Justicia pronta y expedita: ¿Quién es la prioridad?

«Donde abunda la adoración de los animales, abundará también el sacrificio humano.» G.K. Chesterton

El día 28 de mayo Sergio N ingresó a una carnicería ubicada en San Pablo Tecalco, en el municipio de Tecámac, Estado de México. Amenazó a Oscar Ávila con un arma punzocortante, advirtiéndole que si no cerraba el negocio en media hora lo iba a matar. Para reforzar la amenaza, al salir del establecimiento, Sergio N tomó a un perro que estaba en la acera y lo echó a un cazo con aceite hirviendo. Una cámara de seguridad captó el momento y el video pronto se viralizó. Las primeras investigaciones arrojaron que se trataba de un ex policía presuntamente dedicado a la extorsión. Fue detenido a las 48 horas y vinculado a proceso por el delito de maltrato animal. Se giró una segunda orden de aprehensión por tentativa de homicidio después de haber amenazado al carnicero del local.

La inaceptable acción causo indignación particularmente en redes sociales, toda vez que el vídeo muestra claramente el momento exacto de la agresión al animal. El caso tuvo atención mediática y una aplicación pronta y expedita de la justicia, algo que es de observarse, toda vez que este resultado difícilmente puede darse con la misma rapidez en casos de abuso sexual a menores u otros delitos de gravedad como el asesinato o narcotráfico. Puede aludirse a que el video muestra las placas del auto o la identificación del delincuente por parte del locatario que facilitó su captura, sin embargo en no pocos casos de violación, asesinato o narcotráfico las autoridades tienen identificados a los agresores, su ubicación y no actúan sino hasta meses después si bien el delincuente no se ha fugado. En casos más graves todavía, la justicia nunca es aplicada, como sucede a menudo con el tráfico de menores o los casos de trata de blancas.

Es necesario mencionar la forma en que varios medios de comunicación abordaron la noticia: “Asesino de perrito”, “Hombre que asesinó a sangre fría a un perrito”. Asociaciones de animales diciendo “El cachorro tenía entre 6 y 8 meses de edad aproximadamente cuando fue asesinado”. Es menester recordar que el asesinato es un delito contra la vida humana, por tanto, es un término no aplicable a animales. A nivel emocional, mediático e incluso legal se ha venido tratando de humanizar a los animales, calificándolos de “seres sintientes”, afirmando que por su naturaleza son sujetos de “consideración moral”. “Sintiente” significa tener experiencias positivas o negativas de algo, equivale a decir que es consciente de ello, algo que no tienen los animales. Ahora bien, el sufrimiento es un tema inherente al ser humano, dado que debe tenerse raciocinio, consciencia, algo de lo que carecen los animales.

Del anterior punto se deriva el asegurar que “aquel que es violento con los animales, será violento con las personas, que se puede conocer a una persona por el trato que da a los animales”. Ambas premisas son erróneas puesto que el punto de partida no es el animal sino la persona. Quien es violento con otra persona, es proclive a despreciar la vida de un animal. El presente caso es un ejemplo de ello: extorsionador y violento, habituado a violentar a sus semejantes, cometería después la agresión a un animal.

Otra situación es encontrar a infinidad de personas afirmando que ningún caso, -como el de una niña de 5 años violada reiteradamente por su tío en el estado de Yucatán- sea más importante que el de un perrito echado a un cazo de aceite hirviendo; que “los dos son importantes”,  que “son tan deleznables uno como otro”. Pues bien, cometen un yerro terrible, debe puntualizarse que la vida de un ser humano es más importante y tiene prioridad por sobre la vida de un animal, sea en términos emocionales, sociales o legales. Tenga claro que esto no es odio a un animal, sino justo aprecio a la vida humana y la siempre diferenciación de la vida de un animal, evitando con ello una injusticia. No hablo de exclusión, sino de prioridad en todos los aspectos.

Y el punto crucial en todo esto es el hecho de que recursos necesarios para la captura de asesinos o violadores fueron usados para capturar al agresor de un animal que, dicho sea de paso había agredido previamente al locatario; es decir su detención no se debió en primera instancia a la agresión a otra persona sino por la agresión al animal. Hablamos de la brutal diferencia existente aquí por ser un asunto mediático, porque la legislación esta corrompida con un absurda protección de los animales -que nada tiene que ver con su real cuidado-, hasta llevarlos a impartir justicia de forma escandalosamente desigual al tratarse de personas. He ahí el sacrificio humano que hace una sociedad cuando invierte prioridades.

Sin duda uno de los grandes errores de nuestro tiempo es colocar a un animal al mismo nivel de un ser humano. Y es un yerro que tarde o temprano se paga muy caro pues hablamos de la corrupción de la inteligencia de un individuo que se extiende a la sociedad entera y más tarde, corrompe su legislación y la aplicación de justicia…

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