#HablemosAlGrano Netflix, el regreso a la espera clásica con un ‘clásico’

Con el éxito de la Serie sobre Luis Miguel, que ahora está por todos lados anunciada y comentada, socializada como dicen ahora, se cumple un ciclo que hasta hace unos años (no más de 10) sucedía con la Televisión, ese monstruo manipulador de las décadas pasadas a las que más de un trasnochado ha augurado su muerte, destrucción o desaparición. Pero vamos por partes.

La Serie «autorizada» y por la que tuvo a bien el cantante Luis Miguel darle su bendición se transmite, no, se «sube» semana a semana capítulo a capítulo a partir de los domingos a las 21:00 horas, con esa novedosa espera ansiosa de los consumidores de contenido sobre demanda de esta plataforma que hoy nos trae a cuento.

Hablemos de su novedosa forma de mantener la espera y capitalizar su atención. Vamos en el cuarto capítulo y quienes se suman por miles, consumen a veces de un jalón las series, fenómeno que reportaba como plus la exitosa plataforma Netflix, hoy resulta que regresó al cicló básico de mantener el interés: estrenar un capítulo semana a semana.

Para los que o han dejado de ver la televisión, como la hemos conocido o para los que aseguran nunca haberla visto (los hay) deberán saber que esto de presentar un capítulo semanal era de lo más común en la TV y de hecho las series más exitosas así sobrevivieron por años sin que nadie discutiera el modo de alargar los 12 o más capítulos que podrían esperar de manera cotidiana.

Decía que hoy Netflix parece haber descubierto este «formato tradicional» de presentar sus capítulos para mantener la atención de un público hábido de consumir cualquier cantidad de contenidos de un jalón.

He escuchado a usuarios que dicen que esperarán que se junten 4 o 5 capítulos para ver de jalón la serie porque «no aguantan tanto tiempo».

Habrá que decir que seguramente Televisa, una televisora que de manera natural pudo haber producido esta historia, seguramente se da de topes porque una de sus creaciones, el cantante Luis Miguel logró juntar a las nuevas y no tan nuevas generaciones en lo que se niegan a nombrar como un formato tradicional de TV.

Ya habrá tiempo de analizar cómo esta historia ha venido a «mejorar» la imagen de un cantante que hasta hace unas semanas logró brincar del rechazo y crucifixión de sus seguidores y los que no se acreditan como tales, con un buen programa de relaciones públicas apareciendo amable, sonriente y sumamente cercano con sus fans en esas historias «de repente» en elevadores, restaurantes, «la calle», tiendas exclusivas y demás cuando hace no más de un año cancelara sus conciertos y su reputación se viera afectada y para variar se dijera de todo de él.

Sin duda es un buen fenómeno de consumo de contenidos, de relaciones públicas y de relanzamiento de un cantante que seguramente tiene con esta serie su versión 2.0, habrá que ver cómo sigue acaparando la atención semana a semana y nos sigue revelando en el formato más tradicional de telenovela, la historia nunca contada de Luis Miguel (y su tan odiado papá, Luisito Rey).

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