El Club Bilderberg y el desgobierno mundial

El primer nivel, para los invitados. El segundo, una comisión directiva. El tercero… más allá de Rockefeller y Kissinger no se sabe muy bien quién está.

Hasta hace escasos años, mentar el Club Bilderberg equivalía a sentar plaza de conspiranoico en su más recalcitrante versión. De pronto, ha dejado de ser así. Y Bilderberg ha saltado de los libros de culto y de los círculos de iniciados a los titulares de la prensa generalista. Esta misma semana incluso se ha anunciado de forma pública la presencia de Pedro Sánchez en las reuniones del 2015.

En las últimas semanas, la prensa ha venido publicando artículos e informaciones sobre el club Bilderberg con una naturalidad pasmosa. Se anuncia que ministros, financieros y multimillonarios atraviesan medio mundo para reunirse con los miembros del club. Se habla con naturalidad de él, como si hubiera estado aquí toda la vida, como si hace apenas un escaso lustro mencionar su existencia en un medio público no hubiera levantado murmullos de incredulidad y generado comentarios sarcásticos. ¿A qué se debe este cambio? No falta quien opina que quizá el mejor truco del diablo no sea el de hacernos creer que no existe, sino el de mostrarse a las claras…

Imposible con publicidad

En todo caso, ya no parece ser tan necesario como antes mantener el secretismo en torno al club. En 1991, David Rockefeller, expresó su agradecimiento “al Washington Post, al New York Times, a la revista Time, y a otras grandes publicaciones cuyos directores han acudido a nuestras reuniones y han respetado sus promesas de discreción durante casi cuarenta años. Hubiera sido imposible para nosotros haber desarrollado nuestro trabajo si hubiéramos sido objeto de publicidad durante todos estos años”.

Sea como fuere, el club Bilderberg existe ahora que los medios hablan de él y también existía antes de que lo hicieran.

Nace el club

El Bilderberg recibe su denominación del hotel sito en la localidad holandesa de Oosterbeek, en el que se celebró el primer encuentro de los más altos mandatarios mundiales, que tuvo lugar durante los últimos días del mes de mayo de 1954. De anfitrión ofició el príncipe Bernardo de Holanda, a través de quien se convocó a numerosas personalidades interesadas en frenar la expansión del comunismo. De hecho, el propio club proclamó que el objetivo de la reunión era el de “colaborar a una línea política común entre los Estados Unidos y Europa”, así como oponerse al “comunismo y la Unión Soviética”.

Que Bernardo fuese el convocante no es ninguna casualidad. Hombre poliédrico, capaz de suscitar una valoración extremadamente negativa de un Hitler (“es un completo imbécil”) o todo lo contrario en un Churchill (“el príncipe Bernardo es la única persona que se lo pasó bien durante la IIGM”), Bernardo mantenía contacto a los más altos niveles con los norteamericanos, los británicos y los europeos occidentales (como antes los había mantenido con la Alemania del Tercer Reich).

Por las mismas fechas, Bernardo impulsaba decididamente la constitución del Mercado Común que se estaba cociendo, para lo que utilizó los oficios de los poderosos bilderbergers. Estos veían el Mercado Común como algo más que como un espacio económico de libre mercado. “No es completamente desacertado decir que estamos a favor de la creación de un gobierno mundial; una cosa así, sería algo positivo”, reconoció paladinamente uno de los miembros fundadores de Bilderberg. Que Europa ha venido siendo un conejillo de Indias para la construcción del Nuevo Orden Mundial, es cosa cada día más abiertamente admitida. Así, otro distinguido bilderberger, Javier Solana, ha aseverado que “el papel de Europa es fundamental. Europa puede y debe ser, si me permiten la expresión, un laboratorio de lo que pudiera ser un sistema de Gobierno Mundial”.

Para construir creíblemente dicho poder mundial era necesario preservar una apariencia de pluralidad, por lo que se preveía la pertenencia al club tanto de miembros de sectores progresistas como liberales y conservadores, tratando de que no prevaleciesen los unos sobre los otros.

Pero ¿quiénes componen el club Bilderberg?

Un grupo de unos ciento treinta billonarios de los cinco continentes, junto a dirigentes políticos y propietarios de grandes medios de comunicación de todo el planeta, mas las principales monarquías europeas y los grandes financieros, que se reúnen una vez al año en alguna localidad de pequeño o mediano tamaño en un complejo hotelero de lujo que les procure la mayor discreción posible.

Pasando a los nombres y apellidos, entre los dirigentes con más peso se encuentran figuras políticas como Donald Rumsfeld o Henry Kissinger, verdaderos garantes del Nuevo Orden Mundial que defiende Bilderberg. En la actual formulación de sus políticas internacionales tiene especial significación Zbigniew Brzenzinski(admirador de Henry Kissinger y hombre elegido por David Rockefeller para la creación de la Trilateral).

Pero el personaje clave, el verdadero factótum del club es, sin duda,David Rockefeller. Personaje esencial en las finanzas internacionales es -junto con el magnate de la comunicación Ted Turner (CNN), también miembro del club- el principal impulsor de las políticas de control poblacional y de las políticas antinatalistas que prevén la disminución de la población mundial en un 80% para las próximas generaciones. La adopción de estrategias contraceptivas y abortistas, así como la promoción de lo que se ha denominado la “cultura de la muerte” y de las prácticas sociales conducentes a la esterilidad, ha tenido en estos financieros a unos auténticos entusiastas, sin cuyo impulso no es posible entender la sociedad contemporánea.

No es un secreto para nadie que organizaciones ecologistas como WWF –presidida en su día por el príncipe Bernardo- y Greenpeace sirven los fines de Bilderberg, y que los defensores más radicales del cambio climático y el calentamiento global, encuentran sus inspiraciones en círculos muy cercanos a los del club: el ecologismo ideológico justifica la necesidad de controlar el crecimiento humano e incluso de disminuir la población en miles de millones de personas – la humanidad es definida como “una plaga”- con el argumento de que dañan la Tierra (recientemente, China ha esgrimido que su política de aborto obligatorio disminuye la emisión de gases tóxicos a la atmósfera).

Mención particular merece Hillary Clinton, también bilderberger y casada con un notorio miembro de la institución, la mejor embajadora del aborto y del control poblacional en todo el mundo. Las políticas de ayuda al desarrollo promovidas por ella al amparo de la ONU o del gobierno de los Estados Unidos, condicionan dicha ayuda a la adopción de políticas de “Salud Reproductiva” por parte de los estados receptores de las riadas de dólares que se prometen sólo si incluyen el aborto como un derecho en sus legislaciones.

Aunque las recientes palabras de Hillary Clinton –abril de 2015- acerca de la religión han resultado brutalmente imprudentes(“los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales”), los medios bilderberger, cuya estrategia es notablemente más prudente, las han silenciado, restado valor o relegado a un discreto segundo plano. Es, sin embargo, poco probable que dicha imprudencia modifique la decisión del club de situar a la señora Clinton en la presidencia estadounidense en 2016.

Pues, por supuesto, Bilderberg cuenta con muchas de las principales cabeceras de la comunicación internacional. Uno de sus principales propagandistas es el New York Times, y otro la agencia de noticias Reuters, representada habitualmente por Peter Job, su director ejecutivo. Aunque Reuters pasa por ser una agencia informativa general, lo cierto es que una gran parte de su actividad está relacionada con los mercados financieros. Cuando con motivo de la crisis económica mundial tanto en Italia como en Grecia fueron situados hombres de Bilderberg al frente de sus economías, la agencia británica dirigió una verdadera campaña defendiendo la idoneidad de sus nombramientos. No es ningún secreto que Monti es miembro de la Comisión Trilateral, institución que mantiene fuertes vínculos con Bilderberg. Y lo mismo puede decirse de Lukas Papadimos.

En un breve listado, se ha relacionado con Bilderberg a la CBS, The Economist, The Washington Post, US News and World report, y The Observer. También al magnate canadiense Conrad Black, y al norteamericano Rupert Murdoch, a ABC, a la BBC, al Wall Street Journal, al Financial Times, Die Zeit, al London Times y a Le Figaro, entre los más señalados.

La estructura de Bilderberg

En cuanto su estructura, el club se articula en tres niveles: uno primero, constituido por los invitados, que son convocados cada año, y que no tienen más peso que el que los convocantes les quieran dar. Generalmente acuden para rendir cuentas, aunque dicha comparecencia guarde las formas. En segundo lugar, hay una especie de comisión directiva permanente que es la forma en que el club funciona de ordinario, compuesta por 33 miembros. Sobre ellos, el tercer nivel, en el que más allá de Rockfeller y de Kissinger no se sabe muy bien quién está.

Por lo que hace a nuestro país, es asiduo a estos encuentro Juan Luis Cebrián, del grupo PRISA, que sería un personaje de cierta envergadura, el único que pertenecería al segundo nivel; y también hay que reseñar la habitual presencia de la reina Sofía, si bien en los últimos años se ha ausentando en varias ocasiones.

Junto a ellos, muchos políticos que fueron de primera fila comoRuiz-Gallardón, Esperanza Aguirre, José María Aznar, Manuel Fraga, Pedro Solbes, Rodrigo Rato, Joaquín Almunia, Javier Solana, Jordi Pujol, o Bernardino León, todos ellos hoy en un segundo plano. Entre los activos María Dolores de Cospedal o Soraya Sáenz de Santamaría, que fue objeto de alguna que otra reprimenda por su labor económica y política hace tres años. También ha acudido el popular Luis de Guindos y parece que es asidua Ana Patricia Botín, así como Entrecanales y Juan María Nin

En términos generales, el objetivo es disuadir a la población de la bondad de las medidas políticas que se adoptan en el viejo continente. Medidas que se adoptan sin el acuerdo de los pueblos a los que van a ser aplicadas (y, en ocasiones, incluso sin su conocimiento). El objetivo actual es el TTIP, al respecto del cual tratan de evitar la apertura de debate alguno, caracterizando un tratado de tan gran calado de medida puramente técnica y no político-económica. Los bilderberger confían en que pueda evitarse la entrada de este tema en la arena política.

Su confianza se asienta en buenas razones. Como el propio Solana ha proclamado, no sin asombro ante la docilidad de los ciudadanos europeos: ”…en Europa los países han hecho transferencias de soberanía voluntarias, ¡voluntarias! Nadie los ha forzado, es la primera vez en la historia que se hacen transferencias de soberanía voluntarias. Hasta el nivel de transferir la moneda libremente…”. La construcción del Nuevo Orden Mundial de modo que los pueblos lo acepten en el convencimiento de que se trata de su propia decisión. Eso, exactamente eso, es Bilderberg.

Por: Fernando Paz

Fuente: gaceta.es

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