Juan Luis Heredia (“Lucía Heredia”) y la mentira del cambio de sexo

«Llegará el día en que será preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde». Gilberth Keith Chesterton

Una de las últimas noticias del año pasado provenientes de las redes sociales fue protagonizada por un hombre que se hace llamar “Lucía Heredia” quien llora profusamente porque otro hombre le canceló la cita al no ser una mujer.

Los titulares de los medios de comunicación lanzaron la noticia como “Chica trans rompe en llanto porque chico le canceló cita por no ser mujer biológica”. Entre varias exclamaciones, se pueden escuchar estas: “Todo esto viene por ser una chica trans. ¿Qué culpa tengo yo de ser una chica trans? ¿Por qué tengo este problema con cada chico que le cuento que soy una chica trans? Es que no lo entiendo, no lo entiendo. Yo soy una mujer más del mundo, una chica normal. Estoy harta de que me rechacen por ser una chica trans. ¿Cuál es el problema? ¿No estás viendo a un pedazo de mujer? ¿Pór que no lo aceptan?”. Externó además su repulsión a los varones con palabras altisonantes. El vídeo fue reproducido millones de veces generando opiniones de toda índole.

En un cortejo normal la sensación de rechazo nunca es agradable, a veces para el rechazado puede resultar doloroso saber que no se es del interés o gusto del prospecto. Sin embargo en la presente situación, donde un hombre vestido de mujer es rechazado por otro hombre por no ser mujer, va más allá del simple gusto, se trata de que no es del sexo que le complementa. No obstante hay que señalar que Juan Luis Heredia (verdadero nombre) fue el primero en rechazar el sexo con el que nació. Él se pregunta ¿cuál es el problema? Pero la respuesta está a la vista, sencillamente con verse al espejo. El problema no son los demás, no es el varón que le rechazó sino él que asegura ser mujer al tiempo que manifiesta no saber qué pasa.

A los 13 años Juan Luis le refirió a su familia que su sexo no coincidía con su identidad de género. A los 16 años, gracias al apoyo de sus padres inició terapia hormonal y psicológica para “asumir” públicamente su identidad. A los 21 años se sometió a cirugía de “reasignación de sexo”, y tiempo después logró ganar el título de Miss Ceuta 2020. Pero todo su historial de reconocimientos por parte de las autoridades no ha logrado hacer que los hombres le acepten. La cuestión es simple porque la “reasignación o cambio de sexo” no existe, un hombre no se convierte en mujer por hormonarse y mutilar sus genitales (vaginoplastia), una mujer no se convierte en hombre por hormonarse y construir un pene con piel de otras partes de su cuerpo (faloplastia).

Todo comienza cuando alguien como Juan Luis Heredia siendo niño afirma que “su sexo no coincide con su identidad de género” y ahora ser del otro sexo. El segundo punto que agrava la situación para el niño es que esté rodeado de adultos inconscientes y estultos, carentes de todo discernimiento, incapaces de buscar ayuda real para su hijo. Son fácilmente arrastrados a las filas de los ideólogos de género y personal médico dispuestos a recomendar la mutilación genital como solución a un problema que es psicológico. El caso de Juan Luis pudo terminar de manera distinta si a los 13 años sus padres le hubiesen orientado debidamente, -no importando el nivel educativo- porque el sentido común es la primera barrera a toda gran mentira.

La consecuencia de construir dicha mentira y que sea sostenida por el personal de salud, sistema educativo, medios de comunicación y legislación es que se persigue a todo aquel que disiente, a todo aquel que desea ayudar a los niños realmente, a los que se oponen a las mutilaciones genitales vendidas como “cambios de sexo”. Ejemplos sobran, como el de aquel padre canadiense Robert Hoogland sentenciado a seis meses de cárcel después de oponerse públicamente a que su hija adolescente, recibiera hormonas de sexo cruzado, como parte de una transición de género medicalizada. O aquel otro de la ley aprobada por el parlamento francés sobre retirar la patria potestad a los padres que se opongan al “cambio de sexo” de sus hijos o que practiquen las terapias de conversión tan dolosamente atacadas.

Los ideólogos de género sí saben que el “cambio de sexo” es imposible, también lo sabe el personal médico; solo las grandes masas incapaces de pensar se dejan llevar por la monstruosa propaganda que infesta ya nuestros centros educativos y nuestros hogares. La gente incapaz de discernir se vuelve incapaz de defender la verdad y presenciamos así la corrupción de la inteligencia. El penoso video protagonizado por Juan Luis Heredia (“Lucía Heredía”) en el que expone su dolor, incapaz de comprender por qué le rechazan –siendo evidente- es el punto culmen del daño que puede hacer una mentira llevada a sus últimas consecuencias. Pero una mutilación genital, la hormonización, las leyes mordaza, manipulación del lenguaje y de los concursos de belleza, todo ello no ha podido, ni podrá cambiar la verdad irrefutable: alguien que nació hombre o mujer lo serán siempre.

El primer paso para ayudar a alguien siempre será decirle la verdad pues sólo desde ahí es posible sanar. Es una realidad que la ideología de género va por los niños y los únicos que se interponen son los padres de familia. Ejerzan su papel con responsabilidad e inteligencia, amen a sus hijos y formenlos de tal modo que no puedan ser manipulados por el Estado y la aplanadora de la ideología de género. No hay descanso, estamos en los días previstos por Chesterton, desenvainemos la espada y hagámoslo de la manera más enérgica posible, la vida de los niños va en ello…

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