¿Conoces a Susan Boyle? Bueno brevemente les platico un poco de ella, y para que la escuchen cantar entren y vean el video en Youtube.com.
Pues resulta que hay un concurso en Inglaterra llamado “Brtitain’s Got Talent” en el que la gente se inscribe para demostrar que tiene un talento y así saltar a la fama. Susan Boyle es una mujer escocesa, de 47 años de edad, desempleada para el momento en que se inscribió a dicho concurso y soltera.
Al nacer, tras un parto difícil, Boyle fue brevemente privada de oxígeno, causándole leves daños en el cerebro y se le diagnosticó dificultades de aprendizaje.
A parte de esto no es nada atractiva, es desaliñada, no se arregla físicamente y tiene varios kilos de más.
Susan se inscribió en este concurso inglés para mostrar su habilidad para cantar, al pararse frente a los jueces, entre los cuales estaba Simon Cowel conocido también por participar en “Amercian Idol” y por ser muy severo al momento de calificar, al verla parada en el escenario, nadie esperaba nada de ella. ¿Por qué? Por el hecho de que estaba fea, mal arreglada y mayor de edad. En el video las caras de los jueces son evidentes.
Bueno como podrán imaginarse, en este caso sí se sentaron en la silla, es decir la dejaron cantar y la escucharon con la versión «I Dreamt a Dream» (Soñé un Sueño) del musical Los Miserables.
La gente en el auditorio se paró, aplaudió, los jueces se volvieron locos de emoción, en fin, todos maravillados por lo que escuchaban y veían. Juicios Explosivos Los estereotipos son muy comunes en la sociedad. Nos hemos cerrado mentalmente a lo que vemos, sin dar la oportunidad de abrirnos a conocer aquello que solamente conocemos por fuera. Los juicios explosivos, según los científicos son naturales en el ser humano. Es muy normal que automáticamente juzguemos por apariencia, y peor aún que discriminemos. Niños En los niños desde muy pequeños, podemos ver este fenómeno.
Cuando algún chiquito usa anteojos para ver, lo llaman con nombres despectivos como “4 ojos”. A la niña gordita, la molestan por “tragona”. Y al torpe que no puede con los deportes, lo molestan por lento.
En la Oficina Cuando alguien va a pedir trabajo, y llega con una presentación física desagradable, desaliñada, muy probablemente no le den el empleo. Si un compañero de oficina no lleva carro a la oficina y utiliza en transporte público, también puede ser discriminado. O que no sepa hablar inglés, lo van a rechazar. Son ejemplos coloquiales, que nos muestran que desde niños somos discriminatorios.
Lo que es muy difícil de evitar por lo mismo que les platico que es un tema de naturaleza que traemos los humanos en nuestro interior, pero que tristemente se da. Juzgar a las personas por su apariencia, las pone de manera muy rápida en una categoría impersonal. Se le quita el valor y se le ningunea. Se le maltrata sin siquiera permitirle mostrar sus habilidades interiores. Historia Hace muchos años, casi 400, la apariencia era un tema de vida o muerte. Si había un tuerto, lo aislaban, si eras zurdo creían que eras diabólico, si estábamos más alto que la mayoría, te temían. Es decir, desde siempre, las apariencias discriminan, sin embargo, ya hemos pasado por la vida a través de varias generaciones que nos han hecho entender mejor este problema. Nos han hecho ver que es importante dejar a las personas mostrar su interior. Para ello hay que permitir a la gente que se abra, porque está la gente que discrimina, pero los discriminados, no tienen la seguridad, ni la personalidad para poder mostrarse como son.
En la mayoría de los casos, porque una excepción es esta mujer de la que hemos estado hablando hoy, Susan Boyle, que a pesar de ser una mujer introvertida, como se puede ver en el video, fea, decidió que tenía en este concurso la oportunidad de su vida, mostrar un gran talento que estaba encarcelado en ese cuerpo poco atractivo y que solamente en la iglesia de su comunidad podía sacar debido a que es miembro del coro de dicha congregación.
¿Qué hacer? Vamos mentalizándonos, desde que nos levantamos y pensemos en lo que queremos ser ante los ojos del mundo. Y así como tratemos a los demás, seremos tratados. Es decir, aunque nos cueste tr abajo una persona por el simple hecho de que no nos agrada a simple vista, dejarla que se libere y muestre su verdadero yo.
Porque todos nosotros, muy en nuestro interior, guardamos un gran secreto, que es la verdad de cómo somos.
Seamos transparentes, y dejemos que los demás también lo sean.
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