Itaewon: La tragedia que conmocionó a Corea del Sur

La noche del 29 de octubre, en el popular distrito de Itaewon en Corea del Sur, que se ubica cerca de una base militar estadounidense, se llevaban a cabo los festejos por Halloween. Se consideró que aquel distrito recibió la visita de 100,000 personas aproximadamente, atestando de ese modo sus callejones estrechos, el evento se realizaba después de dos años de cancelación debido a las restricciones sanitarias. Transcurría la noche con relativa normalidad hasta que poco a poco empezó la aglomeración con la visita a las discotecas y el rumor de que una estrella del espectáculo asistiría a alguna de ellas. El caos se produjo cuando en un callejón particularmente estrecho y en pendiente se desato una estampida. La cifra inicial era de 149 heridos y 154 muertos. La escasa policía fue totalmente rebasada a lo largo del evento.

La tristeza por el acontecimiento tomó dimensiones de impotencia y crítica hacia las autoridades cuando se dio a conocer que antes de que tuviera lugar la estampida, organizaciones como la policía y bomberos recibieron al menos 11 llamadas de ciudadanos que informaban de una revuelta de personas y el peligro que podría ocasionar dicho caos, pero no hubo respuesta. Se narra que la policía tardo más de 85 minutos en llegar al lugar de la tragedia. Se habla de una negligencia tal que el gobierno organizó redadas hace unos días en el ayuntamiento de Yongsan, así como la comisaría y la estación de bomberos, a fin de deslindar responsabilidades. Lo vídeos disponibles muestran las terribles escenas donde las personas están apiladas, algunos ya inconscientes y otros pidiendo auxilio. Más tarde, se realizaron maniobras de RCP para reanimar a las víctimas, lo cual fue en vano en la mayor parte de los casos.

El gobierno declaro luto nacional por una semana, asimismo se comprometió a realizar las investigaciones señalando que es la prioridad del Ejecutivo. La gente ha salido a las calles a exigir justicia y la dimisión del presidente. Entre los fallecidos se encuentran poco más de 20 extranjeros, dos de ellas mexicanas que lograron salvar milagrosamente su vida. Usuarios relatan que percibieron un cambio en su actitud en el transporte subterráneo, se alineaban para entrar y evitar aglomeraciones. Quizá lo más doloroso después de la tragedia es conocer los testimonios de los familiares de las víctimas, como aquel padre que se echó a llorar cuando el hospital le informó que no podría donar los órganos de su hija debido a lo dañados que estaban, la presión recibida en la estampida había sido fatal. O el testimonio de aquel padre que mostraba una carta que su hija le había escrito agradeciendo su esfuerzo al criarla solo, años antes ella había sido su donante de medula ósea.

Los mensajes en los altares no fueron menos conmovedores: “La próxima vez que te vea, nos tomaremos una y hablaremos de las cosas que no pudimos decirnos, amigo. Te quiero”. Quizá lo que menos imaginamos es que al salir de casa podamos perder la vida en algún evento de entretenimiento como un concierto o en festejos. Solemos pensar que las tragedias se dan en contextos de violencia. Lo sucedido en Itaewon es un recordatorio de lo efímero que es nuestra existencia, de que las cosas pueden ocurrir en segundos y cambiar drásticamente nuestras circunstancias. La mayoría de las víctimas oscilaba entre edades de 20-25 años, eran los hijos de alguien más. Y una de las cosas más dolorosas que una persona puede llegar a experimentar en su vida es la pérdida de un vástago y ciertamente, ningún padre debería enterrar a su hijo.

Que Dios les dé pronta resignación y encuentren la fortaleza para seguir adelante…

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