El fallido Río +20

Los días 20, 21 y 22 de junio se llevó a cabo la Conferencia Río + 20 sobre Desarrollo Sostenible. Y si bien sus resultados dejaron bastante descontentos a los ecologistas y a los líderes del control demográfico de siempre (lo cual parece indicar que cada vez son más los que ya no se tragan la versión oficial de los hechos), debe tenerse presente que esta reunión continúa con la misma cantinela de las ya míticas conferencias de El Cairo y Beijing: que hay un exceso de población; que el hombre es un cáncer planetario; que es el principal responsable de los problemas ecológicos; que los recursos, en particular los alimentos no alcanzan para todos, y un largo etcétera.

Todo lo anterior explica que los esfuerzos de cumbres como éstas apunten, de manera obsesiva, a disminuir la natalidad a toda costa –también mediante el aborto– e incluso buscando mecanismos para forzar a diferentes países pobres para tal efecto.

Pero la realidad es muy distinta. Ello, porque los grandes responsables de los problemas ecológicos son los países ricos, que quieren mantener su estándar de vida a toda costa. Mas, se insiste, absurdamente, que los países pobres son los culpables, debido al volumen de su población, razón por la cual deben ser forzados a controlar su natalidad. En suma, se pretende que ellos paguen los platos rotos por un fenómeno del cual no son responsables y del cual se han beneficiado bastante poco.

Estas son las consecuencias de la “economía del despilfarro”. Sin embargo, pocas veces se apunta, por ejemplo, a patrones sustentables de consumo. O también, se olvida que la FAO señalaba a principios de año, que actualmente en el mundo se pierde un tercio de los alimentos, razón por la cual existe, sobradamente, la capacidad para alimentar a todo el planeta.

Por otro lado, lo que tampoco se dice es que si la población del planeta todavía sigue creciendo en términos brutos, ello no se debe al aumento de los nacimientos, ni mucho menos a una “explosión demográfica”: sencillamente, su causa es el notable aumento de las expectativas de vida de los últimos años, con lo que cada vez crece más la población senil en el mundo. Mas, como nadie vive para siempre, en algunos países ya ha comenzado una “implosión demográfica” (como en Rusia y Japón), con lo que sus poblaciones comienzan a disminuir. De hecho, hace poco se mencionaba en una noticia que en Japón, se venden actualmente más pañales para adultos mayores que para bebés. Ahora, como puede comprenderse sin mucha dificultad, ninguna sociedad que sufra estos males tiene ante sí un futuro económico muy halagüeño.

Por tanto, basta de espejismos: no estamos ni superpoblados, la humanidad no es en su totalidad responsable de los posibles problemas ecológicos, sino unos pocos, la solución no es disminuir la población de los países pobres, ni el aborto es un derecho humano. Basta de engaños: ya es hora de despertar.

El autor es: Doctor en Derecho

Profesor de Filosofía del Derecho

Universidad Católica de la Ssma, Concepción

Chile

 

 

Deja una respuesta