La mujer más guapa de Holanda es hombre

“Llegará el día en que será preciso desenvainar una espada por afirma que el pasto es verde” Gilbert Keith Chesterton

El certamen de belleza femenina llevado a cabo en Holanda ha tenido por ganador a un hombre de 22 años llamado Rik Kollé (ahora Rikkie Valerie Kollé), nacido en Breda, ciudad situada al sur de Países Bajos. Lo que los medios llaman “transición de cambio de sexo”, inicio cuando Rik contaba con 12 años, comenzó a usar inhibidores de la pubertad, a los 16 empezaría con hormonas femeninas y finalmente en enero de este año se llevó a cabo la cirugía de “cambio de sexo”. Siendo ganador del mencionado certamen, competirá por la corona en Miss Universo 2023, ya que acepta desde 2012 a hombres con mutilación genital o, como lo llamarían los medios masivos de comunicación “mujeres trans”.

Desde luego los titulares a nivel mundial han hecho eco de la noticia: “Rikkie Valerie Kollé, primera mujer trans en ganar Miss Holanda”, y además: “Insultos y críticas a Miss Holanda por ser mujer trans”. Dichos titulares mienten por cuanto llaman mujer trans al hombre, parece nimio pero esta verdad irrefutable es que ahora un hombre gana un concurso de belleza de mujeres, luego entonces es obvio que haya críticas a algo que resulta un insulto a la inteligencia. Y hay que repetirlo cuantas veces sea necesario: el “cambio de sexo” no existe, sólo es mutilación genital; usted nace hombre o mujer y morirá siéndolo. Dicha operación es un negocio farmacéutico ya que el individuo debe tomar la hormonación de por vida con secuelas terribles como depresión, ira, ansiedad o suicidio.

La pregunta infaltable es ¿En qué afecta a la sociedad el que otros se auto perciban de un sexo que no les corresponde? Que esa autopercepción dañada de sí mismo nunca se queda en el ámbito privado, trasciende en al mundo, dañando el tejido social: en las redes sociales, en las conversaciones habituales, exhibicionismo, copar los medios de comunicación, manipulación de las leyes, manipulación de la vida humana (vientres de alquiler, fecundación in vitro), manipulación del sistema de adopción (negarle a un niño un padre y una madre), manipulación del sistema de salud (destinar recursos para enfermedades reales como el cáncer para operaciones de “cambio de sexo”), y daño irreversible en el cuerpo humano (someterse a cirugías como la faloplastia, mastectomía, vaginoplastia donde las infecciones son comunes).

Los medios de comunicación omiten dolosamente hablar de los daños y más aún del arrepentimiento de los jóvenes que se realizan la cirugía, sin embargo está plasmado en un estudio dado a conocer por la SEGM (Society for Evidence Based Gender Medicine), de la Dra. Lisa Littman titulado “Estudio de personas que realizaron un transición médica o quirúrgica y posteriormente se detransicionaron”(1); en el que se indica que parte de los encuestados afirmó que la razón principal de la detransición fue sentirse más cómodos identificándose con su sexo natal y en otros casos, las complicaciones médicas o insatisfacción con los resultados físicos/demasiados cambios. La mayoría de los encuestados no estaban satisfechos con su decisión de hacer la transición (70%) y estaban satisfechos con su decisión de dejarla (85%). Y de manera alarmante, algunos participantes informaron que los médicos clínicos y de salud mental los presionaron para que se hicieran una transición médica.

Es menester señalar la terrible irresponsabilidad de los padres al no saber/querer orientar a sus hijos, el actuar dolosamente en detrimento de quienes debían haber protegido; a ellos se suman los amigos, las redes sociales, el personal médico, la industria del espectáculo, las leyes de un país. Desde luego, ha de respetarse a una persona con atracción al mismo sexo, no porque tenga una inclinación desordenada y/o practique la homosexualidad, sino por el hecho de ser persona, que debe ordenar sus afectos y su vida en general, so pena de dañarse a sí mismo y a la postre, dañar el tejido social. Toda esta monstruosa decadencia que se muestra en los aparadores del mundo y que es vomitada en nuestros televisores debe ser combatida precisamente en el lugar en el que nos encontramos ahora mismo.

Pareciera que nos hallamos en el cuento de Hans Christian Andersen “El nuevo traje del emperador”, donde todos aclamaban al rey y su “nuevo traje”, pasando por alto que realmente estaba desnudo. Hemos de ser como el niño que grita lo evidente “¡El rey está desnudo!” y no dejarnos doblegar por un mal entendido respeto que sólo es indiferencia y en última instancia un insulto a la inteligencia y un ataque frontal a la persona y a la familia misma. No debemos tener miedo a hablar con la verdad, debemos ser capaces de afirmar que así como el pasto es verde, la mutilación genital no transforma a nadie y un hombre jamás podrá ser una mujer…

*(1) Archives of Sexual Behavior: “Individuals Treated for Gender Dysphoria with Medical and/or Surgical Transition Who Subsequently Detransitioned: A Survey of 100 Detransitioners” Dra.Lisa Littman.

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