energía, grandes inversiones para cuidar el medio ambiente, utilización de recursos energéticos renovables y más limpios, etc.

8. Salud: Mejor prevención y mayor cura de las enfermedades, incluso habiéndose erradicado muchas de las graves y mortales.

9. Transportes: De personas y mercancías, mucho más rápidos, cómodos y asequibles para todos.

10. Voluntariados: Hay infinidad de filantropías, altruismos, personas individuales y organizaciones no lucrativas 
(ONG)
, que dedican una gran parte de sus tiempos, talentos y tesoros (TTT) a prestar ayuda a los que la necesitan.

Los jóvenes actuales no son una generación perdida, aunque sea el clamor de una parte de la sociedad. Esta juventud es la mejor preparada, de la historia contemporánea, a pesar de que a algunos les definan como “hijos de la bonanza”, producto de una sociedad altamente mercantilizada. Pero esta juventud, siente una llamada a la fraternidad y al trabajo en común, con una visión muy humanizadora del mundo y con la necesidad de encontrar formas, de implicarse en favor del prójimo, en la recuperación de la práctica de las virtudes y valores humanos.

Bajo esta forma de disfrutar de la vida, existe una aspiración más profunda y más universal. Las personas y los grupos sociales, están sedientos de una vida plena y de una vida libre, digna del hombre, poniendo a su servicio las inmensas posibilidades que les ofrece el mundo actual. Las naciones también se esfuerzan cada vez más, por formar una comunidad universal, donde todos puedan disfrutar de los mismos beneficios. Aunque la sociedad actual, tenga signos de poder y de debilidad, capaz de hacer lo mejor y lo peor, siempre tiene el camino abierto para optar entre la libertad o la esclavitud, entre el progreso y el retroceso, entre la fraternidad y el odio.Ahora nos toca elegir a cada uno, lo que quiere ser.

Los jóvenes son muy solidarios y se entregan, incondicionalmente, cuando algo les atrae. Además que tienen muchos conocimientos acumulados, para hacer el bien y saben perfectamente, como luchar contra el mal. Sus opiniones son muy importantes, porque también ellos enseñan. La formula perfecta para no mezclarse, con las plagas de la sociedad, es la combinación de la juventud y la experiencia.

Los padres tienen que ser optimistas, sobre el mundo que les ha tocado vivir y el que dejan a sus hijos, para que se desarrollen. Hay muchas más cosas positivas, que negativas. El optimismo es un estado de ánimo, que pretende ver y juzgar las cosas o situaciones, en su aspecto más favorable y está asociado con la alegría, la felicidad, el entusiasmo, etc. El pesimismo es todo lo contrario, es lo que hace ver las cosas de forma desfavorable, con tristeza, insatisfacción, disgusto, etc. La mayoría de las veces depende, de que cada uno, trate de buscar esos estados de ánimo y encontrarlos.

Las 20 plagas, pandemias o calamidades más dañinas para la sociedad actual:

1. El aumento de las enfermedades, como el SIDA y el cáncer.

2. El bajo índice global de natalidad voluntaria.

3. El descontrol de las armas de fuego y de las municiones, que originan tantos asesinatos en todas las ciudades y en todas las edades. (Las pistolas en manos del pueblo, son crímenes buscando a las personas).

4. El divorcio que rompe las familias y deja desamparados a los hijos.

5. El enorme y rampante abandono escolar, principalmente de las minorías.

6. El excesivo consumismo y la ausencia del ahorro.

7. El uso indiscriminado de anticonceptivos, incluso entre la juventud.

8. La agresividad, hostilidad y violencia, convertidas en realidades en el cine, la televisión, los videojuegos, el teatro, la novela, la moda y en los medios de comunicación, que impregnan a los individuos y a la sociedad.

9. La ausencia de formación y práctica religiosa, expresada también en la poca práctica de las virtudes y valores humanos.

10. La contaminación socio ambiental.

11. La despenalización y el gran consumo de drogas, que se realiza en todas las edades, niveles sociales y segmentos de población, unido a la permisividad de algunos padres y autoridades.

12. La frustración de una parte de la juventud, por la falta de trabajo y las consiguientes expectativas profesionales y familiares.

13. La impunidad, la inmunidad y el soborno.

14. La política y los políticos, manejados por la presión de los intereses económicos.

15. La práctica del sexo fuera del matrimonio.

16. La rutina del bullying, sexting y acoso en las escuelas y trabajos.

17. La violencia familiar, principalmente contra los más débiles, mujeres, niños y ancianos.

18. Las múltiples guerras y enfrentamientos violentos entre las naciones, comunidades, segmentos de población e individuos.

19. Los abortos y las leyes que los despenalizan y fomentan.

20. Los matrimonios legales entre homosexuales y grupos LGTB adoptando niños.

Los padres tienen que dejar muy claro a
sus hijos, que los jóvenes que tienen una fuerte conducta antifamiliar o antisocial
, también tienen una gran capacidad para la empatía entre ellos, “La sociedad los cría y ellos se amontonan” Mayor uso de estrategias agresivas, para resolver situaciones conflictivas, así como mayores problemas de rendimiento escolar y un menor grado de adaptación social. Por eso los padres, con independencia de su nivel educativo y económico, deben implicarse fuertemente en la educación de los hijos, para poder tener una gran influencia positiva, en su conducta familiar y social.

A los hijos, no es posible decirlo todo de una vez, pero es preferible hablarles un mes, antes que un día después. Sobre todo en un mundo, en el que algunos dicen que todo vale y donde las autenticas virtudes y valores humanos, están tan desacreditas para algunos segmentos de la sociedad. Ni porque digan: “En la vida, cuando te toca, ni aunque te quites, y, cuando no te toca, ni aunque te pongas”

Es cierto que un árbol cayendo, hace más ruido que mil creciendo, que los ladridos de un solo perro, hacen ladrar a todos los de la zona y que el mal es mucho más noticia que el bien. Por eso los padres tienen que estar mucho mejor preparados, para que cuanto antes, puedan y sepan, informar y educar a sus hijos, sobre estas plagas, que azotan a la sociedad.

No es muy difícil vivir en la sociedad y luchar contra la corriente, de determinadas costumbres. Es cuestión de aprender a luchar, contra lo que cada uno cree que son las injusticias, con las que tienen que vivir. No estamos obligados moralmente a cumplir las leyes injustas, por muy leyes que sean. En algunas sociedades tenemos, la oportunidad de luchar legalmente contra ellas. La gran herramienta de los ciudadanos, es el voto meditado, además de crear opinión, utilizando los medios de comunicación de masas, como son las redes sociales.

Los padres que no se preocupen o interesen por los temas actuales, que atacan a la familia y a la sociedad, sufrirán las consecuencias en su propia carne. Después no vale lamentaciones, por no haberse enterado y actuado. Máxime cuando esos ataques, perjudican directa o indirectamente a sus hijos.

Los padres no pueden decir, que no quieren saber nada de la política, de las leyes injustas, ni de las costumbres depravadas de otros, pues los que hacen la política, pueden promulgar leyes injustas y practicar costumbres depravadas para introducirlas hasta el tuétano en la sociedad. No es una opción aceptarlas pasiva o incondicionalmente sin protestar. Los padres tienen que intentar que se anulen o modifiquen, pues si no lo hacen y las consienten, originará que irán aumentando progresivamente, al comprobar que no les pasa nada, a los que van en contra de la sociedad.

Los padres deben enseñar a los hijos, que los que imponen esas leyes injustas o malas costumbres, no se plantean problemas morales o sociales sobre la legalidad, bondad o maldad de lo que hacen, simplemente lo hacen por intereses propios y las obligan a cumplir, a los que les han votado y a los que se han abstenido. Así realizan sus proyectos de reingeniería social, en beneficio propio, de su ideología o de sus intereses políticos o personales. En el peor de los casos, obligan por la fuerza a hacer cumplir las leyes, a través de la coacción de su aparato de justicia o de la fuerza pública.

Si los padres y los hijos quieren tener una vida digna, en el presente y en el futuro, y no sufrir las consecuencias de vivir en una sociedad manejada por determinados intereses económicos o políticos, la solución no es desentenderse de la política, sino buscar alternativas, que defiendan los principios mínimos y las virtudes y valores humanos, no negociables.

Educar a los hijos es como forjar el acero, hace falta abundante calor e innumerables martillazos, siempre hechos con un amor muy profundo. Para hacer una buena espada, hay que calentar el hierro hasta que esté al rojo vivo, después martillearlo hasta que se forje y posteriormente afilarlo. Ese fuego que pone al rojo al metal, esos martillazos que lo forjan, los golpes que lo moldean y los esmeriles que lo afilan, son las malas situaciones, por las que pasa la sociedad. Pero algunos ciudadanos salen bien forjados y así, pueden sobrevivir a los graves problemas presentes y futuros. Otros se queman, se golpean y al final se rompen, sin haber conseguido los objetivos de ser buenos espadas humanos.

La familia al completo, tienen que ser la guardiana de la seguridad de los hijos, frente a las cosas malas que tienen a su alrededor. Es preferible que los hijos digan a sus padres, que son unos pesados hablándoles de las virtudes y valores humanos, a que el día de mañana les digan ¿por qué no me educaste y avisaste insistentemente?

Estas plagas sociales, son las que producen más daños entre las familias tradicionales, por las relaciones de convivencia, produciendo fuertes discrepancias y choques, debido a las diferencias generacionales, económicas, sociales, políticas, ideológicas, religiosas, de segmentos de población, raciales y de género. Incompatibilidades y conflictos, en las instituciones internacionales y entre países ricos y países pobres.

Los padres tienen que educar a sus hijos, en la práctica de las virtudes y valores humanos, para que nadie les lave el cerebro de una forma tan atractiva, como lo están intentando hacer ahora, sin pensar en el enorme daño que les hacen cara al futuro. Están atentando contra el derecho de libertad de conciencia, de algunos jóvenes, privándoles de la educación que hay que darles, donde incluya el discernimiento, la capacidad de juicio desde la ética y la fe, para que no sean presa de la tiranía de la mercantilización y la superficialidad.

Cuando los hijos se desvían desde el principio en su camino hacia el bien, aunque solamente sea un grado, incluso muchas veces con el consentimiento de los padres, la separación empieza a crecer y es muy fácil extraviarse para llegar a la meta prevista. Después se necesita un gran esfuerzo para enderezar el camino mal llevado. Eso pasa cuando se cede “un poquito” ante los cantos de sirena de la sociedad permisiva y los padres no lo corrigen. Ese poquito va creciendo casi sin darse cuenta y ya es muy difícil dar marcha atrás.

Muchos padres, poco a poco van mejorando la conciencia de tener la obl
igación de influir y responsabilizarse en la sociedad.
 Se dan cuenta del desmantelamiento del Estado del Bienestar que les había acostumbrado a solucionárselo todo y que como sociedad se van empobreciendo en muchos conceptos. Los padres van reflexionando y considerando que es necesario recuperar la presencia de la ética en la familia y en la sociedad. También reivindican la figura del pensador, del humanista y reclamar profundidad y rigor intelectual, a todos los niveles de la sociedad, para que los hijos no se dejen arrastrar por los malos ejemplos ni por los medios de comunicación.

Los padres deben encontrar formas de implicarse, en la recuperación de la práctica de las virtudes y valores humanos, con iniciativas personales, locales y virtuales, de carácter colectivo y transformador, que sean anticipadoras de un nuevo estilo de familia y sociedad, cimentado en la forma y fondo de las cosas, con una fuerte llamada a la esperanza. Comprometiéndose personalmente e invitando a otros, a recuperar la fraternidad, a cuidar a la persona en su integridad y a trabajar para el bien común, combatiendo el individualismo y la indiferencia.

Algunos dicen que los tiempos actuales, no son equiparables en nada a los tiempos pasados. Pero la mejor medicina para solucionar los problemas presentes y futuros, es tener una actitud positiva, pero muy realista. No hay que preocuparse, sino ocuparse, buscando un optimismo que sea razonable.

18 Sentencias relacionadas con las actitudes ante la vida actual:

1. Cada época tiene su sentido y hay que encontrarle la parte positiva. De los errores se aprende, y ese aprendizaje ayuda a valorar mejor, lo que supone ser feliz.

2. Del error humano, se aprende más que del éxito.

3. El mayor castigo para quienes no se interesan, por lo que pasa a su lado, es que serán arrollados, por lo que pasa.

4. El que sólo ve las maldades de su alrededor, nunca podrá ver las bondades que tiene a su lado.

5. Estamos ante la rebelión de los torpes, la dictadura de las minorías y la autoridad de los más mediocres.

6. Hay dos maneras de difundir las cosas buenas, haciéndolas o comunicándolas.

7. Hay que soñar y saber que se está soñando, para proponerse y alcanzar las mejores metas.

8. Hoy todas las soluciones pasan por, que te resuelva el otro los problemas, cuando lo importante es que sea cada uno, quien debe tomar la iniciativa para resolverlos.

9. La crisis de valores no consiste en una ausencia de éstos, sino en una falta de orientación, frente a qué rumbo seguir en nuestra vida y qué valores usar para lograrlo.

10. Las crisis de pánico o ansiedad, se curan en un 95% de los casos. Un cierto grado de ansiedad sana, es bueno para ser exigente con uno mismo.

11. Mares tranquilos, nunca hicieron buenos navegantes.

12. No hay crisis ni olvido de la práctica de las virtudes y valores humanos, hay crisis de aprenderlos, enseñarlos y cultivarlos en la familia.

13. No quisiera ser un optimista ingenuo, ni un sombrío pesimista.

14. No somos lo que nuestras circunstancias hacen de nosotros, somos lo que hacemos, con nuestras realidades.

15. Nuestra vida depende, en gran medida, de lo que cada uno sea capaz de desarrollar en lo afectivo, lo profesional, lo familiar y en poner nuestra ilusión en nuevos proyectos, que redunden en beneficio de la comunidad.

16. Si estás dispuesto a disfrutar sanamente, lo que la sociedad te da, tienes que estar dispuesto, a darlo también a los demás.

17. Si no logramos suprimir, toda la maldad que hay en el mundo, al menos no permitamos que esa maldad acabe con la bondad de nuestro corazón.

18. Tenemos el reto de replantear nuestras prioridades, nuestros valores, incluso nuestro modo de vivir.

Si tiene algún comentario, por favor escriba a francisco@micumbre.com

 

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