Hoy, enemigo de muchos

Es muy difícil determinar cuál es el tipo de cambio en donde todos los sectores de la economía y la población estén cómodos.

Hay muchas variables que influyen para determinarlo. Las más importantes son la oferta y la demanda de una moneda que flota, como el peso mexicano. Hoy, sabemos que una moneda es fuerte porque es requerida o demandada. En el caso de nuestra divisa, son muchos los factores que determinan esta fortaleza: las remesas, el “near shoring” (trasladar actividades comerciales, industriales y manufactureras a un país cercano a su consumidor final; esto es, empresas que se establecen o se fortifican en México para exportar principalmente a Estados Unidos), la entrada de divisas por turismo, las ventas de petróleo y, por último, el diferencial de la tasa de interés.

Este último factor atrae recursos temporales que se benefician de retornos muy altos, actualmente arriba del 11%. Gracias a todo lo anterior, hoy un dólar vale alrededor de $17.50 pesos. Por supuesto que en buena medida habla bien del país tener una moneda fuerte, porque implica que hay finanzas públicas sanas, gasto responsable (el gobierno no se endeuda mucho), etcétera.

La forma en cómo se gasta el presupuesto es otra cosa, pues supone que se trata de un país con estabilidad política y social. Este es un comentario netamente económico. No entro al debate político, porque ése no es hoy el enfoque. También es evidente que es mejor el punto medio que los extremos (ni muy fuerte, ni muy débil). Hoy, con este nivel de tipo de cambio, hay sectores muy afectados: el exportador, los receptores de remesas y también las actividades que dependen del tipo de cambio para recibir pesos. Las importaciones también se vuelven baratas, afectando a productores nacionales. Los inversionistas que han comprado dólares a tipos de cambio más altos hoy lo resienten al ver el valor de su inversión.

En este último caso, considero que es un error ver esta situación en pesos -aunque es inevitable-, porque si no se necesita el dinero, se compran dólares y se ve su rendimiento en esa moneda. El problema es cuando alguien necesita su dinero y a fuerza debe vender dólares en el peor momento. Es como si alguien que tiene dinero en Estados Unidos diario está multiplicando su saldo por el tipo de cambio del día. Nadie lo hace.

Hago esta reflexión: si tengo $2´000,000 de pesos y compro a $20 dólares por peso, tendría $100,000 dólares. Gano el 15% un año más tarde y tengo $115,000 dólares; pero ahora el tipo de cambio está en $17.50. En ese es escenario, hoy mi inversión vale $2,012,500 pesos, o sea ¿no gané nada? -Para mí, la respuesta es sí. Gané el 15% y es mejor dejarlo así. Mientras no se necesite deshacerse de esos dólares, la inversión seguirá creciendo y es cosa de tiempo que el tipo de cambio regrese a un nivel de más equilibrio, pues las tasas no se mantendrán altas para siempre y la economía, al desacelerar, provocará una disminución en los ingresos de divisas al país. Pensé que esta es una atinada reflexión para quien hoy sufre viendo sus inversiones en dólares con el tipo de cambio tan bajo.

Este año, que las acciones en EEUU se han recuperado mucho, se pierde este rendimiento por el precio del dólar. Paciencia, que las cosas se acomodarán.

Este jueves es posible que Banco de México haga una pausa y no mueva la tasa, para dejarla en 11.25%.

@juansmusi​​​​​​​​

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