Estamos a tiempo

El balance del año es definitivamente negativo; el país no creció en términos reales, es decir, descontando la inflación, decreció. La generación de empleos formales decreció a prácticamente la mitad, la inversión extranjera directa se mantuvo, la inversión financiera decreció, el flujo total en saldos de inversiones en deuda muestra una salida a pesar de pagar una tasa alta y que mantuvimos la calificación crediticia. La producción petrolera también cayó. El turismo bajó, la inseguridad ha empeorado y la corrupción tampoco se ha reducido abruptamente.

¿Qué se mantuvo? La calificación crediticia del país, las finanzas públicas no empeoraron.

¿Qué mejoró? La inflación, es muy probable que acabe el año por debajo de 3%, el tipo de cambio, como consecuencia de mantener la disciplina fiscal y las tasas altas se apreció un poco más de 3%.

Por ahí han presumido que las remesas (el dinero que mandan nuestros paisanos a sus familias en México) aumentaron, no es para presumirse que la falta de oportunidad en nuestro país genere ese ingreso extraordinario. Es cierto que ese ingreso por la oferta de dólares contribuye al equilibrio cambiario.

Y si por ahí se me olvida u omito algo bueno que pasó, agradeceré me lo recuerden.

Al final y después de los primeros 13 meses de gobierno, las cosas no están bien, pero por lo menos alcanzó el presupuesto para mantener el gasto social y los programas asistenciales, cosa que permite que se mantenga la popularidad del presidente y la aprobación de la presente administración, el tema es que, sin crecer, ¿para cuánto tiempo más alcanzará?

La paradoja que vivimos hoy es: tenemos estabilidad macroeconómica, pero no crecemos. Y si no crecemos este país no cambiará y no va a dejar de tener a la mitad de la población instalada en la pobreza.

Estamos a tiempo, solo han pasado 13 meses y aunque México se ha rezagado, no es catastrófico y podemos recuperar y enderezar el rumbo. Las acciones del gobierno federal para detonar un círculo virtuoso han sido escasas o nulas, necesitamos un cambio de 180 grados para invitar a la inversión privada. Se requiere de un plan, de una visión de largo plazo, planeación, gente preparada, talento, experiencia y de una mejor estrategia de seguridad. Sin seguridad, no hay nada.

El gobierno no va a contar con recursos suficientes el próximo año, por la baja recaudación y la pésima estructura fiscal, si el dinero no viene de la iniciativa privada, no vendrá de otra fuente. Han transcurrido apenas 13 meses de una gestión que va a durar 72. Estamos a tiempo de que a todos nos vaya bien. El mandato y misión de nuestro presidente es apoyar a los que más necesitan, darles a los pobres que nada tienen, eso no está peleado con que el sector privado mejore, genere empleos y bienestar.

¿De qué sirve presumir el aumento en el salario mínimo si no se generan empleos? ¿De qué sirve polarizar a las clases sociales? Los que más necesitan, necesitan empresarios y emprendedores que generen bienestar, que inicien el círculo virtuoso.

Cierro el año con este artículo en el que le pido a nuestro gobierno rectifique el rumbo y si les va bien a ellos, si lo hacen bien, les va bien a los pobres, a los ricos y le va bien a México. Los países que mejor funcionan han creado un vínculo entre gobierno y empresariado en el que ambos se necesitan, apoyan y confían.

Hoy la oposición de partidos políticos no existe, no hay líderes que representen un contrapeso. Hoy ese contrapeso, errónea e indeseablemente lo representa la iniciativa privada. Señor presidente ¿cómo le ayudamos para que este sea un mejor sexenio y México un país más próspero?

@juansmusi

Diciembre 25, 2019

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