“Los tiempos difíciles crean hombres fuertes, los hombres fuertes crean tiempos fáciles, los tiempos fáciles crean hombres débiles y los hombres débiles crean tiempos difíciles”. G. Michael Hopf
En 2020 se dio a conocer la noticia de que en Wyoming (EEUU), el pequeño niño de 6 años Bridger Walker había salvado a su pequeña hermana de 4 años interponiéndose entre ella y un perro que la atacaba. Después de que fuera mordido varias veces en la cabeza y en la cara, tomó la mano de su hermana y corrió con ella para salvarla. Se requirió de 2 horas de cirugía y 90 puntos de sutura en el rostro; estuvo muy cerca de perder el ojo izquierdo. La parte aún más conmovedora fue cuando el pequeño Bridger relató lo que pasaba por su mente al momento de acudir a proteger a su hermanita: “Si alguien tenía que morir pensé que debía ser yo”.
La semana pasada, fue dada a conocer la noticia de que cuatro niños y dos adultos fueron apuñalados por un refugiado sirio en un parque situado en la localidad de Annecy, al sureste de Francia. Los niños cuya edad oscila entre los 22 meses y los 3 años, que se debatían entre la vida y la muerte. En los primeros reportes su estado seguía siendo grave, no obstante, fueron reportados como estables por la primer ministro Elisabeth Bourne. El atacante Abdelmasih H. no ha dado razones de su acto criminal y sigue bajo custodia policial acusado por delitos de rebelión con arma y tentativa de asesinato. Había obtenido su estatuto de refugiado en Suecia, (donde todavía viven su esposa e hija), razón por la que le fue negado ese mismo estatuto en Francia, país al que llegó en octubre pasado, viviendo sin domicilio fijo. Su madre arguyo que Abdelmasih sufría depresión por el rechazo a sus solicitudes para obtener la nacionalidad sueca.
Ante este hecho es oportuno recordar a la futbolista del FC Barcelona, Aitana Bonmati que en la final de la Champions League exhibía una camiseta con la leyenda: «Cambia tu mente. Bienvenidos refugiados. Salva sus vidas». Es verdad que no todo extranjero es un criminal, sin embargo es claro que no es real ni seguro permitir el acceso a un país de oleadas de migrantes, máxime cuando la seguridad de sus propios ciudadanos va en ello. Esto no es racismo o xenofobia, es exponer la realidad pura y dura: los medios de comunicación europeos callan la ola de delitos como robo, asesinatos y violación de mujeres, cometidos por migrantes. Insisten en que Europa debe abrir sus fronteras y “salvar vidas”, culpándole de cualquier naufragio. La Unión Europea incluso, impondrá sanciones a naciones que no admitan el nuevo reparto migratorio. El tema tiene un alto impacto en la soberanía de las naciones europeas. Y el resultado de esa apertura indiscriminada, está a la vista.
Por otro lado, al ver los vídeos disponibles del ataque, es de resaltar la reacción de los varones ahí presentes: el primero aventando mochila y otro que, en vez de enfrentarlo, escapa. Así que la pregunta inevitable es: ¿Dónde está la valentía del hombre? El refugiado sirio atacaba en un parque donde es habitual el paseo de madres con sus hijos, luego entonces ¿Cómo es que ese solo hecho no les hiciera reaccionar con contundencia para detener al agresor? Porque el atacante no da la impresión de haber sido más diestro es su actuar y sin embargo, logró su cometido. Se ha dado por héroe al hombre con la mochila que, aunque se le reconoce el seguir al atacante, dista a mi parecer de ser considerado un héroe. Del segundo hombre presente, el cual huyó, su actitud fue impropia de un varón, que resulta deleznable.
No hace falta que una mujer o un niño sean parientes suyos para salir al paso. Es -o debería ser- de sentido común la protección de los más débiles en un momento crucial; el sentido de supervivencia que debe primar en situaciones de peligro. Me dirán “¡Es muy difícil reaccionar en un momento así!”, bien, concedo que cualquiera tendría miedo. Pero un hombre puede ser valiente aun sintiendo temor, ello significa que controla sus emociones en pos de un bien mayor que es la protección de seres inocentes. Ahora bien, cargar una mochila en la espalda y sostener otra, impide desde luego, reaccionar de manera contundente a un agresor cuyos movimientos distaban de ser los de un asesino profesional, es decir, que habría sido abatido con mayor rapidez si los hombres presentes hubieran tenido cierto arrojo y conocimiento mínimo de defensa personal. Desde luego el servicio militar para varones debería ser obligatorio en cualquier país.
Cito al inicio el caso del pequeño Bridger al interponerse entre el agresivo perro y su hermana -sin más arma que el sacrificio de sí mismo- para contrastarlo con el caso de los hombres en Annecy que huyen del peligro o lo enfrentan débilmente. ¿Poseía el pequeño Bridger algún poder o capacidad especial? No, solo poseía el instinto de protección y supervivencia, algo que se va perdiendo si lo adormecemos. No hablo en absoluto de que debamos arrojarnos insensatamente como carne de cañón en el momento crucial, sino de saber controlar el miedo para hacer lo que se esperaría de nosotros, sea que nos vaya la vida en ello o no. Lo sucedido en Annecy es la razón por la que se necesita de hombres viriles que sepan defenderse a sí mismos y a seres inocentes cuando la ocasión se presente.
A veces los niños nos recuerdan aquello que hemos olvidado y que estamos llamados a ser, quizá solo así haríamos nuestras las emotivas palabras de Bridger:
“Si alguien tenía que morir pensé que debía ser yo”…
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