Roma de Alfonso Cuarón ha sido aclamada por los medios de comunicación como la película del año, para otros es la obra maestra del cine mexicano, una producción sin precedentes. (¿?)
La película Roma está inspirada en la infancia de Alfonso Cuarón, filmada en la colonia Roma de la Ciudad de México, relata la historia de Cleo (Yalitza Aparicio), que trabaja como sirvienta de una familia de clase media alta cuya madre es Sofía (Marina de Tavira). Alfonso Cuarón dedica la película a su nana Liboria. Filmada en blanco y negro y en su mayoría con encuadres abiertos, ambientada en los años 70’s.
La película comienza con la imagen de agua jabonosa corriendo en la baldosa de la casa, en el reflejo se ve como pasa un avión. Cleo hace quehacer aquí y allá, sirve la comida a la familia, lava ropa, juega con los niños, sale los fines de semana. Conoce a un hombre, se van al motel, hay desnudo total en el que el hombre hace movimientos de kendo. Después en casa, el papá abandona el hogar. Cleo resulta embarazada, su enamorado la abandona, ella lo busca, él la envía a paseo. La madre de familia sufre por el abandono. Tiempo después resulta que el enamorado de Cleo es miembro de un grupo paramilitar que mata estudiantes en plena marcha. Cleo entra en trabajo de parto, su bebé nace muerto. Se va de vacaciones con la familia, la madre informa que el padre no regresará a casa y que ahora deberán vivir una nueva etapa. Luego en la playa, Cleo salva a dos niños de ahogarse, todos le gradecen fundiéndose en un abrazo, ella llora y confiesa que no quería que naciera (su hijo). Regresan todos a casa, continúan con sus vidas. Fin.
Algunos salen a remarcar pequeños grandes detalles de la “obra maestra del siglo”, como los aviones que sobrevuelan la ciudad “significan que no todo se trata de nosotros, que hay un mundo allá afuera”, los encuadres abiertos “significa que Cuarón quería…”, los libreros que hay en la casa “nos recuerdan que…”. “Imposible pasar desapercibidos detalles como el agua corriendo en la baldosa, el niño astronauta caminando en el bosque y el otro entre charcos, étc.”, “grandes actuaciones, donde el silencio quiere decir”…
¿De verdad? ¿Las obras de arte de la cinematografía se miden en esos parámetros?
A varios les sorprende que haya a quien no le guste la película. Me atrevo a decir que no tiene nada que ver aquello de “cuestión de gustos” porque por más que una producción no sea de nuestro agrado, uno reconoce cuando algo trasciende.
Las actuaciones dejan mucho que desear, nadie es capaz, al menos de un trabajo medianamente aceptable, no importa si son indígenas o no, jóvenes o ancianos. El capítulo más flojo de una novela resulta ser mejor que las interpretaciones en esta película. Entonces dirán algunos que el problema es que estamos habituados a las telenovelas comerciales de nuestro país que no nos permite apreciar una “obra de arte”, no, en lo absoluto; el problema de Roma radica en que el trabajo es tan malo que parece increíble que una novela esté mejor producida. Imagínense, si Roma es una obra de arte, entonces significa que ¡usted y yo hemos visto obras de arte en la televisión a diario!. Lo que sigue es simple: si todo es una obra de arte, entonces nada es arte.
Cuando una película basa tanto su “éxito” en los múltiples detalles, solo significa que tiene una gran carencia, particularmente en la historia, el güión, interpretaciones. No hace falta ser intelectual para “entender una obra maestra del cine”. Cuando alguien tiene que explicar asiduamente porque una película es una “gran producción”, significa que no hay un trabajo real que la respalde, necesita de una gran mercadotecnia para lanzarla e inflarla. Imagínese el cine de oro de nuestro país, ¿Cuándo iban a basar su grandeza en un vil charco? ¿en una azotea llena de lavaderos? O en los miles de “detalles”. La grandeza de la época de oro del cine mexicano radicó en la historia, el guión, las interpretaciones de enormes actores como la dinastía Soler, Sara García, Pedro Armendáriz, Dolores del Río, Gloria Marin, Miroslava, étc. No importa si el personaje era una madre, una abuela, un infame patán o un indígena, sabían interpretarlo de manera convincente.
Por último, en los créditos aparece el anuncio: “Si deseas apoyar la lucha por la justicia, igualdad, libertad y felicidad para todas las mujeres en México, visita semillas.org.mx”. (Casi recitan el lema fratricida “libertad, igualdad y fraternidad” de la Revolución Francesa). Pues bien, dicha organización promueve la salud sexual y reproductiva y el aborto. No es casualidad (esté seguro de ello) que la causa indigenista, el feminismo y el aborto van regularmente de la mano.
Así que procure deslumbrarse con producciones cuyo trabajo sea bueno al menos en algún aspecto y no con somníferos que pasen por “obras de arte” y además lleven entre bambalinas a organizaciones abortistas.
El cine mexicano actual aspira a vulgaridad y a un trabajo mediocremente llevado. La película nació destruida.
Si Roma es lo mejor de nuestro cine, entonces ¿cómo estará lo peor?
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.