«Cada día resulta más fácil saber lo que debemos despreciar: lo que el moderno admira y el periodista elogia.» Nicolás Gómez Dávila
Fue la noche del 25 de agosto de 2020 durante la violenta protesta en Kenosha del movimiento Black Lives Matter (BML) en la que se desataron disturbios, que el chico disparó a un hombre con un rifle de asalto AR-15, el cual le había amenazado verbalmente y se había abalanzado sobre su arma. Momentos después, el vídeo lo muestra corriendo, una turba lo persigue gritando consignas de “agárrenlo, mátenlo”. Uno de ellos le asesta un golpe con una patineta, otro le golpea con una piedra, él tropieza y cae al suelo, se abalanzan sobre él tres individuos, el primero para tratar de aplastarle el cráneo, el segundo le golpea nuevamente con su patineta y el tercero le apunta con un arma. El chico les dispara, mata a uno y hiere a otro; se levanta, camina hacia donde está la policía y la turba corre en dirección contraria.
El chico, que en ese momento tenía 17 años, Kyle Rittenhouse, fue llevado a juicio este año por cargos de “asesinato” de 2 manifestantes y por herir a un tercero. Después de tres días y medio, el veredicto fue de inocencia. Integrantes de Black Lives Matter protestaron diciendo que “El sistema funciona exactamente como se supone que lo hace, para proteger la supremacía blanca”. Los titulares de los principales medios de comunicación en EEUU lo llamaron asesino. En México, periódicos como La Jornada no se quedaron atrás, toda noticia relacionada al caso maneja adjetivos insultantes como falsos: “asesino, supremacista blanco y privilegiado”. He aquí que los medios de comunicación mienten flagrantemente, no les importa acabar con la reputación de una persona, no les importa si un inocente va a la cárcel, así de simple.
Ahora bien, sabemos que hay casos en los que esta permitido matar a un semejante: la legítima defensa es uno de ellos. La razón de ello es que se mata en defensa del bien que se nos quiere arrancar, la vida y cuando no hay otra manera de rechazar la agresión injusta. Quien es agredido injustamente no debe proponerse jamás la muerte del agresor sino la defensa propia (de otro modo estaría actuando por venganza u odio); y que no haya otro modo de salvar su vida. Lo anterior nos sirve de parámetro para no llamar a alguien asesino de maneja injusta. Baste decir que la legítima defensa no es asesinato (quitar la vida con malos fines y de manera injusta), sino homicidio justificado.
Uno de ellos, el actor Mark Ruffalo no desaprovecho la oportunidad para externar lo que millones hicieron ya: “Nos unimos para lamentar las vidas perdidas por el mismo sistema racista que devalúa las vidas de los negros y devalúa las vidas de Anthony y JoJo. Después de todo lo que hemos visto y oído sobre estas armas de guerra, estas máquinas de matar, no hay duda de que las personas que se enfrentaron a este joven le tenían más miedo a él que él a ellos. Él era el que tenía un arma de guerra, cargada y lista para ser usada en personas. La justicia llora amargamente hoy. Nos unimos para curar las cicatrices que dejaron las heridas de este dolor. Nos cuidaremos unos a otros y recordaremos por qué seguimos marchando”.
Mark Ruffalo es el ejemplo más colorido de la estupidez mental a que puede llegar un hombre de este siglo: omite decir que BLM desato una ola de violencia en los EEUU so pretexto del racismo que ellos mismos promueven, que apoya a la dictadura cubana y que promueve el aborto en aquel país; omite decir que en dichas protestas, incontables personas perdieron su patrimonio a manos de delincuentes como los que atacaron a Kyle y que de haber podido, le habrían herido de muerte, como mínimo. Se admira del arma legal que sostenía este chico (quien además portaba un botiquín de primeros auxilios), pero omite decir que muchos de los agresores portaban armas de manera ilegal aquella noche. Se admira de que las armas sean máquinas de matar pero él apoya el asesinato en el vientre materno, un orgulloso de que su madre abortara a su hermano y aboga para que sus hijas tengan la misma elección de matar.
Mark Ruffalo y los medios de comunicación hablan de Joseph Rosenbaum (Jojo) y Anthony Hubber con afecto, pero omiten decir el historial criminal de ambos: el primero, un pedófilo que violó en varias ocasiones a un niño de manera anal y tenía once cargos de abuso sexual de menores. El segundo, un maltratador condenado y delincuente de Antifa, con cargos de abuso doméstico. El herido Gaige Grosskreutz con antecedentes penales, ladrón convicto y quien apunto con su arma a la cabeza del chico. Pero ¿quién es Kyle Rittenhouse? Es un estudiante que trabajaba de plomero para ayudar a la familia, que logro ingresar al colegio de Arizona y que aquella noche eligió ayudar a otros a proteger sus propiedades.
Kyle no es un asesino, mató en legítima defensa y el sistema de justicia ha avalado esa verdad irrefutable. Es importante que sepamos diferenciar esto pues de ello depende el que alguien sea encarcelado injustamente con el beneplácito del mundo. Hay hombres como Mark Ruffalo que mientras señalan a un chico que actuó en defensa propia, promueven activamente el asesinato en el vientre materno, llamándole derecho. Hay muchachos que, salen a la calle para ayudar a otros a defender su patrimonio, que cuando sea necesario, harán uso del legítimo derecho a defender su vida. Ante los múltiples ejemplos que este caso nos arroja, le corresponde a usted saber discernir la clase de hombre que quiere ser en este mundo y le aseguro que un hombre falto de inteligencia (por decir lo menos) es lo último que usted querrá…
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