En mi anterior artículo, comentaba acerca de algunos jóvenes que decidieron no acudir a votar en las pasadas elecciones del domingo 7 de junio y de cómo incluso -algunos de ellos- tenían una visión tan derrotista y pesimista de México, que ya habían planeado realizar sus estudios de Posgrado en Estados Unidos o en Europa, y quedarse a trabajar en aquellos países, porque “de una nación tan corrupta y con una política nauseabunda como la nuestra, ya no se podía hacer nada”.
La sorpresa en estasa elecciones vino de parte de dos candidatos independientes: 1) Jaime Rodríguez Calderón, apodado “El Bronco”, quien ganó la gubernatura del económica y humanamente poderoso estado de Nuevo León para dirigir sus destinos de año 2015 a 2021; y 2) Pedro Kumamoto, un joven veintiañero, que con la ayuda de un eficaz equipo de trabajo, constituido por un grupo de amigos, conocidos y colegas suyos, de edades similares, ha logrado ser el electo diputado local de Zapopan, Jalisco; es decir, del Distrito 10 de Guadalajara.
El reconocido columnista de “El Universal”, Ricardo Alemán, asegura que un grupo de empresarios regiomontanos, invirtieron dinero para apoyar a este candidato independiente, “El Bronco”, y que por ello triunfó. No lo dudaría y a eso no le veo nada de malo, sobre todo, porque existe un funesto antecedente, de que en reiteradas ocasiones, algunos grupos de ciudadanos se han unido para obtener su registro como partido político, cumpliendo con absolutamente todos y cada uno de los requisitos necesarios que se exigen dentro del reglamento electoral y se les ha negado su registro.
Pero, ¿Por qué? -nos podríamos preguntar. Sencillamente “por razones políticas”. Es decir, dentro de la “partidocracia” son unos cuántos partidos los que se reparten “todo el pastel”: el poder político y, sobre todo, el abundante dinero que se les entregan y hay quienes lo dilapidan lamentablemente, en una sociedad, donde persiste el creciente desempleo y la pobreza extrema.
Se comenta que fue una verdadera sorpresa el triunfo de “El Bronco”. Pero bien merecido se lo tiene, porque hizo una buena campaña, cara a las elecciones; se ganó la simpatía popular y, como dicen en mi natal Sonora, “palo dado, ni Dios lo quita”, porque fue una decisión democrática, y porque, además: “Ya tiene ‘bules’ pa’ nadar”. Es decir, tiene la suficiente edad y experiencia para saber en qué consiste gobernar un estado.
Pedro Kumamoto -en mi opinión- es el prototipo de lo que podrían hacer muchos otros jóvenes mexicanos que desean tener una mayor participación ciudadana. Porque, según los datos que aporta www.informador.mx (15-VI-15, sección «Jalisco»), solamente invirtió $242,900.00 pesos en su campaña. Él y su equipo de trabajo organizaron una mesurada cooperación entre la ciudadanía.
Realizaron una campaña austera y ese dinero lo emplearon, fundamentalmente, en publicidad impresa y laborando intensamente a través de las redes sociales, “es el resultado de la voluntad y esfuerzo de miles de personas”-comenta el mismo diario.
En conclusión, si es posible “que un sueño se convierta en realidad”, como es el tener acceso a cargos de representación popular, al margen de los partidos políticos, como ciudadanos independientes. Porque “cuando se quiere, se puede”. Ésa es la gran lección que nos dejan estas dos de figuras políticas.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.