Al llegar a comprar mi café diario de media mañana, me he topado con una agradable sopresa. Al querer pagar, entrego mis $25.00 pesos, esperando mi cambio de $1.00 peso porque cuesta $24.00 pesos y el barista de pronto en lugar de darme el peso me regresa mis veinticinco. Me quedé mirando a la mano, extrañada, suponiendo que se había equivocado pero no fue así, sino que alguien, un desconocido había querido hacerme un favor. #FeedTheDeed o Cadena de Favores es una campaña que está circulando por las redes sociales y ha dado el salto de la vida cibernética a la realidad. Ahora nos damos cuenta que este mundo que pareciera nos ha consumido en tiempo y nos ha deshumanizado, está retornando a lo que toda persona busca para ser feliz de forma verdadera, bella y buena, es decir, felicidad que perdura, esa que busca el bien ajeno. No obstante, dada la Dictadura del Relativismo, como osó Benedicto XVI llamarle a esta era, se ve una luz al final del túnel de una vida egoísta y sin sentido. Todavía hay quiénes buscan hacer la diferencia viviendo al servicio de los demás. En mi caso particular, me hicieron feliz, sin saber quien fue, pero me contagió las ganas de continuar haciendo el bien para evitar el mal.
Finalmente investigando al respecto, encontré que existe una campaña que se llama «Café Pendiente», aquí la dinámica es distinta ya que si compras un café puedes comprar otro que no te llevas. Así es, pagas un café y el otro lo pagas pero no lo consumes con la idea de dejar uno pendiente para quien no tenga dinero para comprarse uno. Entonces los indigentes, enterados de que existe este programa, llegan a la cafetería y preguntan -¿Hay café pendiente?- si ese día hubo gente caritativa seguramente se llevará un Café Pendiente.
¿Les late que hagamos la misma dinámica, pero dado que posiblemente el establecimiento no tenga este programa, podamos por ejemplo en el supermercado en donde vemos en muchas ocasiones albañiles comprando 30grs de jamón, que en realidad son como 5 rebanadas, comprarle de perdida 300grs? O ¿si vemos a una señora comprando apenas un cartón de leche para su hijo, comprarle tres?
No sé, la verdad pensar primero en los demás da mucha felicidad, mucha más que cuando estamos ensimismados. Mucho más da el desprendimiento que el atesoramiento. Es un hecho que te llenas más, cuando más das de ti. Deja pasar al peatón, cede el paso en el metro, el elevador, en la calle cruza por la esquina, piensa en los demás y seguramente cuando nos muramos no tendremos nada pendiente por completar.
Nos leemos pronto para no quedarnos atrás y ver hacia delante.
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