Incongruencia política

Cuando escribo siempre hablo de valores, e intento reafirmarlos en el lector desde distintos ámbitos. Desde la moral natural, desde la sexualidad, desde la dignidad humana, desde “el deber ser” de la persona, y en esta ocasión es necesario que hable de los valores desde la perspectiva política, por obvias razones.

Hace varios años, determiné volverme observadora en lugar de ser activista en los partidos políticos. Desde muy joven, siempre me llamaba la atención participar en la actividad gubernamental, pensaba que desde esa trinchera podría hacer la diferencia en mi país, y lograr mejorar la situación de pobreza, de desigualdad que desde hace décadas padece México.

Sin embargo, no en balde pasan los años, me he desencantado cada vez más de los distintos partidos que dicen hacer algo por nuestro país. Convirtiéndome en lo que ahora soy; promotora de los valores, ayudando con mi talento, y suscitando la formación de conciencia y la información veraz con el propósito de crear un criterio en las personas. Lo que me ha funcionado para lograr ese cambio, aunque sea diminuto en las personas que me leen y siguen.

No obstante, este domingo como todos saben, hubo elecciones en 12 Estados de la República, antecediendo este día la violencia no se hizo esperar, y los dimes y diretes menos. Violencia que ya se nos ha hecho una costumbre escuchar, lamentable pero cierto, México vive un estado de alarma total, pero más que la violencia, ahora me preocupa mucho lo que pueda llegar a pasar con aquellos Estados en que gane la coalición incomprensible de partidos de izquierda con partidos de derecha.

Es decir, de partidos que están a favor de la vida, con partidos que están en contra de ésta. ¿Cuál es la congruencia que tienen estas coaliciones? Ninguna. Simplemente nos muestran una vez más que lo único que buscan los partidos políticos es su propio beneficio, y no el bienestar de su país.

Aquí demuestran una incompetencia total, una falta de organización que los ha llevado a tener que coludirse con ideologías con las que no comulgan. Lo más preocupante de todo, es que quienes tuvieron que votar, no sabían en realidad por quién lo hacían. Puesto que si lo hacían por la derecha, pues forzosamente estaban votando de igual forma por la izquierda y una vez que haya ganadores, ¿qué ideologías se implementarán? Las que apoyan la derecha o las que aprueban la izquierda.

Y aquí entro en mi tema de lleno; la coherencia en la vida. ¿Qué es en realidad esa coherencia de vida? Es vivir en pensamientos, palabras y obras la verdad de nuestro propio ser, y pareciera que aquí ante la desesperación de los partidos políticos, hicieron a un lado a su Pepe Grillo.

La coherencia se define como la constancia en actuar conforme a lo que la conciencia pide. Entonces mi pregunta es ahora directa a quienes decidieron hacer estas coaliciones irreales, ¿Hicieron a un lado su conciencia con tal de lograr su cometido? ¿Cómo vamos a creer en ellos de ahora en adelante? Si el fin pareciera justificar los medios, y esto nos arriesga como ciudadanos. No somos los mexicanos los que importan a los gobernantes, sino más bien lo que les interesa es el puro poder.

Y me dirán ustedes que están leyendo este escrito – “Hombre ya lo sabíamos, ¿de qué te extrañas?” – Yo lo sé, pero ahora sí se descararon, no pudieron solos y se aliaron al adversario. Para ser coherentes en nuestras vidas no hay que imitar los acontecimientos actuales, sino todo lo contrario, hay que mantener una recta jerarquía de valores, hay que huir de la mentira en la vida, buscar ser buenos y NO SOLO APARENTARLO.

Y si hemos fallado, siempre se puede volver a la verdad, siempre existe como opción levantarse con humildad y reemprender el camino. Yo no me imagino a los políticos inmiscuidos en dichas coaliciones pidiéndoles a sus hijos que sean congruentes en sus vidas, cuando ellos están demostrando exactamente lo contrario.

Es imprescindible que estos sucesos históricos nos sirvan para examinarnos y hurguemos en nuestro interior revisando si nuestras actitudes y palabras no cambian radicalmente según el lugar y las personas con quienes estemos.

Es importante que pensemos en la coherencia que exigimos de los demás (padres, hijos, jefes en el trabajo, directores) y si actuamos y correspondemos, al menos, en la mínima proporción. Exámenes que evidentemente estos hombres y mujeres de la política no se han hecho, y si lo realizaron alguna vez, lo pasaron por alto total.

Finalmente, es importante ver qué sigue, ver si en realidad hacen algo –como dicen- por nuestro país, y no sólo se aprovechan del poder que lograron gracias a la incongruencia de vida y al maquiavelísmo que han demostrado con estas coaliciones ridículas que lo único que corroboran es la ansiedad por triunfar a costa de lo que sea.

Nos leemos pronto para no quedarnos atrás y ver hacia delante.

 

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