La guerra de todos los días

Es muy triste ver cómo nos hemos “acostumbrado” a vivir con una guerra. Ya es parte de nuestro día a día saber que miles de vidas se pierdan en el conflicto entre Ucrania y Rusia.

La parte más dura sin duda es esa; la tragedia humana, la pérdida de vidas. Y como en todos los conflictos está la parte colateral; que es el daño económico y eventualmente la crisis que un evento así puede desatar.

Hay inflación, desabasto de materias primas, energéticos, alimentos y muchas afectaciones que padecen las naciones en cuestión; luego Europa y también el resto del mundo. Digamos que después de la pandemia y el choque que hubo en la oferta, lo que menos necesitábamos era una guerra que agravara los problemas ya existentes.

El conflicto no acaba, y no parece llegar a una solución; miles de muertes, millones de desplazados y ahora la amenaza nuclear de estar bombardeando una zona que podría traer consecuencias catastróficas.

Estados Unidos y muchos países siguen mandando ayuda, principalmente armas. También el mundo busca sancionar y castigar a Rusia para tratar de arrinconarla y hacerla retroceder, pero nada ha tenido éxito hasta el momento. ¿Qué podemos hacer hoy tú y yo por este conflicto? Nada, excepto rezar porque termine.

Cuando la inflación podría parecer que empieza a mejorar, también puede empeorar por varias razones: la desaceleración China, la llegada de un invierno crudo que requiera de muchos energéticos, los cierres parciales en oleoductos y gasoductos por mantenimientos, el recrudecimiento del conflicto, y la OPEP recortando la oferta diaria.

Muchas de estas posibilidades contribuirían de nuevo al alza en el precio e impactarían directo a la inflación. El temor a una recesión más profunda en Europa cada vez es mayor.


Volvimos a ver mercados y reportes mixtos la semana pasada, la volatilidad sigue siendo parte de la ecuación. Vimos al dólar aproximarse a $20.30 y bajar a $19.97, también vimos al dólar por arriba del euro, a $0.99 centavos por un euro.


En donde por obvias razones se ve una desaceleración muy importante es en Estados Unidos, en el mercado inmobiliario e hipotecario. Y es que, con el alza de tasas, el apetito por créditos y compra de inmuebles lógicamente disminuye.


En México conocimos la cifra de inflación de la primera quincena de agosto y las noticias no son buenas: la cifra anual pasa del 8.14% al 8.62%, los principales incrementos se dieron en cebolla, refrescos, tortillas, vivienda, loncherías y educación.

Lo anterior sugiere que Banco de México en su próxima reunión del 29 de septiembre subirá 0.75% y llevaría a la tasa de referencia a un nuevo nivel de 9.25%. A diferencia de Estados Unidos que ya tuvo un dato a la baja, aquí seguimos viendo datos arriba del estimado, o sea, la trayectoria no ha cambiado.


El tan esperado evento de Jackson Hole con la intervención de Jerome Powell resultó negativo. Hay preocupación y la reiterada frase de “actuaremos con determinación para detener a la inflación lastimando a la economía con alzas de tasas futuras”. Seguramente la FED tiene información de que la cifra de agosto no será buena como la de julio. Se bajó el mercado y creo que es oportunidad de compra y los que ya estamos dentro, debemos seguir aguantando.
Esta semana pondremos atención a muchos indicadores económicos en Estados Unidos, así como a varias intervenciones de miembros de la FED. El dato más importante vendrá el viernes, con la publicación de la creación de empleos durante agosto, en el que un dato bueno confirmaría la posibilidad de una recesión leve…pero un dato extraordinario podría traer presiones inflacionarias implícitas.


@juansmusi

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