En el DF, el lugar más inseguro para un bebé es el vientre de su madre

Foto tomada de SexoSeguro.mx

Y en efecto, esto es una realidad, pues datos oficiales del Gobierno del DF, afirman que a 6 años de la despenalización del aborto en la Ciudad de México, se han llevado a cabo más de 95,000 abortos, es decir, más de 95,000 muertes de niños no nacidos, cuyos padre y madre no hay querido darles la oportunidad de vivir.

La muerte de estos niños no nacidos, está respaldada por las leyes que rigen la Ciudad de México, y reflejan la omisión de nuestros legisladores por preservar la vida e integridad de los más indefensos como lo son una mujer ante un embarazo inesperado y su hijo.

Aunque mucho se ha argumentado que el aborto es un derecho de las mujeres, y que esta práctica no afecta la integridad de ellas, esto es falso. El hecho que la mujer decida libremente sobre su cuerpo, no incluye a otra persona, como lo es el niño no nacido. La ciencia ha demostrado ampliamente que desde la concepción, existe una nueva persona humana; un individuo con patrimonio genético propio, único e irrepetible, que tiene fuerza interna propia que le permite crecer y autonomía para modular su desarrollo. Claro, él depende de su madre para recibir oxígeno y alimento, y seguirá dependiendo de sus padres incluso varios años posteriores a su nacimiento.

Así mismo, varios estudios científicos a nivel mundial han demostrado que el aborto puede tener consecuencias físicas y psicológicas muy relevantes en la mujer. Por mencionar algunos de ellos, se ha reportado que ellas presentan problemas psiquiátricos y alteraciones emocionales severas tales como depresión (hasta 65%), ansiedad, y hasta 6 veces más intentos suicidas, que aquellas mujeres embarazadas que no abortaron y permitieron que sus bebés nacieran.

Las mujeres que han abortado presenta 42% mayor necesidad de tratamiento psiquiátrico que aquellas que llevaron a término su embarazo y son más propensas a ingerir alcohol en embarazos futuros, y hasta 5 veces más a utilizar drogas ilegales como el crack, que las mujeres que permitieron el nacimiento de su bebé. También se ha reportado que las mujeres que han tenido un aborto provocado, presentan 62% mayor riesgo a morir en los siguientes 8 años, especialmente de problemas vasculares y cerebrovasculares.

Es una realidad que existen embarazos inesperados, y que en muchos de estos casos la mujer no puede o no quiere cuidar de su hijo; pero siempre hay otras opciones que respetan la vida y la salud de la madre y del niño; como lo es la adopción. Miles de familias en todo el país esperan la llegada de un hijo; y la adopción para muchos de ellos es la mejor opción; siendo así que estos niños «inesperados» para algunas mujeres, son ya deseados y amados por otras familias que los esperan con los brazos abiertos; pues la adopción es una opción de vida.

El gobierno capitalino, en vez de impulsar este tipo políticas públicas que solo destruyen a la sociedad, debería apoyar programas que promuevan la unión familiar, la adopción, la promoción de valores, y una educación sexual que tenga como eje prioritario el amor, el cuidado y respeto de la persona humana; y solo de esta forma la mujer, la maternidad y su hijo serán dignificados.

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