La Conferencia del Episcopado Mexicano y los perros que nunca ladraron…

“Sobre el campanario de la iglesia moderna, el clero progresista, en vez de cruz, coloca una veleta”.

Nicolás Gómez Dávila

Con muchas dificultades San Juan María Vianney hizo sus estudios en el seminario; fue relegado a la pequeña parroquia de un pueblo llamado Ars. Le haría la guerra a los vicios que reinaban en su pequeño pueblo, a grado tal que dirían: “Ars ya no es Ars”. En efecto, he aquí que Dios le daría a Francia y al mundo, un verdadero ejemplo del buen pastor que conoce a sus ovejas, ejemplo de virtud, guiando a su grey con autoridad y firmeza, haciendo uso de la predica frecuente. Fundo escuelas cristianas, siempre dispuesto en el confesionario donde lo visitaban miles de personas al año, logrando su conversión. Todo ello iría siempre acompañado de penitencias, oración y caridad.

En un contraste vergonzoso de nuestros días, el 25 de febrero el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un comunicado expresando su apoyo al paro nacional convocado por las feministas “Las brujas del mar”. Dijo además que esto es «un regalo» que merece cada mujer (refiriéndose al descanso) porque «no se arruina la economía, ni la agenda de nadie», agregando que respaldaban la “libre decisión de sus compañeras religiosas y laicas que laboran en la Conferencia del Episcopado Mexicano, para sumarse a esta iniciativa como lo crean conveniente”. Sobra decir que el comunicado es por demás un insulto a la inteligencia de toda persona que se llame católica.

¿Cómo es que un paro nacional que promueve el aborto en todo el país, puede ser un regalo para la mujer?

¿Cuándo fue que la economía llego a tener más relevancia que decir la verdad sobre una ideología que esta aniquilando la vida en el vientre materno y a la familia?

¿Cuándo fue que al sacerdote dejo de importarle el debido discernimiento de lo que acontece en su parroquia, en su diócesis, en su país, de lo que sucede a sus ovejas, a grado tal que se hable sobre la “libre decisión de las religiosas para participar como mejor les parezca”?

¿Cómo es que a la Conferencia del Episcopado Mexicano no le insulta el uso que hace el colectivo “Las brujas del mar” de la imagen de la Madre de Dios con un pañuelo verde y muy por el contrario les motiva a apoyarlo so pretexto de “defensa de la mujer”?

¿Cuántos se verán arrastrados por las palabras del arzobispo y de no pocos sacerdotes, sin discernir y únicamente guiados porque se trata de una autoridad eclesiástica?

El Papa Juan XXIII afirmo: “El sacerdote tiene el deber de recordar que, según los designios insondables de la Divina Providencia, la suerte de muchas almas está ligada a su celo pastoral y al ejemplo de su vida. Y este pensamiento ¿no bastará para provocar una saludable inquietud en los tibios y para estimular a los más fervorosos?”

Los sacerdotes tienen el imperioso deber de leer, adquirir conocimientos y evitar ser negligentes en su pastoral; saber que hablar de participar en dicho paro feminista es el peor de los yerros cometidos. El comunicado es plenamente una distorsión de la Doctrina Social de la Iglesia porque no se puede hablar de justicia social, de preocupación por la mujer siendo los tontos útiles de aquellos que promueven el asesinato en el vientre materno. Ahora bien, es absurdo hablar de concordia y comunión guardando silencio ante un error garrafal de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Las divisiones se superan hablando con la verdad de lo que sucede justo ahora, para poder corregir el camino y dar verdadero ejemplo a la feligresía.

Por desgracia estimado lector, aquí no acaba todo. ¿Cuántos colegios y universidades católicas están haciendo lo mismo uniéndose al paro nacional abortista? Nauseabundo.

Este momento es el sueño dorado de la ideología de género: unir a todos en la causa deleznable del aborto, maquillado de defensa de la mujer. Pero no debería sorprendernos, ¿cuantos católicos provida aparentemente «formados» usaron la vida en el vientre materno como moneda de cambio desde hace mucho? Para ellos siempre hay algo más importante que atender en el momento crucial: los migrantes, la economía, violencia contra la mujer, las remesas, etc.

Pero la conversión de Ars hace casi dos siglos nos indica que, tal como sea el sacerdote, así serán sus feligreses. Celoso de su deber, el Santo Cura de Ars, preocupado por las almas de su grey, no vacilo en decirle a su Obispo: “Si queréis convertir vuestra diócesis, habéis de hacer santos a todos vuestros párrocos”. (Estimados sacerdotes y obispos, favor de leer esto más de una vez, entendiendo lo que significa la santidad a la que todos estamos llamados).

Ante el evidente silencio de quienes debieran ser los primeros en denunciar el ataque a la vida humana en el vientre materno, contenido en un paro nacional disfrazado de “defensa de la mujer”, debemos estar seguros de que lo peor que pueda decirse sobre nosotros, particularmente de los que debieron haber cuidado del rebaño es:

Sois como perros que no habéis ladrado jamás…

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