Para no perder la costumbre, vivimos una semana intensa y llena de emociones; incluso hasta con declaraciones de bipolaridad en torno a lo que estamos viviendo. El momento crucial de la semana fue el jueves, cuando se publicó el dato de inflación y volvió a ser mayor a lo esperado. La buena noticia hubiera sido verla bajar en concordancia con la baja de las materias primas y principalmente en el petróleo, era un optimismo bien fundado. La mala noticia es que no fue así, pero al menos, la cifra anual baja de 8.4% a 8.2%, y el mercado reaccionó efusivamente sorprendiéndonos a todos. Un rebote técnico que obedece más a lo barato que está el mercado y que podría continuar, pero definitivamente no es un movimiento estructural que me dé certeza hacia adelante.
La semana pasada destacaron declaraciones de líderes de opinión que vaticinan una recesión catastrófica, hasta la del presidente Biden que prevé una recesión leve. Hoy, del consenso de analistas, el 30% ve una probabilidad de una recesión fuerte, el 50% una recesión leve, y solo el 20% no ve una recesión. Yo estoy con el 50% que creen que es inevitable, considerando un entorno de alza de tasas tan agresivo por las bancas centrales.
Se publicaron las minutas de la FED y Banco de México; en resumen, ambos bancos centrales siguen estando preocupados por la inflación y siguen decididos a bajarla a través de la política monetaria o alza de tasas. En resumen, ven dos alzas más este año y dejan abierta la puerta a incrementos en el primer trimestre del 2023.
También el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial corrigen sus pronósticos de crecimiento para México y el mundo, de 2.9% a 2.7%: es evidente que con créditos caros y la expectativa de que sigan subiendo, las economías tiendan a contraerse.
Empieza la temporada de reportes y obviamente la expectativa ya es de bajas en los resultados, ventas y utilidades; sin embargo, el viernes que empezó, los bancos reportaron muy bien, superando las expectativas. Las declaraciones de los directores y presidentes de grupos financieros mandan un mensaje de solidez de la banca, aunque con retos hacia adelante con el entorno alcista de tasas e índices de carteras vencidas. La clave es que los reportes corporativos de todos los sectores, vengan mejor a lo esperado o, aunque sea, menos mal.
El nuevo ingrediente en la volatilidad global es la vulnerabilidad de la situación económica del Reino Unido, sin embargo, el nuevo canciller de economía revirtió el plan de estímulos fiscales que había buscado promover Liz Truss. No es momento para bajar impuestos.
La atención estará centrada en los reportes trimestrales y las declaraciones de miembros de la FED alrededor del siguiente movimiento del Banco Central; el debate es si viene un alza de 0.75% o de 0.50% en su reunión de noviembre.
La volatilidad va a continuar y aunque pueda venir un movimiento alcista en el mes (motivado por los reportes), mientras la inflación no ceda, no habrá fundamentos que sostengan esta recuperación. Sigo pensando que el activo a mantener son las acciones de empresas AAA, ya que ningún otro activo se va a recuperar en la misma proporción que lo que los mercados ya descontaron. El peso cotiza de nuevo por debajo de $20 y es un buen momento para acumular posiciones de inversión en esa moneda.
@juansmusi
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